«Quería dar continuidad al negocio tradicional, uniendo el sector primario y la ciudad»

«Siempre en mi vida he ido a contracorriente. Soy consultor agrícola y en la búsqueda de una oficina, vi que las que regentaban el local, Inma y Marijo, estaban pensando en jubilarse y dejar la tienda tras muchos años. Pensé que era un negocio vinculado al sector agrícola y me decanté por esta opción. De esta manera, continúo con este local que lleva casi 60 años de trayectoria y me ha servido también para colocar mi oficina para los clientes. Le doy continuidad a este negocio», explica.

Agricentro Gorrotxategi es un negocio que anteriormente también tuvo parte de su sede en Matiena o parte del mismo en su caserío de Bitaño (Izurza). José Gorrotxategi comenzó distribuyendo y vendiendo pienso para ganado por los caseríos y sus hijas comenzaron a trabajar con él vendiendo diferentes productos como la patata.

Beñat, habitante del casco viejo de la localidad, asesora a bodegas y viticultores para llevar a cabo e intentar mejorar el propio cultivo de la vid en Euskadi y La Rioja. «Es la unión del sector primario cercano y la ciudad. También vendemos pienso para ganado y mascotas. Tenemos desde patatas a granel de la cercanía, como otro tipo de productos hortícolas. Asimismo, disponemos de elementos para alguna plaga o enfermedad y abonos para un cultivo exitoso en el huerto, además de tiestos y macetas para colocar una planta en tu casa o para hacer un regalo. Representa un nexo del campo en todas sus vertientes y el pueblo en sí», confiesa Granados.

Material local y de cercanía, de productores de Bizkaia y Guipúzcoa. No obstante, explica que la mayor dificultad del comercio tradicional es la digitalización. «Tienes que modernizarte. No solo abrir un canal de Instagram, sino en temas de fiscalidad con temas como el sistema TicketBai. Para ellas, era un problema y están muy alejadas y esa adaptación se les hacía un mundo. Lo primero ha sido modernizar el negocio para poder encauzarlo y actualizarlo al 2024», recalca.

Del mismo modo, este durangués destaca que quería modernizarlo e insiste en la importancia de que no han cerrado en ningún momento durante esta transición. «Iremos construyendo poco a poco. También queremos impulsar una página web de venta online y poder utilizar las taquillas inteligentes (sistema por el cual el cliente podrá recoger su pedido cuando quiera) que ha puesto en funcionamiento el Ayuntamiento en colaboración con la asociación de comerciantes Dendak Bai para ir atrayendo al público más joven, sin descuidar al tradicional», subraya.

A su lado, una sonriente Marijo se muestra satisfecha de este relevo. «Está siendo bastante bueno. Cada uno tiene su forma de trabajar y yo le quiero enseñar cómo es el trato con el cliente, que es muy de cercanía. De los demás tiene tanto o más conocimientos que yo. Lo más importante es saber lo que quiere el consumidor cuando recala en la tienda. Es lo que nos diferencia al comercio pequeño con las grandes superficies y el valor añadido que le puedes dar a muchas cosas», manifiesta, emocionándose cuando habla de su padre.

«Me da pena que mi padre no esté viendo este proceso tras fallecer en enero. Pero estoy muy contenta. Además de haber estudiado Ciencias de la Información, desde los 14 años empezamos a ayudar en la tienda. El balance es muy bueno, con una gran clientela y creo que hay futuro. Todo de cercanía, de época, desde alimentación para perros hasta pienso para ganadería, sin perder el origen. Cada vez vendemos más plantas, macetas, abonos, algo de jardinería. Hay que tener un poco de todo, no se puede especializar uno, abarcando lo que pueda», subraya.

«El hecho de que Marijo siga vinculada al negocio y el otro chico, Yoel, que trabajaba con ellas por las mañanas siga con nosotros, ha sido algo bueno. Ha sido una transición pero más liviana en ese aspecto y los clientes están muy agradecidos de que haya gente joven que apueste por el negocio. Te lo agradecen y te dicen: 'Seguiremos viniendo y apoyándote'. Siempre en continua mejora», concluye Granados.