Isidro Elezgarai, la cara de Laboral Kutxa, se jubila tras 35 años de actividad

En realidad, Elezgarai es mucho más que la cara visible de la caja: es cinturón negro de taekwondo, Hermano Mayor Honorario de la Virgen de Begoña, Gigante de Bilbao en 2009, Villano de Honor, premio Bihotza Sariak, exconsejero de Cáritas, pregonero de la Aste Nagusia en 2010, vocal del Consejo de Unicef en Euskadi, el académico de la Academia vasca del Cerdo (Txarriduna) que ocupa el sillón Criadillas, pregonero de la Semana Santa de 2005, inspirador del cóctel bautizado como 'Isidroni'...

Con semejante currículum es evidente que Isidro Elezgarai es un maestro en el cultivo de las relaciones personales, en el cuerpo a cuerpo cordial y sincero. Es un buen tipo que despliega su carácter generoso tanto en lo personal como en lo profesional, ámbitos que a menudo se confunden porque, al fin y al cabo, ambos son regidos por los mismos valores. «Los del humanismo cristiano», suele decir él, un convencido del cooperativismo como sistema bajo cuyas coordenadas, proclama, aún hay tiempo para construir una sociedad más justa y solidaria.

Tras poner fin a su trayectoria profesional, Elezgarai redoblará su implicación en las causas solidarias con las que siempre ha tenido una vinculación especial. También seguirá necesitando veinte minutos para recorrer cien metros por la calle Ledesma entre saludos, besos, recuerdos, cachetes y vaciles con amigos y conocidos que salen de cada esquina. Y, naturalmente, mantendrá su posición como dinamizador destacado de la vida social bilbaína y de la hostelería local.