Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Jorge Murcia
Viernes, 20 de noviembre 2015, 10:48
No suele ser la norma, desde luego, pero a veces sucede que el trabajo sí es un juego. Lo saben bien los desarrolladores y diseñadores que se ganan la vida en la industria del videojuego, que en la última década -y a pesar de la ... crisis económica- ha experimentado un magnífico impulso. La madurez de este sector productivo corre paralela, como no podía ser de otra forma, al crecimiento de un mercado que en 2014 movió 23.188 millones de euros en todo el mundo. En España la cifra alcanzó los 763 millones, según un estudio elaborado por EAE Business School. Supone nada menos que un 31% más respecto a los datos registrados en 2013.
Como cualquier otra industria, la del videojuego necesita mano de obra cualificada. Y esa demanda de profesionales ha alentado la creación en España de varios centros formativos especializados en ese sector del ocio. Uno de ellos es el DigiPen Institute of Technology. Una universidad privada fundada hace 17 años en Redmon, en el estado de Washington (EE UU), que en 2010 decidió abrir una 'sucursal' europea en la localidad vizcaína de Zierbena.
DigiPen ha alumbrado ya dos promociones de alumnos que por lo general no tardan ni dos meses en encontrar acomodo en el mundo laboral. Estos son algunos ejemplos de ello.
Kaia Estudios, una ilusión colectiva
Aitor Gómez, Aitor Tejedor, Jon Sánchez, Eneko Egiluz y Juan Sampedro son cinco jóvenes vascos con edades comprendidas entre los 22 y 33 años. Los cuatro primeros acaban de terminar los estudios en DigiPen. El último de ellos aún cursa Bellas Artes en la Universidad del País Vasco (UPV). Todos comparten una ilusión, la de dar a luz su primer proyecto: un videojuego creado de principio a fin por ellos mismos. El vehículo para alcanzar ese sueño se llama Kaia Estudios, que tiene como sede una pequeña estancia ubicada en el mismo edificio que alberga DigiPen en Zierbena.
Ordenadores, mesas, sillas -y mucha dedicación- son las herramientas con las que este grupo de desarrolladores informático iniciaron su andadura en el mundo laboral, nada más concluir su periodo formativo de cuatro años. Una experiencia «dura, porque aparte de las horas lectivas, luego tienes que sacar adelante los trabajos que te encargan en cada asignatura», asegura Jon. «Casi nunca estábamos aquí menos de diez horas diarias. Y también muchos sábados», añade.
Al terminar el tercer curso ya tenían más o menos claro por dónde habría de transitar su futuro profesional. Por eso durante el último año de carrera trabajaron «como un colectivo» que finalmente cristalizó en Kaia Estudios. Los cuatro programadores, encargados de la parte técnica, necesitaban un esteta, responsable de la tarea artística. Lo hallaron en Juan, que pese a estudiar Bellas Artes tenía experiencia previa en el mundo de los videojuegos (colaboró con Iron Belt, otra pequeña productora que lanzó al mercado 'Battle for Gea', un videojuego de cartas coleccionables).
En mayo los cinco se pusieron manos a la obra para crear su primer videojuego, aunque tras el verano tuvieron que reformular su apuesta. «La primea idea que tuvimos se nos fue un poco de las manos. Era demasiado ambicioso. Así que en septiembre la cambiamos por algo más modesto», rememora Eneko.
Ese «algo más modesto» se llama 'Dynasty Feud' un juego de lucha que enfrenta a clanes o familias de diversas etapas históricas. Por ejemplo, a vikingos contra vaqueros, o samuráis. Se trata de un videojuego intuitivo, de fácil asimilación, concebido para el formato multijugador, que explota la modalidad de partidas 'on line'. «Y pensado sobre todo para ordenadores personales. Porque en los móviles y tabletas hay mucha saturación de juegos. Es muy difícil conseguir visibilidad, necesitas destinar al marketing unos recursos de los que no disponemos», cuentan.
La plataforma elegida para encontrar una salida al mercado es Steam, líder mundial en descargas de videojuegos. El primer paso a la hora de conseguir un hueco en la estantería virtual de este gigantesco escaparate es colgar una especie de 'demo' o tráiler que represente lo más fielmente la esencia del videojuego. A partir de ahí serán los fans de todo el mundo los que puntúen el producto. Es la gran criba que permitirá a los gestores de Steam dar entrada al videojuego o condenarlo a galeras. «Pero también tenemos previsto hablar con Microsoft o Sony», los imperios de la X-BOX y la Play Station respectivamente.
Pero 'Dynasty Feud' es aún una criatura incompleta. Sus creadores esperan acabarla «para agosto del año que viene», aunque esta semana que empieza la tienen marcada en rojo: será cuando se celebre el Fun&Serious Game, el gran festival del videojuegos que alberga Bilbao, y que se convertirá en el primer gran test para 'Dynasty Feud'. El público asistente al evento tendrá la oportunidad de jugar con él y aportar las opiniones con las que el equipo de Kaia Estudios terminará de pulir su producto. «Y tampoco hay que descartar que haya 'ojeadores' entre los asistentes», se animan.
Videojuegos para detectar defectos visuales
Ismael Serrano era de esos chicos a los que sus madres iban a buscar a las salas de recreativos para alejarlso del vicio de los 'pinballs' y videojuegos. Por eso, este sestaoarra de 29 años no dudó en abandonar su trabajo de informático en una empresa (había cursado dos grados de informática con anterioridad) para ingresar en DigiPen. «Una de las muchas cosas que me convencían del centro era que distinguía entre las ramas de Arte y Programación», asegura. Se decantó por esta última, como por otra parte hacen la mayoría de alumnos de DigiPen.
Este año, antes de concluir los estudios, una 'headhunter' (cazatalentos) londinense se puso en contacto con él y otros dos compañeros de promoción, que acabaron 'fichados' por Davalor Salud, una empresa de investigación tecnológica aplicada a las ciencias de la salud. Como por ejemplo, la optometría. La firma catalana -que cuenta con una sede en Pamplona- ha patentado un método de detección de problemas visuales a través de los videojuegos: un ingenio llamado Evaluador de Visión Automatizado (EVA), además de recoger los datos físicos del paciente, le somete a una analítica y diagnóstico mientras éste se entretiene con videojuegos adaptados a su edad y gustos.
En sólo cinco minutos -con técnicas convencionales se tarda incluso una hora- el EVA realiza un examen optométrico completo -con más de 75 parámetros- para detectar problemas de visomotricidad (incapacidad para coordinar la visión con movimientos corporales, por ejemplo a la hora de coger un objeto), y otros como estrabismo.
La clave está en el 3D. «Cuando tú ves una película en este formato, tus ojos ven una imagen que, por así decirlo, puede 'saltar' a dos metros de ti. Pero en realidad tú tienes puesta la mirada sobre una pantalla situada a 15 metros», explica Ismael. «De esta manera, con los videojuegos 3D los ojos de la persona en cuestión se preparan para un diagnóstico visual mucho más certero» por parte del EVA. El producto se empezará a comercializar en breve entre las ópticas, que supuestamente ganarán en fiabilidad de diagnóstico y en ahorro de tiempo.
Ismael es uno de los encargados de desarrollar estos videojuegos, que además de servir para el diagnóstico, también se emplea como terapia para gente con problemas de visión. Es la parte 'serious' del mundo de los videojuegos.
En la Meca de los videojuegos en España
Asier Alzola (Galdakao, 22 años) también iba para informático. No llegó a cursar los estudios (lo tenía todo preparado para iniciarlos en Deusto), porque se enteró de que en Vizcaya habían implantado un centro formativo en videojuegos. «Decidí cambiarme a última hora porque se trataba de una carrera muy especializada en algo concreto que además me gustaba mucho. Yo siempre he jugado mucho a videojuegos. Y el hecho de poder trabajar fabricándolos era algo que me atraía», cuenta.
Esa pasión le hizo sobrellevar mucho mejor una carrera que «aunque no me pareció excesivamente difícil, sí que requiere mucho trabajo. Y como es algo que te gusta, pues le pones más interés». Como le sucedió a la mayoría de compañeros de promoción, no tardó en encontrar acomodo en el mundo laboral una vez terminados los estudios. «Un profesor mío supo que un estudio de videojuegos estaba trabajando en nuevos proyectos. Les dio mi referencia, se pusieron en contacto conmigo, me hicieron una entrevista, y me ficharon», resume.
Esa empresa en la que Ander trabaja ahora mismo es Mercury Steam, desarrolladora de juegos de triple A. Es decir, aquellos distinguidos con la máxima certificación de calidad, los que por presupuesto para producción y marketing acaban generando una gran demanda entre los usuarios. Mercury Steam es el estudio «más grande que hay en España» (está radicado en San Sebastián de los Reyes), responsable de producciones como Castlevania.
En la actualidad tanto Ander como sus compañeros trabajan en un nuevo proyecto, del que por cuestiones de confidencialidad no puede dar detalles. Pero este joven vizcaíno ambiciona «crear algún día un estudio independiente». Se sabe sobradamente preparado para ello, pese a la proliferación de productoras -algunas voces ya hablan incluso de una nueva burbuja- y la democratización de «un montón de motores y herramientas que permiten a personas sin grandísimos conocimientos en la materia desarrollar sus propios videojuegos».
Pero también es consciente de que haber estudiado «en un centro como DigiPen que tiene muchísimo prestigio y experiencia. Y que ofrece un modelo educativo que ya funciona muy bien en otros sitios del mundo».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.