Las romerías se mantienen al alza en las fiestas pese a la variedad musical

«Después de la pandemia teníamos la incertidumbre de si la gente más joven iba a venir a la romería, y nos ha sorprendido ver a chavales de entre 17 a 21 años», explica Rafa Iriondo, de Luhartz. Opinión que comparte Idoia Legorburu, de Lotxo. «Este año hemos notado que la gente, sea de la edad que sea, tiene muchas ganas de fiesta y de bailar. Estamos muy satisfechas», afirma.

En todos los programas de fiestas siempre ha habido una orquesta que se encargaba de amenizar la noche y sacar a bailar hasta a los más tímidos. «Antes, en fiestas, no había música en los bares, la oferta era el grupo que viniese a tocar», cuenta Iriondo. A pesar del paso del tiempo y de la variedad musical que hay en la actualidad, los grupos en directo siguen en auge para ofrecer todo tipo de versiones por los pueblos y mantener el cancionero popular vasco. «Nuestro objetivo es tocar para que la gente baile. Hay muchas canciones, euskal dantzak o populares, que si no se transmiten se van perdiendo, por lo que nos gusta tocarlas para que perduren en el tiempo», confiesa Legorburu.

A Luhartz, que lleva casi 40 años recorriendo escenarios y siendo un clásico en las festividades del Duranguesado, les sorprende que cuenten con ellos hasta tres veces al año en algunos municipios. «Nosotros siempre intentamos reciclarnos, llevar algo nuevo», comenta a renglón seguido Iriondo. Completan el grupo Aintzane Uria, Etor Akordagoitia, Kepa Calvo y Gorka Eskauriaza.

El trío Lotxo Taldea, por su parte, es un grupo familiar. Nació en 1993 por la pasión de Felipe Legorburu por la música, que inculcó a sus dos hijas, Amaia e Idoia. Ahora se ha unido a ellas una tercera generación, Iker Hernández, hijo de Idoia en la batería. «Queremos dejar esta tradición a nuestros hijos y que el día de mañana ellos la transmitan a los suyos. Nuestro aita era acordeonista y en casa todo el día oíamos música», recuerda.

Con la dilatada experiencia que ambos grupos acuñan recorriendo las fiestas de los pueblos, coinciden en señalar que las romerías siguen siendo un reclamo. «Si en Iurreta, y otros pueblos, han optado por las romerías es porque están funcionando. Han tenido un resurgir y se han convertido en un punto de encuentro, y para nuestra sorpresa, hay mucha gente joven. La gente quiere bailar. Antes hacíamos cuatro euskal dantzak y ahora la gente demanda más. Hay sitios en los que solemos ofrecer más de una hora de bailes vascos», reconoce Iriondo.

Idoia matiza que en el Duranguesado «siempre se han cuidado a las romerías». «Aunque haya días que pongan a un dj o un concierto de rock, nunca faltamos». Algo que sí que ha cambiado es el horario, antes eran más tarde. «Hay actuaciones que hemos hecho de 19.00 a 21.00 de la noche», resalta Legorburu.

Y Iurreta tiene un atractivo especial, el recinto festivo, donde tanto el escenario como las txosnas están en el mismo lugar. «Cuando estás en un pueblo que tiene bares alrededor, la gente está más a lo suyo, a tomar algo, y la plaza queda un poco más al margen», admite Legorburu. Una opinión que también comparte Rafa Iriondo, quien reconoce que un espacio como el de Iurreta «es difícil de encontrar». «El recinto festivo es único para todos los públicos. En la plaza de Iurreta tienes a toda la gente junta. En Durango, por ejemplo, tienes la plaza de la romería y las txosnas en otro lado, igual que pasa en Berriz», matiza Iriondo.

Lotxo Taldea actuará el próximo viernes 30 de septiembre, a las 20.00 horas en Askondo. Luhartz, por su parte, lo hará el sábado, 1 de octubre, en dos horarios, de 21.30 a 22.30, y la segunda sesión a partir de las 23.30 horas.