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Los vecinos del barrio Astepe de Amorebieta siguen sin luz en sus viviendas tras la fuerte tormenta del pasado sábado por la tarde. «Estamos fatal. Me hacen falta máquinas para el oxígeno y me han tenido que dejar una autocaravana para quedarme a vivir en ella. Hasta el jueves estaremos sin luz en casa, no entiendo nada de esto. No hemos recibido ninguna llamada. Vivo en un segundo piso y he tenido que tirar toda la comida después de realizar una compra de 400-500 euros al llegar de vacaciones hace una semana», explica el vecino Luis Rodríguez, que ha dado parte al seguro y están a la espera de lo que pase. «Estamos en blanco, es una pasada».
Este vecino fue testigo de cómo desalojaban el tren que pasaba por la inmediaciones -el tramo ferroviario entre Lemoa y Muxika quedó cortado- cuando subía las cosas de la compra. «Fue una explosión y un susto grande. La línea general cayó sobre los cables del tren», relata. La tormenta que azotó Bizkaia provocó un reguero de incidencias: eventos deportivos suspendidos, árboles caídos, rayos que causaron incendios... Una de la zonas más afectadas fue el Duranguesado.
José Barrainkua enseña a EL CORREO el interior de su vivienda y su congelador. «Me ha afectado el cable que viene del cuadro eléctrico al mando interior, debajo de los armarios está todo quemado. El seguro no ha venido de momento. Por suerte, estamos con un generador de corriente que nos trajo un familiar el sábado por la noche y nos salva de alguna manera», detalló.
Su hermano Prudencio fue otro de los afectados, con la cocina totalmente quemada. «Los cuadros eléctricos de entrada a la casa están destrozados. He tenido que tirar toda la comida y seguimos sin luz. Mi mujer y yo estamos viviendo en casa de un familiar y el seguro se ha portado bien con nosotros. En el momento del incendio estábamos fuera y nos avisaron de que viniéramos rápidamente. El perito, en principio, empezará a valorar los daños próximamente.
En la casa de al lado, Nuria Hernández mostraba las consecuencias de la tormenta en el exterior de su vivienda. «Se nos quemó el cable de fuera. Por suerte, ayer mismo, nos han podido dar la luz a nosotros. Por suerte, no tuvimos que tirar comida y los vecinos nos juntamos y conseguimos unas bobinas de luz. Estuvimos achicando agua y al acabar mi marido se dio cuenta que salían chispas por el cable. Teníamos fuego rozando la ventana. Podía haber ocurrido una desgracia», continúa y elogia la gran labor realizada por los operarios de Iberdrola.
Precisamente, el responsable de mantenimiento de Iberdrola en la zona de Durango, Aitor Odiaga, reconocía que no había visto algo así en más de tres décadas de profesión. «Se está actuando en cada vivienda. Algunos arreglos vamos a realizar nosotros y otros el seguro individual de cada afectado. Espero que para el viernes por la mañana esté todo listo».
Según este profesional, el Ayuntamiento va a arreglar el alumbrado público con su empresa. «Los afectados son 50 viviendas. A través de sus seguros, por los datos que tenemos hasta ahora, doce propietarios van a tener a su propio instalador. El sábado, por la tormenta, se rompió el conductor y cayó en la catenaria del tren de Euskal Trenbide Sarea (ETS). A través de ella, entró una tensión muy elevada a la red que es la que ha dañado todos los suministros alimentados desde el transformador. El coste del daño quizás se podría valorar, pero el problema se resolverá cuando se meta tensión en la vivienda y se concreten qué electrodomésticos están averiados. Es una incógnita», añade.
Mientras los operarios de Iberdrola realizaban sus labores, varios afectados lamentan la falta de luz. «La descarga ha quemado los diferenciales y estamos sin electricidad. Estamos bien atendidos por las instituciones, pero hasta que no solucionen el problema, no podemos hacer nada. Fuimos sorprendidos por unos truenos impresionantes y la borrasca vino de golpe. Desde Lemoa llegó mucho viendo con gran cantidad de agua por todos los lados. En mi caso, un diferencial se ha quemado y la nevera cogió fuego. Hemos tenido que tirar toda la comida. Es muy triste esta situación«, subrayaba una vecina del barrio Marqués Aresti.
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