La competitividad es para las empresas el necesario e imprescindible aval para su continuidad, para su futuro. Es estar vivo en el mercado y abrir nuevos. Es defender tu diferencial ante la competencia. Es ser imán de la inversión. Es tener acceso a la financiación. ... Es vender tu producto, proceso o servicio a los clientes. Es estar luchando, día a día, por un proyecto que crea empleo y riqueza en la sociedad.
Por eso, y como asociación empresarial, nos preocupa y nos ocupa la competitividad de nuestras empresas. Esa y defender sus intereses son nuestra razón de ser. Porque de ello depende que nuestro entorno más inmediato sea próspero y atractivo para el resto, que seamos capaces de mantener las altas cotas de bienestar social que hemos tejido con tanto esfuerzo, especialmente desde la década de los ochenta, apoyándonos en un instrumento jurídico fundamental e importante como es el Concierto Económico.
La competitividad, ganar enteros en este terreno, es lo que está haciendo que 2015 sea, por fin, el año del inicio de la recuperación económica. Algunas estimaciones hablan de que la Comunidad Autónoma Vasca podría concluir el año con un crecimiento del 3,6% de su Producto Interior Bruto (PIB). En Álava, concretamente, tenemos 9.711 empresas registradas, 71 más que hace un año; ha aumentado en 1.171 personas el número de afiliados a la Seguridad Social en el último ejercicio; y el paro ha bajado en 2.393. Y eso con una industria que remonta lenta pero de forma segura, mientras avanza camino de su conversión 4.0.
Mejora de la competitividad
En esta travesía de siete años muchos han sido los factores y agentes que han sumado para que la mejora de la competitividad, lejos de abonarse al milagro, mejore sus ratios entre nuestras empresas: empresarios/as, trabajadores/as, 'algunas' formaciones sindicales, administraciones públicas, la Banca, el precio del crudo, la Bolsa, el dólar, el euro...
Los empresarios y empresarias alavesas, así como su organización empresarial de referencia, SEA Empresarios Alaveses, no hemos esperado a lo que 'otros' pudieran hacer por nosotros. Sin esperar ayudas o colaboraciones externas nos pusimos de manera concertada a trabajar sobre los puntos más críticos y clave que podrían oxigenar a nuestras compañías: El impulso a la innovación entre pymes y micropymes, específicamente; animar la financiación bancaria; promover una fiscalidad justa y adaptada a la realidad de nuestra competencia en Europa y el mundo; potenciar el acuerdo en materia de negociación colectiva; y, luchar contra el elevado coste energético.
En cada uno de estos puntos hemos conseguido avances sustanciales sin los que, me atrevo a decir, no estaríamos en Álava hablando del año de la recuperación económica.
Negociación colectiva
Me pararé especialmente en los dos últimos puntos críticos citados. En materia de negociación colectiva SEA ha conseguido llegar a un preacuerdo de eficacia limitada con CC.OO. y UGT en la industria del metal. Consenso por la paz social que, al tiempo, será de aprovechamiento universal. Cuánto ganaría la sociedad si todas las centrales sindicales estuvieran por la aportación y no por la confrontación gratuita y estéril.
En cuestión energética SEA ha hecho historia planteando de manera pionera desde una asociación empresarial una subasta de energía eléctrica en baja tensión. Dos han sido las convocatorias. En la primera abrimos camino en solitario y 160 empresas consiguieron un ahorro medio del 21% en concepto de energía en su facturación eléctrica. A la segunda, y a raíz de estos resultados, se han sumado nueve asociaciones patronales más, nuestra vecina ADEGI entre ellas, tomando parte 918 empresas que han obtenido un ahorro medio del 12,3% por igual concepto.
Hemos abierto una vía nueva, una vía que nadie había recorrido hasta la fecha. Las empresas están notando su impacto en 'caja' de manera directa y están ganando en competitividad y en seguridad porque ahora saben exactamente lo que pagan y lo que consumen. Ahora tienen una certidumbre que antes no tenían y pueden ofertar su producto sin miedo a la variable eléctrica y a que ésta les pueda recortar márgenes o hacer entrar en pérdidas por las caprichosas fluctuaciones del precio de la luz.
Esta vía y el éxito que está teniendo han hecho que ya nos planteemos ampliar la fórmula hacia otras fuentes energéticas como el gas. Estamos estudiando su articulación y en el futuro podríamos lanzar una oferta de compra agrupada en este campo.
Este nuevo servicio es fruto del cambio de chip que también hemos afrontado y asumido en SEA a raíz de la crisis. Al igual que nuestras empresas, hemos abandonado la zona de confort para buscar soluciones imaginativas, eficaces y eficientes junto a ellas y para ellas. Es un camino sin retorno que marca un antes y un después en nuestro portfolio, que habla de nuestra capacidad de respuesta y que renueva nuestro compromiso con nuestros asociados.
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