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NAHIKARI CAYADO
Martes, 10 de enero 2023, 00:09
El museo Hontza de Mañaria nunca deja de sorprender. Nada más atravesar la puerta principal, una gigantesca cabeza de jirafa, que llegó a medir 5,98 metros de altura, saluda a los visitantes. Sobre el techo del palacio Zumelaga, donde se ubica, pende un llamativo ... albatros errante, con unas grandiosas alas. Y con tan solo girar la cabeza, desde la mismísima entrada, se puede ver también otra de las piezas más curiosas de la pinacoteca; un cangrejo gigante de Japón, de 2,90 metros de envergadura, con su magnifico caparazón y sus diez patas de casi metro y medio de longitud cada una de ellas. La exposición se acaba de ampliar con una colección temporal de nidos y huevos, muestras procedentes de los cinco continentes de diferentes tamaños, formas, colores y dibujos que dejan claro que los pájaros son los mejores arquitectos. «Es una exposición muy curiosa de verdad. Se puede ver cómo las aves han ido evolucionando y han cambiado la forma de hacer sus nidos para huir del viento, la lluvia o los depredadores. Son unos artistas construyendo sus casas, y eso que solo usan el pico», cuenta entusiasmado Enrike Huerta, fundador del museo y maestro estudioso de la biodiversidad que transmite su pasión por la naturaleza a los visitantes.
Con esta nueva incorporación, son más de dos mil las piezas que se exhiben actualmente en las vitrinas de Hontza, único museo de ciencias naturales de Bizkaia. Todas, cuidadosamente colocadas, están ordenadas con mucho mimo junto con una pequeña nota informativa. La elaboración es muy variada, según las especies, desde un simple hueco en la tierra, unos palos amontonados, así como verdaderas elaboraciones en forma de copa, esféricos, colgantes y en grietas de árboles y paredes arenosas. «Si me tengo que quedar con un nido, es muy difícil porque me gustan todos, pero me quedo con el del colibrí que es muy pequeñito, y el del gilguero, que es el nuestro», destaca Huerta. Entre la variada colección de huevos por su parte, destaca el de la avestruz, el más grande con sus 15 centímetros de altura, y los más pequeños del exótico bengalí y el gorrión de java, que rozan el centímetro.
Seguro que esta nueva exposición temporal, que estará visible hasta septiembre, dejará boquiabiertos a todos los visitantes. Pero además, una vez dentro de Hontza, tendrán oportunidad de disfrutar de las otras joyas que se exponen temporalmente. Englobados dentro de la zoología, geología, botánica y fungi, magnifican la diversa belleza de la Naturaleza.
En la segunda planta, donde se podrá ascender por unas escaleras donde residen zorros, ciervos y otro tipo de fauna, la diversión continúa. Y los tesoros que se esconden allí, dejan a los visitantes sin palabras. Distribuidos en diferentes salas, se pueden encontrar animales exóticos como los guacamayos, que acaparan la atención por sus vivos y espectaculares colores, una marmota o un oso hormiguero pigmeo enano.
Una pared separa la sala de especies exóticas de la europea, que poco tiene que envidiar a la anterior. Desde gallos, patos y garzas, hasta mamíferos como el tejón, el zorro, una liebre o una ardilla. Pero entre todos ellos hay uno que acapara todas las miradas: un precioso cisne de espectacular plumaje blanco. También hay hueco para el mundo marino, especialidad del propio Huerta, y otros grandes atractivos como dos leones, un puma, un guepardo o una avestruz de grandes dimensiones.
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