Jorge Barbó
Domingo, 3 de mayo 2015, 01:47
Un utilitario de 12.999 euros que se queda en 10.999. Todo por obra y gracia del Pive, el programa de ayudas públicas con el que el Gobierno decidió en 2012 salir al rescate del sector del automóvil, un mercado que vivía sus horas ... más bajas, en caída libre y con riesgo de despeñarse, arrastrando hacia el abismo a miles de puestos de trabajo. Los compradores no tardaron en morder el cebo de la rebaja de precio y el asunto cuajó. El heredero popular del plan 2000E de Zapatero consiguió que fabricantes y concesionarios salvaran los muebles y en este tiempo una edición ha tomado el relevo de la otra, hasta que las arcas públicas han terminado por cargar con siete fases por un importe de 870 millones de euros en el maletero. Con ligeros baches, el éxito del invento parece incontestable. Según la patronal, el balsámico plan de ayudas ha supuesto que fabricantes y concesionarios españoles lleven encadenando 22 meses en positivo. Pero la fiesta ha terminado. A mediados de mes, los fondos del último programa se agotaron y los nubarrones se empezaron a cernir sobre fabricantes y vendedores.
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Según los datos provisionales de la Federación de Asociaciones de Concesionarios de la Automoción (Faconauto), abril ha bajado la persiana con 75.520 coches vendidos en todo el país, lo que supone un descenso de las ventas de casi el 6% si se compara con las cifras del mismo periodo de 2014. La incertidumbre se ha alojado en los despachos de las principales marcas, que veían peligrar unas cuentas que no veían el rojo desde hacía casi dos años. La patronal emitió un S.O.S. al que, al parecer, Moncloa no ha tardado en dar respuesta. Según fuentes del sector, el Gobierno les ha comunicado "de forma oficiosa" que tiene listos 225 millones frescos para una octava edición del programa que, en esta ocasión, reducirá su cuantía a 1.500 euros, en lugar de los 2.000 de las siete anteriores y que también se repartirá a partes iguales entre el Idae (dependiente del Ministerio de Industria) y fabricantes y concesionarios. "La cantidad sería suficiente para extender el plan durante todo el año", estiman desde la patronal, lo que permitiría superar el millón de unidades vendidas (2014 ya se cerró con 855.308) y consolidar el papel del país como noveno productor mundial.
"En caso de que desaparecieran las ayudas, habríamos vivido una caída espectacular de las ventas", sostiene Miguel Delgado, representante de Faconauto en Euskadi. "Para este año, tenemos unas perspectivas de crecimiento entre el 15 y el 20%, sin embargo, de no aprobarse el nuevo plan, las caídas podrían haber alcanzado hasta el 10%", sostiene el responsable, que no duda en calificar el programa de ayudas como "muy positivo". "Gracias a él el mercado sigue creciendo. Absolutamente creemos que es un impulsor en las ventas. Sin dudas. Y así se lo hemos comunicado al Gobierno", abunda.
La patronal calcula que, sólo en 2014, el impacto económico de los planes de estímulo alcanzó los 4.500 millones de euros. Y eso también está teniendo su reflejo, aunque de forma tímida, en el mercado laboral. "2015 ha empezado a ser un año positivo en el País Vasco en lo que se refiere a creación de puestos de trabajo en la automoción", sostiene el representante de Faconauto, que también destaca el papel de los planes Pive en la recaudación fiscal "tanto de impuestos directos como indirectos". "Está demostrado que con cada euro que se invierte en estos programas, se revierten cinco", sostiene Miguel Delgado.
No conviene olvidar que el plan Pive nació con la excusa del medio ambiente y la eficiencia energética, con el objetivo de renovar el parque automovolístico español, cada vez más envejecido. Entre los requisitos para acogerse al programa de ayudas se encuentra la necesidad de entregar un vehículo con más de doce años de antigüedad para adquirir uno capaz de generar unas emisiones de dióxido de carbono inferiores a 120 gramos por kilómetro. Según las últimas cifras disponibles de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), el plan habría sacado de la circulación 75.000 vehículos, cuyos motores llevaban un promedio de 17 años de vida. "Ha sido una herramienta esencial para depurar esta situación, pero todavía contamos con un parque muy viejo, con una media de 11 años", sostiene el representante de Faconauto en el País Vasco.
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