«Aún sale muy barato matar en la carretera»

Un total de cinco fallecidos, uno de ellos motorista, y siete heridos en cinco accidentes mortales este fin de semana. La duranguesa Rosa Trinidad lucha incansablemente para reducir las muertes en carretera. Golpeada por la tragedia de haber perdido a su hijo Enaitz Iriondo de 17 años, tras atropellarlo y matarlo un conductor cuando regresaba en bici al camping en el que pasaba las vacaciones de verano con su familia en La Rioja, en 2004. Actualmente, es la presidenta de la asociación Stop Violencia Vial.

– ¿Cuáles son los objetivos del colectivo?

– La gran mayoría de las personas que pertenecemos a él hemos perdido a un ser querido en la carretera y trabajamos, peleamos y luchamos para que al menos, por violencia vial, dejen de morir personas en las carreteras. Tenemos claros dos objetivos. Por un lado, consideramos que la educación es la base para crear futuros conductores que tengan respeto a las normas y a la vida. Y por otro, luchamos por reformas jurídicas y los derechos de las víctimas. Si alguien muere desgraciadamente por la irresponsabilidad de otra persona, que se endurezcan las penas porque a día de hoy es muy barato matar en la carretera.

– ¿Cuántas muertes se produjeron en las carreteras del País Vasco en 2023?

– Fueron 45 las personas fallecidas el año pasado por siniestralidad vial. La pandemia tuvo una incidencia clara en el hábito de conducir, agudizando síntomas como nerviosismo, impotencia y agresividad. Hay que tener los cinco sentidos puestos cuando estás al volante y cualquier persona no está en condiciones de hacerlo, ya sea porque toma una medicación o está muy agotado por causas como el estrés o el exceso de trabajo. Tienes que tener reflejos a la hora de conducir.

– ¿Qué importancia tiene la educación vial desde edades tempranas?

– Es la base en todos los ámbitos y en este tema, es esencial. Llevamos muchos años trabajando en el programa de movilidad segura del Ayuntamiento de Durango. Es un ejemplo a seguir y ojalá otros consistorios hicieran lo mismo, invertir en educación no es un gasto. En la villa ahora mismo, se respeta bastante. Se va tomando conciencia y vamos avanzando. El paseante siempre tiene que mirar al coche primero, hacerte ver y cuando aminora la velocidad, puedes cruzar. No obstante, los conductores tienen que prestar más atención.

– ¿Qué balance realiza de la formación?

– Hemos llegado a muchas personas, tanto a niños como a adultos: conductores, peatones, embarazadas con sistemas de retención infantil, el colectivo de familias con necesidades especiales Geu Be... Los más jóvenes aprenden a través de juegos y se les explica la forma de señales, el significado o el color de los símbolos. El último año, hemos llegado a 3.692 alumnos de Educación Primaria y ESO solo en Durango.

– ¿En qué más hay que incidir?

– A los conductores también hay que reciclarles sobre la normativa del tráfico y si hay alguna modificación, explicarles. A los mayores como peatones les enseñamos también a autoprotegerse, son fuente de sabiduría y un ejemplo a seguir. Pero a medida que pasan los años, las capacidades se van perdiendo. Hay que recordarles el peligro de no respetar las normas.

– ¿Por qué es peligroso el patinete eléctrico?

– Es un tema preocupante. La normativa no está muy clara a nivel general, entonces lo que no puede ser es que un jóven de 12 años vaya con patinete eléctrico por la acera. Legalmente, tiene que ir por la carretera. ¿Pero cómo vas a mandar a un chaval por la carretera? Quiero hacer un llamamiento a los padres para que no compren a sus hijos estos vehículos siendo tan pequeños, es una barbaridad, ya que es un peligro para ellos y para los transeúntes.

– ¿Le ve alguna solución?

– Tienen que regular cuanto antes la ordenanza municipal y deberían poner un límite de edad. Si estos transitan por la acera, la gente mayor tiene miedo de que les den un golpe y les rompa la cadera. Y el patinete que transita por el asfalto tiene miedo porque puede pasar un coche y llevárselo por delante. No se valora el riesgo de conducir un patinete. Es muy compleja la convivencia a día de hoy.

– ¿Qué le gustaría pedir a las instituciones?

– Mi objetivo es concienciar a nuestros políticos y legisladores que hay que modificar el código penal. Hay que empezar a usar el término de violencia vial y es otra forma de concienciar. Una persona fallecida es una terrible tragedia y la familia queda destrozada para toda la vida. Requiere de mucha responsabilidad en cada conductor porque el día que ocurra, nos llevaremos las manos a la cabeza. Hay que poner medidas antes de que las cosas pasen.

– ¿Qué más le gustaría reclamar?

– Los exámenes de renovación del carnet de conducir deberían más exhaustivos. Instituciones como Sanidad, Osakidetza y la DGT deberían estar más conectados, y cuando el médico de cabecera observa que un paciente no está bien, debería dar una orden y autorizar que esa persona no puede conducir por seguridad para los usuarios del asfalto.

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