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El Sándwich Bravo, del cocinero Iñigo Kortabitarte, propietario del restaurante Kobika de Durango, se ha hecho con el premio a Mejor Estética del campeonato internacional de patatas bravas celebrado este lunes en Palencia. El chef durangués, «muy contento» con el reconocimiento, suma un nuevo triunfo ... a su palmarés gracias a este trampantojo -trampa ante el ojo- que aparentemente parece un sándwich elaborado en miniatura, pero que sin embargo se trata de un curioso pintxo de patatas bravas, con salsas incluidas, que no ha dejado indiferente a nadie. «Este premio era al que aspirábamos con nuestro formato. Sabemos que este concurso premia las patatas bravas originales, las de toda la vida, y nuestra filosofía es siempre ir un paso más allá y crear cocina innovadora que se come con las manos», explica el chef, actual campeón de pintxos de Bizkaia.
El jurado ha valorado la experiencia de saborearlas, ya que el durangués ha logrado concentrar en dos bocados el sabor de toda una ración de patatas bravas. El pan del sándwich, crujiente, «muy crujiente» por fuera, se logra con la fritura perfecta de la patata, que está por dentro cremosa, simulando el relleno que aglutina en su interior el auténtico sabor gustoso de las patatas con su salsa brava. «Les ha encantado, nos dijeron que el pintxo mantiene el sabor de las patatas bravas y que está muy logrado. Se quedaron muy sorprendidos porque decían que estaba muy bueno y que podía haberse colado tranquilamente entre los tres primeros clasificados», reconoce Kortabitarte.
Para su apuesta, el durangués explica que cuecen «las patatas con cebolla, puerro y ajo asado. La aplastamos hasta obtener una capa fina, La cortamos en cuadrados y luego en diagonal para obtener así las dos caras del sándwich. Las pintamos con aceite y pimentón y las horneamos. Pelamos y troceamos en dados el resto de las patatas, las mezclamos con la salsa brava y con ayuda de un aglutinador las pegamos y las extendemos en una bandeja con un grosor de 1,5 centímetros. Dejamos que enfríe y se compacte», explica. Una vez elaborado el 'pan', toca mezclar la mayonesa con la salsa picante y unir las tapas con el relleno ayudado de salsa brava espesada. Además, el original pintxo lleva encima unas «puntitas» de salsa brava y mayonesa picante que van acompañadas de dos flores comestibles.
Satisfecho con el premio (una placa acreditativa, un lote de vinos Heraclio Alfaro y una cafetera Lavazza, patrocinador del evento), el resturante Kobika, único finalista vasco del concurso, se midió con otros veinte cocineros en la cuarta edición del concurso internacional de elaboración de patatas bravas que reunió este lunes a reconocidos hosteleros de toda la geografía en Palencia. El primer premio se lo llevaron los cocineros palentinos José Gregorio Figueredo y Alberto Beltrán, propietarios del restaurante Bar Maño.
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