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Ana Barandiaran
Jueves, 12 de noviembre 2015, 03:02
Bradley Birkenfeld es la persona que mayor recompensa se ha embolsado por un chivatazo sobre un fraude fiscal. Aunque en Europa no es tan conocido como Hervé Falciani, que desveló los secretos de la filial suiza del HSBC, este bostoniano es una leyenda en su ... país, Estados Unidos, tras ganar 104 millones de dólares por denunciar los trapicheos del banco helvético UBS con las grandes fortunas norteamericanas.
La jugada le salió bien, pero no gratis. Tuvo que pasar dos años en prisión al ser hallado culpable de un delito de conspiración aunque al salir en 2012 su abogado le entregó el cheque con el botín para olvidar las penas carcelarias. Todavía está con la condicional, pero se prevé que este mismo mes quede totalmente libre. Dice que quiere viajar a Europa. Quién sabe si pasará por España para exponer los beneficios de premiar a los delatores -en EE UU se denominan 'whistleblowers'-, una figura que no está contemplada en la legislación nacional pese a contar con defensores como la asociación de los inspectores de Hacienda. Puede que la iniciativa gane impulso ahora que los partidos políticos prometen grandes avances en la lucha contra el fraude fiscal ante la proximidad del 20D.
No obstante, Birkenfeld no está nada satisfecho con el funcionamiento del sistema en EE UU. Se queja de que ninguno de los 30 millonarios a los que denunció ha ido a la cárcel, solo él. También afirma que las autoridades norteamericanas no sacaron todo el provecho posible de la información que les facilitó. Incluso considera insuficiente la recompensa, dado que gracias a su chivatazo cundió el pánico y cerca de 50.000 ricos regularizaron unos 7.000 millones de dólares. El cálculo de su premio se hizo sobre la sanción de 780 millones que UBS tuvo que abonar en 2009 al Fisco estadounidense tras admitir que había ayudado a esconder el dinero de grandes fortunas del país en Suiza.
Birkenfeld ya apuntaba maneras desde el principio de su carrera. Nacido en 1965 en las afueras de Boston e hijo pequeño de un neurocirujano, desembarcó en el mundo de las finanzas con unas prácticas en el State Street Bank. Ya allí detectó irregularidades y se puso a hacer copias de documentos delicados hasta que lo pillaron y despidieron. Entonces se fue a Suiza, primero a Credit Suisse, luego a Barclays y por último a UBS. Para cuando llegó a esta última entidad ya gestionaba fortunas de peso como los 200 millones del millonario Igor Olenicoff. Birkenfeld dio a las autoridades norteamericanas todo tipo de detalles sobre cómo les entrenaban para captar ricos de su país -herencias, emprendedores que acababan de vender su negocio...- y prometerles todo tipo de ventajas y comodidades en el escondrijo helvético.
¿Es exportable el modelo a España?
Pero el éxito obtenido con Birkenfeld representa más bien una excepción en el historial de los chivatazos sobre fraude fiscal en EE UU. Hay muchas quejas sobre el mal funcionamiento del sistema. La IRS -Internal Revenue Service- no paga al delator hasta cinco o siete años después de la denuncia porque espera a que todos los recursos posibles se agoten. Solo hay once recompensas fijadas con la regulación más generosa de 2006, que permite premiar con hasta el 30% del dinero recaudado. En 2014 se presentaron 14.360 denuncias y se abonaron 101 recompensas por un importe total de 52 millones.
¿Es exportable el modelo a España? Los inspectores de Hacienda opinan que sí y, de hecho, es una medida que llevan tiempo reclamando. Para la abogada del Estado Elisa de la Nuez lo que hace falta es una regulación para proteger a los 'whistleblowers' de posibles represalias. Así lo apuntó en una entrevista con EL CORREO, cuando recordó los problemas que sufrió la trabajadora del Ayuntamiento de Boadilla que denunció la trama Gürtel. Sin embargo, Valentin Pich, presidente del Registro de Economistas y Asesores Fiscales (REAF), no ve que algo así encaje con la mentalidad española porque generaría «una sociedad crispada». «Me parece más interesante que se habilite a la Administración a comprar información de defraudadores como hacen en Alemania», afirma.
Aunque sin recompensa, las denuncias de los ciudadanos sí funcionan en España. La Agencia Tributaria recibe unas 10.000 al año aunque solo un 10% desemboca en la apertura de un procedimiento de inspección. Un alto porcentaje procede de la sed de venganza; trabajadores despedidos de malos modos que desvelan la contabilidad 'b' del empresario; divorciados que afloran la fortuna que el cónyuge quiere ocultar.... En la Hacienda de Bizkaia se interponen unas 100 denuncias al año, de ellas un 12% son anónimas. El 75% se archiva por ser inconsistentes o faltar datos.
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