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Una exposición del fotógrafo durangués Iban Gorriti (1970) da lustroso arranque a la programación anual del centro vasco referente de fotografía y cine Photomuseum en Zarautz. El autor exhibe ante el público su obra gráfica más ambiciosa captada en Marruecos en las últimas dos décadas ... y la muestra dará comienzo mañana y estará abierta al público hasta el 18 de febrero en el edificio guipuzcoano.
«Decía el aventurero Alex Supertramp que 'la felicidad solo es real cuando se comparte' y siguiendo su lema, quería compartir mi exposición más ambiciosa con familia y amistades que se acerquen a un día tan importante para mí. También estaría encantado de que sea una excusa para conocer a más personas», valora el vecino de la villa, que ofrecerá una visita guiada gratuita a la exposición este domingo a las 12.00 horas.
El fotógrafo, firma en esta disciplina como Ibn Gorriti, sin la letra 'a' de su nombre. «Como son fotos de Marruecos, allí 'ibn', en árabe, significa hijo y para mí es todo un honor firmar como 'hijo de Gorriti', más, cuando por pura serendipia el día de apertura elegido por el centro cultural es la misma fecha en la que mi padre falleció justo ahora hace cinco años, por lo que le dedico la muestra por lo bueno y enriquecedor que fue siempre conmigo y dispuesto las 24 horas del día. Además, compartíamos el cariño por Marruecos», confiesa emocionado.
La exposición tiene como título Essaouira · Haize Uria (Essaouira · La ciudad del viento) y se puede visitar de lunes a domingo de 10.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 20.00 horas. Los miércoles y viernes la entrada es gratuita en Photomuseum –museo monográfico de cinco plantas-, y el resto de días el acceso cuesta seis euros y el precio reducido es de tres.
La exposición arranca con un texto corto del propio autor detallando su vínculo con familias amazigh con las que cohabita en sus viajes al país africano. Colma el pensamiento redactado con doce retratos etnográficos en blanco y negro de nativos del Alto Atlas. Entre ellos, incluye a sus dos hijos como puente emocional entre su identidad vasca y la amazigh, mal llamada bereber. Algunos de estos protagonistas fotografiados en Marruecos estarán presentes este domingo en la visita guiada. «Su presencia para mí ese día es impagable», agradece este miembro del grupo histórico-cultural Ikertu ala hil (Investigar o morir).
La segunda parte de la muestra consta de 20 fotografías positivadas sobre un papel especial, tantas como años que han pasado desde que conoció el país hollando el monte Toubkal, el más alto del Norte de África. «En estas dos décadas he tomado fotos con diapositivas, analógico, digital y una con un móvil, porque en el momento que vi clara la foto era lo único que tenía a mano», asevera Gorriti, que atesora en su currículo premios de fotografía, así como de redacción, música y cine.
Con fotos horizontales y cuadradas de un metro de ancho, y sobre las que de forma digital, a modo de sándwich en la ampliadora, ha impreso sobre las imágenes una textura. «Quería que mis fotos tuvieran un universo propio así como una estética común y a mí me gustan. Son imágenes para ver a distancia. Para recrearse viéndolas. Soy un apasionado de quienes en grandes pinacotecas se sientan a ver durante largo rato cuadros y esta exposición anhela lograr ese magnetismo pictorialista», explica el autor. «Por ello, desde hace años ya imprimo esta textura que puede tener cierta conexión con cuadros del paisajista Turner. Queda una impronta de evocación a los primeros grandes viajes intercontinentales de siglos atrás. De hecho, las fotos hablan muchísimo, pero quería que fueran atemporales. Son de los años 2000, pero muchas podrían ser del siglo XIX», prosigue.
Las instantáneas son en su mayoría en espacios naturales abiertos, con poso onírico, muy documentales, y tienen una información visual precisa, inspiradora, que habla a los ojos de quien la visita. Son fotografías de enfoque y encuadre muy clásicas. Asimismo, el título es un juego de palabras. «'Essaouira' es conocida como la ciudad del viento, lo que en euskara vizcaino sería 'haize uria'. Si lo pronunciamos rápido casi suenan igual», trasmite este periodista con más de tres décadas de bagaje profesional en innumerables medios.
No obstante, las fotografías no están tomadas únicamente en Essaouira, sino en su comarca y enclaves como Sidi Kaouki, en la pedanía M'zik del Alto Atlas –para la que Gorriti consiguió recaudar donaciones por un valor de casi 5.000 euros de ayuda solidaria tras el terremoto del 8 de septiembre- o Merzouga, en el desierto limítrofe con Argelia.
Un texto escrito con tino por la licenciada en Filología inglesa y docente Estela Rey interpreta la muestra. «Son personas anónimas nativas, protagonistas fugaces que cobran un valor permanente. Podrían tratarse de cualquiera de nosotros, en cualquier marco temporal. A través de estas imágenes y su tratamiento, podemos atisbar la pasión del autor por capturar momentos donde se pone en valor el lenguaje del paisaje, la observación, y la capacidad humana de abstraerse en sus pensamientos o de estrechar lazos de comunicación y fraternidad», acrecienta la también durangarra.
«La exposición no hubiera sido posible sin la coordinación de Photomuseum, y la edición -selección de las obras- por las siguientes personas que trabajan la imagen como son: Estela Rey, Alberto Cimarro y Alex Palacios, fotógrafo mecenas de una parte de la exposición. Les estoy muy agradecido y tengo ya ganas de compartir con la ciudadanía las fotos, porque como decía el aventurero: 'La felicidad solo es real cuando se comparte'», concluye Ibn Gorriti.
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