LUIS ÁNGEL GÓMEZ

Vacunación de los sanitarios en Durango: «Esto es histórico, es el principio del final»

Los primeros profesionales de atención primaria han recibido esta mañana la primera dosis de Pfizer

manuela díaz

Martes, 19 de enero 2021, 16:50

«No me he vacunado por mí, sino por acabar con esto de una vez». Alaitz Zabala, odontóloga en el ambulatorio de Landako en Durango y vecina de Galdakao, ha sido una de las profesionales de atención primaria de Bizkaia que esta mañana han recibido ... la vacuna Pfizer en la villa. Tras recibir la primera dosis aseguraba sentirse contenta. «He entrado nerviosa y he salido como una moto», comentaba durante la espera obligada de 15 minutos para descartar posibles reacciones alérgicas. «Esto es histórico, es el principio del final».

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La campaña de vacunación de Osakidetza, que lleva suministradas unas 30.000 vacunas contra la Covid-19, llegó ayer a los ambulatorios de Bizkaia. En concreto a los centros de salud de Ondarroa, Markina-Xemein, Abadiño, Durango y Amorebieta-Etxano. El objetivo es que a lo largo de esta semana se vacunen a 1.800 profesionales, entre ellos el 50% de la atención primaria de toda la Organización Sanitaria Integrada (OSI) Barrualde-Galdakao. Ayer por la tarde también comenzaron a vacunarse los 1.200 profesionales de la OSI Araba. Se sigue así el orden de prioridad de los profesionales a vacunar, establecido por el Servicio vasco de Salud y que sigue las directrices marcadas por el Ministerio de Sanidad. En él se tiene en cuenta que las dosis disponibles de momento son limitadas y que llegan a Euskadi de manera escalonada.

Pasadas las 12.30 llegaba al PAC de Durango el equipo formado por tres enfermeras y un auxiliar de enfermería encargadas de vacunar contra el Covid-19 a un total de 45 profesionales sanitarios, la mitad del personal del centro. La semana próxima le llegará el turno a la otra mitad de trabajadores para «cubrir eventualidades, aunque no se esperan efectos secundarios», apuntaba Iñaki Agirrebeitia, responsable de la Unidad de Durango. Se trata para Agirrebeitia de la «única alternativa que existe en la actualidad para frenar el coronavirus».

Con las primeras dosis el ambiente, de cierto nerviosismo entre los primeros profesionales citados, ha ido relajándose. «Me ha parecido muy sencilla, no me ha dolido nada y la verdad que la sensación ha sido muy buena», apuntaba Inés Olivera. Esta médico de atención primaria en Durango aseguraba que tanto para los profesionales de la salud, que están en contacto directo con la Covid-19, como para el resto de ciudadanos «que también están en contacto continuo aunque no lo saben, la vacuna no solo es fundamental si no que más nos vale que nos la pongamos para salir de esto rápidamente».

Olivera, una de las sanitarias más veteranas de la unidad, insiste en que no existe desventaja alguna en la vacunación. «Se supone que este virus tan contagioso, puede darnos una clínica muy tranquila y suave, pero para uno de cada muchos, es muy grave y muy seria. Qué necesidad de sufrimiento para tantas casas», asegura. Por ello, para esta doctora que admite haber tenido miedo durante toda la pandemia porque «nadie se acostumbra a ver lo que ves», la vacuna es una «esperanza a que se reduzca nuestra propia tendencia a enfermar y estar protegidos». Vecina de Durango, mira con preocupación la escalada de positivos en la villa que desde hoy mismo acata su cierre perimetral. «Los niveles de contagio son enormes y estamos viendo que entra de lleno a las familias, desde niños hasta ancianos, aquí no se escapa nadie y por eso entre todos tenemos que salir adelante», apunta.

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No obstante, la primera en recibir la vacuna Pfizer ha sido Ángela Hernández, auxiliar de enfermería del Centro de Salud de Iurreta. Vivió en primera persona los efectos del coronavirus cuando en octubre su hijo dio positivo. «Viví peor aquella situación de confinamiento que el trabajar a diario expuesta al virus, ahora estoy super convencida de que hay que vacunarse porque si no, nos morimos de pena con este confinamiento». Nerviosa, animaba a la sociedad a ponerse la vacuna para «combatir este bicho».

Algo mareada, «como cuando te tomas una cerveza en ayunas», Nati Fernández, auxiliar administrativo del ambulatorio de Durango. «La única manera de poner fin a las limitaciones y al aislamiento es inmunizándonos todos», señaló. De momento, y mientras llega la segunda dosis en tres semanas y continúa la vacunación al resto de la población, insiste en la necesidad de «no bajar la guardia».

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