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Era una zona de paso y ahora se parece más a una plaza. Las obras de Pío Baroja también han finalizado en la ciudad, aunque falta que crezca la vegetación de los parterres y retirar alguna valla. Los trabajos se han hecho largos para los ... vecinos y los negocios porque arrancaron después de las fiestas de Bilbao del año pasado. Es la primera vez que el Consistorio reformaba la zona en más de dos décadas, desde que se construyó el parking. La obra fue adjudicada por 1,8 millones a la contrata Viconsa, que levantó todo el mobiliario y el pavimento, la fuente ornamental y el casetón de acceso al aparcamiento. Y creó un nuevo parque de columpios, más grande que el anterior porque aprovecha el espacio que antes acogía la fuente e instaló la plataforma única en el vial. Y hay una zona de estancia con bancos, mesas y un puñado de árboles junto a la aduana.
El Ayuntamiento informó durante la presentación de la obra que el diseño debía permitir que siguiese acogiendo eventos y celebraciones. Entre los vecinos abundaban ayer las opiniones encontradas. «No ha quedado mal, pero echo en falta más verde. Han puesto cuatro arbolitos. En las infografías parecía que iba a haber más vegetación», apuntó María del Mar Laguna, que trabaja en la zona. «No es una plaza pensada para los vecinos, está pensada para la txosna que ponen en la Aste Nagusia», se quejó Itziar Sertutxa, vecina del lugar.
«Es terrible que después de que sea la segunda obra en 22 años ninguno de los bancos vaya a tener sombra. Quien se siente ahí ahora se achicharra y además es una plaza en la que da constantemente el sol. Hay que poner más árboles, son necesarios y además limpian el ambiente», pidió.
1,8 millones
fue el importe de adjudicación. La zona llevaba más de 20 años sin renovarse.
«Han sido meses de ruido y polvo, porque una obra siempre entraña molestias, pero la plaza ha quedado más bonita. Los juegos son más grandes y ha desaparecido la fuente, que estaba en mal estado. Es un espacio intermedio, entre estancial y en el que organizar eventos. Por eso es inviable poner muchos árboles más», explicó Juan González, dueño del bar New Joisa.
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