Manu Alvarez
Jueves, 10 de septiembre 2015, 00:04
El presidente de Kutxabank, Gregorio Villalabeitia, está a punto de imprimir un giro radical a su estrategia de perfil público bajo, que se autoimpuso tras asumir la máxima responsabilidad de la entidad financiera a finales de noviembre de 2014. Durante los nueve meses que han ... transcurrido desde su llegada a la Presidencia, apenas había comparecido una vez ante los medios de comunicación -a finales del pasado mes de febrero- y protagonizado dos intervenciones, de corte protocolario, en sendos actos organizados por otras instituciones. Pero en la última semana de este mes, sin embargo, lanzará una auténtica ofensiva para explicar su visión sobre el futuro del sector financiero y la nueva estrategia del banco, que incluirá una reducción de plantilla que fuentes sindicales estiman en unos 300 empleados.
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La primera de las apariciones públicas de Gregorio Villalabeitia se producirá el miércoles 23 de septiembre, en una conferencia que pronunciará en el Palacio Euskalduna y que ha sido organizada por la patronal vizcaína Cebek. Situación de la banca 2015 y evolución financiera de las empresas vascas es el título de la charla, que estará seguida de un coloquio en el que los asistentes podrán trasladar preguntas al primer ejecutivo del banco vasco. Apenas seis días más tarde, el martes 29, Villalabeitia participará en una mesa redonda organizada por la patronal alavesa SEA dentro del cliclo Diálogo a tres. Estará acompañado en este acto por el presidente de Petronor, Emiliano López Achurra, y por el consejero delegado de la firma alavesa Ramondín, José Miguel Munilla. Una día más tarde, el miércoles 30, Villalabeitia participará en una mesa redonda organizada en Bilbao por el diario económico Expansión para hablar sobre «la importancia de la financiación como motor de reactivación económica».
Cambio drástico
Todo apunta a que el cambio de estrategia en torno a la proyección pública del presidente de Kutxabank está forzado por la coyuntura interna de la entidad, que afronta un último trimestre del año trascendental. El consejo de administración acaba de aprobar un nuevo plan estratégico, del que tan sólo se conocen algunas pinceladas y objetivos de referencia, y está ya confirmado que en las próximas semanas el banco anunciará una importante reducción de plantilla mediante jubilaciones anticipadas. Un recorte que los sindicatos estiman en torno a 300 empleados pero que otras fuentes creen que será superior. Esa inflación de comparecencias públicas, a las que Villalabeitia siempre se ha mostrado refractario, estaría justificada en la necesidad de explicar no sólo los objetivos de la entidad, sino también las razones que van a llevar a la dirección a adoptar medidas de ajuste, entre las que al parecer también se encuentra el cierre de sucursales. Y es que, apuntan algunas fuentes, aunque el recorte de plantilla se hará mediante jubilaciones anticipadas, la negociación de las condiciones concretas no estará exenta de tensiones entre la dirección y los representantes sindicales.
De gira
Esta semana, Villalabeitia y el consejero delegado, Javier García Lurueña, han desarrollado una especie de road show interno en las oficinas centrales de Bizkaia, Gipuzkoa y Álava, donde se han reunido con los directivos intermedios del banco para explicarles las líneas generales del plan. La próxima semana repetirán este tipo de encuentros en Córdoba, con los directivos de CajaSur. Fuentes de Kutxabank señalan que Villalabeitia se ha ceñido a los datos que ya se conocieron a finales de julio. Esto es, el objetivo de alcanzar la cifra de 510 millones de beneficio en 2019 -el pasado año cerró el ejercicio con 150 millones- y de hacerlo mediante un significativo incremento del negocio hipotecario y también de una reducción de costes, vertiente en la que resulta clave la reducción de la plantilla del grupo.
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La segregación del área de participadas, que previsiblemente pasará a ser controlada por las fundaciones BBK, Vital y Kutxa, también parece un hecho. Y eso supone no sólo un mero cambio burocrático, sino un giro también radical de la vocación de Kutxabank. Y ello porque, en la práctica, incorpora el mensaje de que el banco dejará de actuar como «socio acompañante» en proyectos industriales, para imitar así la estrategia que han desarrollado desde hace años los grandes bancos españoles. Esto es, centrarse en el negocio puramente bancario -tomar dinero de ahorradores o del mercado y prestarlo mediante créditos-, para dejar atrás la faceta de accionista en empresas, porque esto le penaliza en los exámenes que debe realizar ante las autoridades de supervisión bancaria.
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