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La situación económica del Ayuntamiento de Durango ha llevado al equipo de gobierno actual, integrado por PNV y PSE, a aplazar algunos de los proyectos previstos para realizar próximamente. Entre ellos se encuentra la rehabilitación del caserío Kapitanena, donde se proyectaba acoger el centro cívico de San Fausto con una inversión de un millón de euros. Si bien reconocen que la decisión no es de su agrado, anuncian que la han tomado «por prudencia», preocupados por la situación económica que atraviesa el Consistorio en estos momentos. «En 2019, la liquidación era de 8,4 millones de euros. En junio, cuando entramos al gobierno, nos encontramos con un remanente de 404.391 euros, al que le tuvimos que restar cerca de 220.000 euros que tuvimos que añadir a las obras del pórtico de Santa María. Nuestra responsabilidad nos obliga a tener un colchón para hacer frente a cualquier imprevisto», han explicado este lunes la alcaldesa, Mireia Elkoroiribe, y la teniente de alcalde, Jesica Ruiz.
Aunque han hecho hincapié en que no se descarta la creación de un centro cívico en San Fausto, todo apunta a que no se ubicará en Kapitanena. «El edificio cuenta con 177 metros cuadrados divididos en dos plantas. Nos saldría la obra a 5.649 euros el metro cuadrado. Además del mantenimiento y el ascensor que tendríamos que instalar», ha agregado Ruiz. En esta misma línea, ambas ediles aseguraron que las dimensiones no serían las suficientes, ya que el recién inaugurado centro cívico de Otamotzena, más grande que el proyectado en San Fausto, ha quedado pequeño ante el número de usuarios. «No queremos dejar el barrio de lado. Creemos que se puede hacer un proyecto mejor, más accesible y funcional. Y por eso estamos en contacto con los vecinos, con quienes nos reuniremos por tercera vez este jueves», han destacado.
Sin embargo, la decisión de aplazar la reforma, y por ende, la construcción del centro cívico de San Fausto, no ha sentado nada bien a los vecinos de la zona, que han programado varias movilizaciones y han comenzado una recogida de firmas. «Estamos indignados y cabreados y no estamos dispuestos a que una vez más nos dejen sin este recurso para el barrio», han expresado a última hora de la tarde ante los medios de comunicación. Han asegurado, asimismo, que seguirán luchando por implantar un centro cívico en su barrio.
Tanto EH Bildu como Herriaren Eskubidea comparten postura con los vecinos. Los primeros dicen «no ver ningún motivo» para paralizar el proyecto e instan al PNV y PSE a que convoquen una reunión abierta en el barrio y que expliquen las razones que les han llevado realmente a paralizar el proyecto.
Herriaren Eskubidea, por su parte, ha convocado para este martes por la tarde (19.00) una reunión vecinal en la iglesia del barrio para hablar de la actual situación. Desde la formación independiente se muestran «realmente preocupados por las intenciones del PNV y PSOE» y temen que «vuelvan a quitar el dinero al barrio para llevárselo a otros proyectos, como ya hicieron la última vez que gobernaron».
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