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Pocos serán los vecinos de Abadiño, y de buena parte de la comarca, los que nunca hayan comprado en la ferretería Atxa, que ocupó durante casi medio siglo un bajo en la calle Trañaetxoste de Matiena. El siempre agradable trato personalizado de Martín Arriaga, primero, ... y Espe Rodríguez después, lo convirtieron en el comercio de confianza de cualquiera que atravesara sus puertas. Relojes, tornillos, cazuelas, sartenes, herramientas... Quien haya estado alguna vez allí, no podrá olvidar la infinita variedad de productos que decoraban sus estanterias y paredes. Y es que si algo faltaba en casa, no tenías más que acudir a donde Atxa para encontrarlo. Pero el acogedor negoció cerró sus puertas de manera definitiva el pasado mes de octubre, dejándo al vecindario 'huérfano' de su ferretería favorita. Por ello, la ciudadanía de Abadiño quiso rendir homenaje a esta familia que durante 48 años atendió con una sonrisa a cada uno de sus clientes, nombrándolos 'personaje del año' en las fiestas de 'Sanprudentzios' de Matiena que arrancaron este jueves.
«Estamos muy contentos con este reconocimiento, no nos lo esperábamos para nada. Nos da la sensación de que la gente nos quiere y ha sido un tirón de emociones muy fuerte», aseguraba Espe a EL CORREO. Tanto ella como sus dos hijos, Iker y Julen, recogieron el reconocimiento «con las emociones a flor de piel» al recordar a su padre, Martin, fundador de la ferretería que falleció en 2009.
Fue en 1974, cuando este vecino de Berriz, recién llegado de la mili emprendió su propio camino abriendo esta ferretería en una lonja que le habían comprado sus padres en Matiena. Dato curioso que al negocio decidió nombrarlo Atxa en honor al caserío donde vivía en Berriz, y no porque este fuera su apellido como muchas personas puedan pensar. «De hecho, creo que nadie nos conoce por nuestros nombres y apellidos, pero si dices 'los de Atxa', todo el mundo sabe quienes somos», apunta Espe. Cuando se casaron, ella comenzó a ayudarlo en sus ratos libres hasta que Martin falleció y cogió las riendas del negocio. «En todo este camino, mi prima Mónica Delgado ha sido muy importante, me ha ayudado mucho», añade.
Quienes siempre han estado a su lado también son sus hijos, dispuestos en todo momento a echar una mano en la ferretería. Y es que, más que un lugar de trabajo, esta ferretería ha sido para ellos su «casa», tal y como confiesa Julen. Recuerda haber pasado en su interior buena parte de su niñez, «es donde hacíamos los deberes, nos cambiábamos de ropa para jugar a pelota o a futbol... Tengo muchísimos recuerdos de cuando también ayudaba a contar tornillos a mi padre», confiesa.
Para muchos vecinos, en cambio, Atxa ha sido un «confesionario. Algunos clientes venían y nos pasábamos el rato hablando, si no había nadie esperando, claro. Hemos hecho muchísimos amigos», agrega la madre por otro lado.
Pero llegó la pandemia y con ella el confinamiento. Fue ahí cuando Espe decidió jubilarse y fue Julen el que se puso al frente de la popular ferretería con la ayuda de Mónica hasta su clausura el pasado mes de octubre. «No teníamos pensado cerrar, fue un poco repentino. La tienda funcionaba bien, aunque notábamos que la tendencia de comprar en el pequeño comercio es descendente. Casualmente, me hicieron una oferta de trabajo y, tras hablarlo con la familia, decidimos cerrarla», explica.
Todavía emocionados con el reconocimiento recibido este pasado jueves, Julen tan solo tiene palabras de agradecimiento hacia el vecindario. «Lo bonito que tiene Matiena es que es muy plural, pero que aun así, todo el mundo se lleva bien. Y en fiestas, todos se movilizan igual, seas de donde seas. Yo creo que eso es lo que hace especial a las fiestas de 'Sanprudentzios'», destaca.
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