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El nerviosismo en la Bolsa china se extendió a otras partes del mundo, como Wall Street.

Cuando China se resfría, el mundo estornuda

La hiperglobalización de la economía origina exageradas reacciones a la ralentización del crecimiento chino: las materias primas se hunden y las Bolsas de todo el mundo se tambalean

Jorge Murcia

Viernes, 8 de enero 2016, 17:49

No hay lugar para los grises en la escala colores de la economía mundial. O blanco o negro. Se está demostrando una vez más en el caso chino. La ralentización del crecimiento económico del Gran Dragón asiático origina grandes sacudidas en el orden económico mundial. ... De ello dan fe el mercado de materias primas y las Bolsas de todo el mundo, hipersensibles a lo que se cuece en los parqués chinos.

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¿Qué le pasa a la economía china?

Los datos macroeconómicos de China ya los quisieran la mayoría de países del mundo. Pero cuando se comprueba que el Gran Dragón ya no crece a ritmo de dos dígitos como lo hacía hasta hace bien poco -el FMI vaticina que su PIB crecerá un 6,3% este año-, los mercados reaccionan plegando velas. Es cierto que la economía china se enfrenta a un reajuste como consecuencia de sus desequilibrios internos, focalizados fundamentalmente en el sector crediticio, inmobiliario y bursátil. Y que tanto la actividad manufacturera como los servicios muestran cierto estancamiento. Pero, a decir de muchos expertos, esta situación no justifica el nerviosismo y desorientación actual de los mercados. Y es que los inversores temen que el parón chino y el del resto de los países emergentes termine por zancadillear la incipiente recuperación global de la economía.

¿Qué ha sucedido en la Bolsa en China?

Los parqués chinos se han dejado casi un 10% de su valor en una semana realmente esquizofrénica. El regulador de los mercados chinos (CRMV) arrancó el año aplicando una herramienta pensada para acabar con las grandes fluctuaciones que se registran en la Bolsa china, que vivió una gran crisis el pasado verano. Los analistas achacan la alta volatilidad que reina en los parqués del Gran Dragón no sólo a la coyuntura macroeconómica, sino también al hecho de que el 80% de los accionistas del país son pequeños inversores que en muchas ocasiones no tienen la cultura financiera suficiente para desenvolverse con calma y prudencia en ese medio ¿Y en qué consiste ese cortafuegos o freno de emergencia activado por las autoridades? Cuando el índice CSI 300 sube o baja un 5%, las operaciones bursátiles se suspenden durante 15 minutos. Es un primer aviso. Si tras la reanudación de la sesión vuelve a pasar lo mismo, queda suspendida definitivamente durante ese día.

¿Y qué ha pasado en realidad?

Según las autoridades chinas, el mecanismo "es de gran ayuda para estabilizar los mercados, ya que proporciona un periodo de reflexión que reducirá el número de operaciones precipitadas en momentos de gran oscilación". Pero lo cierto es que el remedio ha resultado peor que la enfermedad: la realidad es que ante el primer toque de atención los inversores se dejan llevar por el pánico y, por miedo a un prematuro cierre de los mercados, multiplican sus órdenes de venta. Que fue lo que finalmente sucedió tanto el lunes como el jueves.

¿Han aplicado las autoridades chinas alguna otra medida?

El martes, después del primer cierre anticipado de la sesión bursátil, el Banco Central de China intervino para tratar de estabilizar los mercados con una inyección de capital de 130.000 millones de yuanes (unos 18.500 millones de euros). La medida sirvió para que las bolsas de Shanghai y Shenzhen cerraran el día con una caída de sólo el 0,26% y el 1,86% respectivamente. Además, la CRMV anunció el jueves la renovación de algunos límites a las ventas de los grandes accionistas impuestos en agosto, y que en teoría debían haber finalizado el viernes. En virtud de esa norma, durante los próximos tres meses los accionistas con más del 5% del capital de une empresa no podrán vender más de un 1% de los títulos. Y tendrán que comunicar al mercado sus pretensiones de hacerlo al menos con 15 días de antelación.

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¿Cómo se contagia la crisis china al resto del mundo?

La desconfianza ante la marcha de la economía china impacta de forma directa en el mercado de las materias primas y, como consecuencia de ellos, en el conjunto de los otros países emergentes. No hay que olvidar que China es el mayor consumidor mundial de recursos básicos, y economías como la rusa o brasileña, grandes proveedores de estos bienes, sufren en carne propia el descenso de la demanda china. Lo que a su vez afecta a las grandes corporaciones que cuentan con intereses en estos países. Una situación de incertidumbre que prende la mecha del nerviosismo en todos los mercados mundiales de renta variable, no solo en el chino: sin ir más lejos, la Bolsa española ha registrado el peor inicio de año de su historia que ha hecho caer al Ibex-35 por debajo de los 9.000 puntos.

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