«La salud mental está a pie de calle y cada año acuden más adolescentes al psicólogo»

«Los jóvenes se están atreviendo a venir al psicólogo mucho más de lo que lo hacían hace diez años. Está todo mucho más normalizado acudir a la consulta. Antes parecía que para acudir a terapia tenías que estar fatal, que parecía que estabas loco y estabas fatal y en parte, tampoco crees que le faltaba mucha razón porque es verdad que antes para ir a un psicólogo, no ibas hasta que estabas realmente fatal», explica Del Rio.

«No obstante, con este proyecto que cuida la salud mental, se ha abierto una brecha interesante y los jóvenes empiecen a ver como algo normalizado y preventivo, como algo que se puede trabajar y que puedas ir adquiriendo recursos antes de que estés fatal», continúa, antes de destacar la gran labor de los medios de comunicación en hacer mucho hincapié en la salud mental en plena pandemia. «Ahora se puede hablar de salud mental con otra apertura» detalla.

Pero, ¿cuáles son los principales problemas de los jóvenes de hoy en día? La ansiedad, las dificultades para resolución de conflictos, agresividad, incompresión, consumos, violencia, agresividad, sexualidad y la pornografía son algunas de las cuestiones que más les preocupan, según señala esta profesional.

«Es una generación de jóvenes porque los psicólogos marcábamos que en esa franja de edad había muchas crisis personales y primeras veces con cuestiones como decantarte por la carrera universitaria, conflictos con amigos más potentes, el tema de las identificaciones con un sexo o género, primeras parejas, amores y desamores, enfrentar a situaciones de elegir un trabajo (dificultades), diferenciación entre el tú y los padres. Son pequeñas crisis que gestionándolas de una forma adecuada se resuelven y tiran hacia adelante», añade.

Del Río, se muestra esperanzada de que esta vez se utilicen los 2.200 bonos puestos a disposición de los durangueses, ya que en la edición anterior sobraron el 35% de ellos. «La campaña se tuvo que sacar a todo correr en julio, con el verano de por medio y la gente empezó a gastar los psicobonos sobre todo en septiembre. Este año, han empezado ya y se pueden hacer uso de ellos, teniendo la misma cantidad de psicobonos para todo el año, esta vez no van a sobrar. Para los jóvenes el verano no existe: lo hacen antes o después», recalca.

La detección precoz y a edades tempranas se antoja fundamental para los más jóvenes. «Cada año vienen más adolescentes y se acercan más a los psicólogos. La salud mental está en la calle y en los colegios empiezan a trabajar desde bien pequeños, como los protocolos de suicidio desde la Educación Primaria. Aparecen cada vez más, se empieza a hablar de ello y se pueden prevenir, desde la psicología y sociedad, todos tenemos algo que hacer. Lo primero es empezar a hablar de ello», subraya.

En cuanto al género, no hay tanta diferencia entre chicos y chicas. «La prevalencia de unos trastornos es mayor en los primeros porque suelen acudir derivados de las familias como el tema de la violencia. Eso no aparece tanto en las segundas, que sí recurren a temas de ansiedad y autoexigencia. «En edades de Bachillerato, alumnos que son muy buenos académicamente y la necesidad de nota que tienen es bárbara, realmente su autoexigencia es tremenda. Si pueden controlar esa ansiedad con cierta seguridad, es gente brillante», confiesa.

«Cualquier persona que pudiera estar en crisis, ir al psicólogo es muy caro. Que un Ayuntamiento se haya implicado de manera social para poder atender a este proyecto cuando no le corresponde de entrada encargarse es increíble. Es un gran paso adelante y creer que puede mejorar la salud mental y por ende el resto de situaciones que ocurren a los jóvenes es increíble. Cuando tenemos a una persona afectada con una mala salud mental en casa, afecta a la familia, pareja y amigos. Es un proyecto muy potente por un bienestar emocional para toda la población», prosigue.

Uno de los problemas más importantes es el bullying. «Hay gente más tocada de base, cuando sufrió este acoso y tiene un autoestima baja y dificultad a la hora de tener relaciones sociales. Ahora se detecta mucho antes. En los colegios, ante cualquier indicio, se abren protocolos, ya no se tapa. Ya no se dice: bueno pero es ha habido toda la vida. Si estamos ante un caso, se atiende tanto a la víctima como al agresor y se habla con ambas partes porque tienen trabajo que hacer: a la víctima hay que darle recursos y al otro también hay que darle recursos y atender por qué lo está haciendo. Nos van llegando cada vez más casos», analiza.

Por último, apunta que este mes es una época de entrada de casos. «Tras la Navidad, se realizan mil promesas, empezamos a ver dificultades, la luz tampoco ayuda, estamos más tiempo en casa (invita más a reflexionar), las relaciones sociales son mucho menos. Sobre todo la época de otoño e invierno y el mes de marzo con los alumnos que afrontan la EBAU son otros de los picos más significativos», concluye esta profesional.