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José Luis Galende
Miércoles, 7 de octubre 2015, 02:18
Al enemigo, ni fotos. Ese fue el lema que el sindicato ELA aplicó ayer en la reunión que sus dirigentes mantuvieron con los responsables de Confebask, en la que es de suponer que la cortesía alcanzara para servirles agua. Las relaciones de la central que ... dirige Adolfo Muñoz, Txiki, con las organizaciones patronales son tan distantes que el primer sindicato vasco vetó la presencia de fotógrafos de los medios de comunicación en la cita celebrada en su sede. El encuentro forma parte de la ronda de contactos que mantiene el nuevo presidente de la patronal, Roberto Larrañaga, tras acceder al cargo a finales de julio.
ELA teme que una foto conjunta de sus líderes con los representantes empresariales pueda dar una imagen de normalidad en las relaciones que no existe ni siquiera en proyecto, y por ello optó por prohibir, en contra de lo habitual en este tipo de encuentros, la toma de imágenes. En la reunión, según comunicó en una nota de prensa, la central recordó a Confebask algunos de los desencuentros que mantiene con las patronales y que considera «esenciales», entre los que destaca el culparlas del «efecto demoledor» que su actitud, junto con las reformas laborales, ha causado en la negociación colectiva. Un proceso que, según han recordado otros líderes de sindicatos que se han reunido con Larrañaga en los últimos días, mantiene sin convenio y sin subidas salariales desde hace varios años a cerca de 400.000 trabajadores vascos por cuenta ajena, el 60% del total.
La cita tuvo lugar en la sede central de ELA, en Bilbao, y a la misma acudieron por parte de Confebask el presidente y los miembros de su ejecutiva Jon Bilbao y Eduardo Aréchaga. ELA no comunicó qué representantes de su dirección fueron sus interlocutores.
Según reza el comunicado del sindicato, sus responsables espetaron a los directivos empresariales los principales reproches que les han dedicado durante los últimos años a través de los medios de comunicación y en los numerosos mítines que sus portavoces han protagonizado. En primer lugar, censuraron que la patronal «actúa a sabiendas de que tiene el apoyo de los gobiernos, que le dan todo lo que pide y, desde esa posición de privilegio, ha decidido romper todos los equilibrios». Ello ha propiciado, continúa, una organización que «piensa y actúa con licencia para todo», de lo que son «fiel reflejo» las recientes polémicas declaraciones del presidente de Adegi, Pello Guibelalde, sobre los jóvenes, que han levantado una gran polvareda sindical.
También transmitió ELA a sus interlocutores su «radical oposición a todas las estrategias patronales» que tienen por objeto limitar la libertad y las estrategias sindicales. Y al respecto, les recordó otro asunto especialmente polémico: un documento que la central atribuye a Confebask -organización que ha negado su paternidad- en el que se defendía «un procedimiento para quitar la condición de sindicato a ELA y LAB»; hecho que, censuró, «refleja la posición de fondo que defiende» la patronal vasca.
La nota, pese a las críticas escritas en un lenguaje comedido, recoge la advertencia a la organización empresarial de que «hará todo lo que esté en su mano para impedir la caída salarial», para «dignificar el trabajo (nunca los contratos nuevos han sido más miserables que ahora)», y de que dará «prioridad a las políticas sociales y a la solidaridad». A la vez, lamenta la proliferación de «empresarios piratas» que terminan «imponiendo las reglas de la competencia en la clase empresarial», en las que «la vulneración de los derechos laborales es sistemática». Y culmina rechazando su participación en las «mal llamadas mesas de diálogo social».
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