Con tablas de madera, una sierra eléctrica, tornillos, clavos, cola y barniz, los alumnos del instituto Traña-Matiena de Abadiño han sido capaces de construir sus propios nidos de murciélagos. ¿Para qué? La respuesta es bien sencilla: «Porque son animales con una gran importancia ecológica ... para el control de plagas, ya que son depredadores de insectos como el mosquito, y su conservación se encuentra amenazada». Así se lo explicaron alumnos de tercero de la ESO a EL CORREO, que concienciados en hacer frente al cambio climático, fabricaron una decena de nidos que posteriormente fueron colocados por todo el municipio.
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La iniciativa se llevó a cabo en el desarrollo de la cuarta edición de Asteklima, semana del clima y la energía que cada año organiza el Gobierno vasco, donde el alumnado tuvo ocasión de profundizar en el tema de la mano de la asociación Lurlab. «Nos explicaron la importancia de los murciélagos y cómo se están alejando de localidades como Abadiño, donde ha habido una gran población de ellos, pero la contaminación lumínica y acústica los está ahuyentando. Si desapareciesen, lo notaríamos mucho en nuestro ecosistema», apuntaron los jóvenes en tono profesional.
Divididos por grupos, se pusieron manos a la obra. Algunos de ellos nunca habían visto un nido de murciélago, y les pareció verdaderamente curioso el descubrimiento. De hecho, gracias a los expertos de Lurlab descubrieron que no todos estos mamíferos viven en cuevas, sino que usan huecos de los árboles o edificios para refugiarse. «Al contrario que los nidos de pájaros, éstos son mucho más estrechos. Les hemos dejado dos huecos para que puedan entrar, y para que se deslicen mejor, hemos hecho unas pequeñas marcas donde se podrán agarrar y dormir pegados, como les gusta», aclararon estos jóvenes, que con su labor han favorecido su conervación.
Sus profesoras, orgullosas del trabajo realizado por los menores, explicaban que se lo habían pasado «de maravilla» mientras aprendían y realizaban un trabajo que podría servir para mejorar el acosistema de Abadiño. «Al igual que el pueblo tiene mucho que ofrecer a los alumnos, los alumnos también tienen mucho que darle», expresaron ambas maestras.
Además de construirlos, estos escolares diseñaron también diferentes recorridos por los barrios de Matiena, Muntsaratz y Zelaieta para colocarlos en una excursión a la que acudieron familias y miembros del colectivo Abadiño Lagunkoia, que trabaja por crear un municipio más amigable con nuestros mayores. Algunos se colocaron en las riberas de los ríos, mientras que otros se situaron en puntos altos, en los árboles, donde ahora descansan.
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