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Miedo, rabia e inseguridad. Son las palabras que más se escuchan estos días en las calles de Durango y Elorrio tras haberse difundido dos supuestos ... intentos de secuestro de menores en menos de una semana. El primero tuvo lugar el pasado martes en las inmediaciones del polideportivo de Elorrio, donde un hombre habría tratado de llevarse a una niña de 10 años. Apenas dos días después, en la calle Tronperri de Durango, una mujer de unos 43 años presuntamente intentó convencer a una menor para que subiera a su vehículo. Así consta en sendas denuncias interpuestas en comisaría. Los ayuntamientos de ambas localidades han lanzado llamamientos a sus vecinos para que estén atentos a sus hijos para evitar situaciones de riesgo
Para muchas familias de Durango, la angustia es inevitable. Carla Molina, que tiene tres hijos, reconoce que está «preocupada». «Como padres, nos toca estar más pendientes». Paz Vicente, madre primeriza, comparte el sentimiento y admite que «lo normal es entrar en estado de alarma cuando pasan cosas así». Con la incertidumbre en el ambiente, confía en que la situación se resuelva enseguida: «Ojalá los cojan pronto».
La sensación de seguridad siempre ha sido un punto a favor de quienes optan por residir en el Duranguesado, pero las recientes denuncias han generado una enorme alerta. Jaione Fernández, con dos hijos lo tiene claro: «Gozamos de una libertad y de una seguridad que a lo mejor en otros sitios no tienen». Asimismo, considera que estos sucesos sirven de recordatorio para que la ciudadanía se dé cuenta de que «los riesgos están ahí». En este sentido, Uxue Mardaras, profesora de infantil, confiesa su malestar por la posibilidad de que alguien con más fuerza «no respete la negativa del menor y lo obligue» a marcharse con él. Ambas coinciden en que la clave está en la educación y en dotar a los niños de herramientas a fin de protegerse sin que el pánico les limite.
No todos comparten la misma opinión. Un vecino de Elorrio, que ha preferido mantenerse en el anonimato, opta por la cautela y aguarda a que se aclaren los hechos. «Siento lo que puedan estar pasando los afectados y no quiero ponerles en duda; aún así, ya tuvimos un caso similar aquí cerca y resultó ser un intento de llamar la atención por parte del hijo a sus progenitores».
Los centros educativos abordan la situación con responsabilidad y sin alarmismo. Kurutziaga Ikastola y San Antonio no han percibido gran inquietud en las familias, aunque el segundo sí entre alumnos de sexto curso. Nevers Ikastetxea, por su parte, ha reforzado la comunicación con familias y la vigilancia. Aunque por el momento no ha habido avances en la investigación, la Policía Municipal de ambas localidades trabaja con la Ertzaintza conjuntamente para tratar de obtener una respuesta lo antes posible y generar algo de calma entre los vecinos.
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