Tras el deshielo, los negocios

Hablamos en todo caso de dos mercados que presentan fortalezas y también debilidades- muy distintas. Y que, a día de hoy, "tienen una aportación residual al comercio exterior vasco", explica Pablo Martín, del departamento económico-fiscal de Confebask. En ninguno de los dos casos llegan al 1% de las exportaciones totales de la Comunidad Autónoma vasca. El pasado año Euskadi vendió a Irán mercancías por valor de 78 millones de euros, lo que coloca al país persa en el puesto número 43 en destinos de exportación. En cuanto a Cuba, el intercambio comercial arrojó unas ventas de 106 millones de euros (puesto 35). De ahí que el potencial de mejora sea enorme en ambos casos.

Irán, por el volumen y estado actual de su economía, y dimensión demográfica, se configura como un mercado muy apetitoso para las empresas vascas. El país tiene casi 80 millones de habitantes, una amplia clase media con un relativamente alto nivel cultural, y mucha tarea por delante para recuperar terreno tras los años perdidos debido a las sanciones internacionales. "Es un país con una tradición industrial muy arraigada. El bloqueo ha hecho que los equipamientos industriales hayan sufrido un gran deterioro. Tiene enormes necesidades de bienes de consumo, de equipo, y de infraestructuras", asegura Miren Madinabeitia, directora de Internacionalización de la SPRI (Agencia Vasca de Desarrollo Empresarial).

Euskadi, cree Madinabeitia, está bien posicionada para aprovechar las oportunidades de negocio que se abren en Irán. Recuerda que el iraní es un mercado apoyado históricamente por las Cámaras de Comercio vascas a través de la organización de misiones comerciales directas. "En noviembre hay prevista una misión liderada por la Cámara de Comercio de Bilbao", precisa. A comienzos de este año, y en previsión de que, como así fue, se anunciara el paulatino levantamiento del embargo sobre el país, la SPRI comenzó a colaborar con una consultora local para explorar nichos de mercado.

Históricamente la balanza comercial con Irán ha sido deficitaria para Euskadi. "Hasta el endurecimiento de las sanciones internacionales era uno de nuestros principales proveedores de petróleo. Importábamos por valor de casi 1.000 millones de euros (año 2008). El 95% correspondía a petróleo y gas. Pero a partir de entonces otros países han venido a ocupar ese lugar", expone Pablo Martín. Tanto es así que en 2014 las compras a Irán apenas alcanzaron los 32 millones de euros. En cuanto a las exportaciones, los principales productos vendidos al país de Oriente Próximo fueron hornos eléctricos industriales o de laboratorio; centrifugadoras y aparatos para filtrar o depurar líquidos o gases; preparados para la construcción y productos laminados.

El energético es uno de los sectores en los que la SPRI detecta una clara oportunidad de negocio. Irán cuenta con una de las mayores reservas de petróleo y gas del mundo, y su gobierno contempla planes de inversión en este campo por valor de 500.000 millones de euros hasta 2025. Además, prevé un considerable aumento de la capacidad productiva de la industria petroquímica. Irán refina el petróleo que extrae de sus yacimientos, y las instalaciones para llevar a cabo este proceso necesitan grandes inversiones.

Empresas vascas como Tubos Reunidos tienen mucho que decir en este sector. La firma alavesa ha formado parte de la misión comercial española que esta semana ha visitado Irán, compuesta por otras 39 compañías y un grupo interministerial de Fomento, Industria y Asuntos Exteriores. Tubos Reunidos lleva unos 35 años comerciando con el país de Oriente Medio, aunque las guerras y las sanciones económicas han acabado por convertir en casi residual su volumen de exportación a Irán.

Sin embargo, las posibilidades que se abren en un futuro que se aventura no muy lejano son enormes. "Irán es una economía que, en contra de lo que mucha gente cree, tiene una industria muy diversificada. No sólo se dedican al 'oil&gas'. También tienen un importante sector de generación eléctrica, siderúrgico, o de automoción", explica el director comercial del Grupo Tubos Reunidos, Antón Pipaón. "Las sanciones y el bloqueo han generado muchas necesidades a su industria. Además, si Irán quiere volver a su máxima capacidad de producción tanto de gas como de petróleo necesitan unas grandes inversiones en equipamientos", añade el directivo.

Otra empresa que puede beneficiarse del nuevo panorama económico-político en Irán es Babcok Valves, que suministra válvulas al país persa desde hace 20 años. La empresa con sede en Ortuella (Bizkaia) sufrió el endurecimiento del embargo internacional en estos últimos años. Parte de los productos que vendía a Irán -como válvulas de fuelle u otros materiales compuestos en más de un 25% de níquel o 20% de cromo- fueron vetados. Así que pasaron de exportar mercancía por valor de casi 9 millones de euros en 2009, a poco más de 4 en 2013.

Otro sector que presenta buenas perspectivas en este caso para las empresas vascas de componentes- es el de automoción, el segundo más importante del país. Irán, con 1,5 millones de unidades al año, es el mayor fabricante de vehículos de su área geográfica. La minería, el acero y el cemento son otros nichos de mercado detectados por la SPRI.

Sin embargo, persiste una barrera que por el momento no se ha logrado derribar, y que dificulta sobremanera las normales relaciones comerciales con Irán. "El país está todavía fuera del código internacional bancario Swift, por lo que no se pueden hacer transacciones internacionales. Esperamos que el problema se resuelva en los próximos meses", comenta Madinabeitia. "El bloqueo bancario ha sido el principal obstáculo que hemos encontrado en los últimos años para el comercio con Irán. Ninguno de nuestros productos estaban vetados, pero era casi imposible hacer negocios en esas condiciones financieras", añade Pipaón.

Buena sintonía con Cuba

El caso de Cuba y Euskadi podría asemejarse al de un matrimonio bien avenido al que le queda un gran margen de compenetración. Hay un buen puñado de empresas vascas que mantienen relaciones comerciales con la isla caribeña desde hace varias décadas, y que representan "el 60% de las exportaciones españolas a Cuba", destaca la directora de Internacionalización de la SPRI. Son casi 130 las empresas vascas que comercian con el país caribeño, y 33 de ellas mantienen presencia en la isla, aunque sólo una tiene una implantación de carácter productivo.

La mejora de las expectativas de negocio en la isla se sustenta en varios factores. Uno de ellos es la Ley de Inversión Extranjera aprobada por el gobierno de Raúl Castro. Un nuevo maro regulatorio que incluye la creación de la zona especial de desarrollo Mariel, un proyecto "dirigido a fomentar el desarrollo económico sostenible de la nación, a través de la atracción de inversión extranjera, la innovación tecnológica y la concentración industrial, garantizando al mismo tiempo la protección del medio ambiente", tal y como reza su página web.

Según la SPRI, hay una empresa vasca, de tamaño medio y del subsector de la refrigeración, con planes para instalarse en esa zona. Las compañías que se establezcan en Mariel podrán acceder a contratos de servicios de mantenimiento y reparación, una actividad que hasta el momento estaba reservada a las empresas cubanas. Supone, como destaca Madinabeitia, "un punto de inflexión en el que se propone un nuevo modelo económico en el que se generan nuevas normativas y se homologan los procesos. Pero no es algo que se haga de la noche a la mañana".

La normalización de las relaciones políticas entre Cuba y Estados Unidos es otro de los puntos clave en el nuevo escenario que se le abre a la isla caribeña. El gobierno cubano espera duplicar en breve su cifra de visitantes: de dos a cuatro millones. Eso genera unas necesidades que en la actualidad no puede cubrir el actual parque hotelero cubano. España es líder indiscutible en este sector, aunque pesan en su contra las frías relaciones que mantiene con el régimen de Raúl Castro. En este campo de juego, el diplomático, Euskadi juega con ventaja.

Las compañías vascas pueden aprovechar el hecho de que el turismo actúa como "locomotora que arrastra a otros sectores", tal y como describió recientemente el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera de Cuba, Rodrigo Malmierca, durante una jornada con empresarios españoles organizada por la CEOE. La mayoría de las empresas vascas con intereses en la isla pertenecen al sector industrial y están especializadas fundamentalmente en infraestructuras y bienes de equipo.

Este mismo año la SPRI identificaba "la ausencia de cobertura de seguro de crédito a la exportación" como una de las grandes rémoras a la hora de participar en proyectos que pueda acometer Cuba, que además cuenta con una economía estatalizada, escasamente eficaz y con pocos recursos económicos. "Pero ahora, y a diferencia de lo que ocurre con Irán, las compañías de seguros ya están empezando a cubrir ese crédito", matiza Pipaón.