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Como marca la tradición, hay que dar siete vueltas al pedrusco que preside el templo de Urkiola para encontrar o mantener pareja. Maika Salguero

Una multitud anima la fiesta del santo casamentero en Urkiola

La celebración de San Antonio ha sido más emotiva al despedir al último religioso que sigue viviendo en Urkiola, Antonio Madinabeitia

Martes, 13 de junio 2023, 15:53

La feria de San Antonio de Urkiola ha acogido a cientos de visitantes desde primera hora. A pesar de ser un día laborable y de que el tiempo no ha estado del todo a favor, ha sido una multitud la que se ha reunido en ... el alto abadiñarra para festejar al santo que ayuda a encontrar o mantener la pareja. El ambiente festivo ya se dejaba ver en la subida, con los coches aparcados en las cunetas como en la prepandemia. Aunque había autobuses gratuitos desde Durango y Abadiño, encontrar un hueco libre era misión imposible poco antes del mediodía.

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La feria de hoy ha sido más emotiva de lo habitual. La misa mayor ha agasajado a Antonio Madinabeitia. Se trata del único misionero que vive actualmente en la Abadetxea y que «en breve» se trasladará a la residencia sacerdotal de Vitoria. «Termino mi etapa en Urkiola. De momento, no hay ningún sacerdote asignado, creo que vendrá alguna persona. Urkiola será atendida por los sacerdotes de la zona, aquí quedarán Felix y Kontxi y el que vendrá creo que será un diácono», declaró a EL CORREO.

«He estado unos veinte años en Urkiola en dos etapas diferentes (entre 1987-1996 y 2011-2023) porque entretanto estuve en las misiones en Ecuador -en las misiones de los Ríos- durante unos cuarenta años. Aparte de la naturaleza y la hermosura que nos habla de la grandeza de Dios, la acogida del santuario a la gente que viene, que cada vez vienen más turistas, pero también hay gente que viene con devoción de todas las provincias del País Vasco. Últimamente, viene gente de visita y los recibimos lo mejor que se puede para que se lleven una buena impresión y se acerquen a Dios», subraya, apenado por su marcha.

Madinabeitia recalca que le da mucha pena irse. «Pero la vida es así y Urkiola está un poco lejos de los hospitales, médicos y el cuidado es más complicado para los que estamos aquí». En la eucaristía de las doce ha recibido su merecido homenaje. Presidida por el obispo de Bilbao, Joseba Segura, se ha vivido un ambiente fraternal, alegre y solidario, con la animación de los bertsolaris Ángel Mari Peñagarikano y Julio Soto.

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La compra y el paseo por la feria, eso sí, llega tras la misa y las vueltas al enorme pedrusco que abandera el templo y que, según la tradición, ayuda a encontrar pareja o a mantenerla a quien da siete vueltas en el sentido de las agujas del reloj. Una de las que cumplió con la tradición es Yolanda Etxebarria, procedente de Nabarniz y que acudía por primera vez a la feria. «Me acaba de comentar alguien que hay que dar siete vueltas a la piedra para encontrar el amor, así que lo he hecho para que me quieran más. En mi pueblo es tradición y he venido con amigas de mi edad», manifiesta, antes de apuntar que sus padres venían todos los años el día de San Antonio. «He venido muchas veces a Urkiola y traía a mis hijos para que jugaran con la nieve», prosigue.

«Cuarenta años viniendo»

Los agobios no duraron mucho. La mayoría los superó a golpe de talo con chorizo. Bullicio, trikitixas y panderos animando la treintena de puestos de la BBK. Entre ellas se encontraba Pilar García, de Amorebieta, vendiendo rosquillas. «Llevo cuarenta años viniendo. El tiempo está respetando, es un día en que viene gente de cierta edad. Al ser martes, los jóvenes no están aquí, hay más gente de caserío. Antes venía más gente pero cuando se marchan para casa compran las rosquillas blancas (más dulces) y negras (menos dulces)», explica.

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A escasos metros, una familia procedente de la localidad navarra de Arbizu colocaba su txosna de queso. «Venimos todo el año y vendemos queso de oveja elaborado en casa por mis hijos y por mí. El tiempo nos está respetando», asegura José Luis Flores.

Para los amantes del dulce, una familia procedente de Orozko ofertaba a los clientes todo tipo de pasteles con el nombre de Janire Goikuria. «Tenemos un obrador que utilizamos para las ferias y ofrecemos pastel de manzana, vasco, de frambuesa, de café, de arroz y de queso elaborado en el caserío», añade.

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A escasos metros, los abadiñarras Javier Iturriagaetxebarria y Asun Ibarguren disfrutaban del buen ambiente y compraban cucharas y tenedores de madera para realizar postres y destacaban la feria ganadera. Jacinto Iturriagaetxebarria, veterano en la cita y ganador de numerosos premios en la feria de San Blas con sus lustrosas charolesas, acudía como ya es habitual con media docena de cabezas de ganado vacuno. «Solemos venir a las ferias de Elorrio, Abadiño y Leioa y llevo viniendo durante décadas a San Antonio». A su vez, el ganadero José Antonio Bilbao, ganador de numerosos premios en la feria de San Blas con sus lustrosas charolesas, también estaba presente con ocho cabezas de ganado. «Este día sirve como exposición para todos los visitantes. Mis vacas son de origen francés, dóciles y desarrollan bien», explica.

El alcalde en funciones de Abadiño, Mikel Garaizabal, aseguraba que el día «ha transcurrido con normalidad. El tiempo está respetando después de los chaparrones de ayer. La gente está acudiendo y los puestos llenos de buenos productos y hay ganado. En la piedra está dando vueltas la gente y el santuario está abarrotado», manifiesta.

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Los artesanos cántabros 'Cestería Clara' son otros de los fieles a San Antonio. «Nosotros venimos de Reinosa. Nuestros padres ya venían desde hace muchos años y venimos desde hace 30 años. Hemos nacido aquí prácticamente, veníamos con un coche Renault 12 y tardábamos tres horas, hacemos cestería de castaño y luego dentro del artículo de feria, hacemos cachabas, palos, cestas… en definitiva, todo lo relacionado con la madera», confiesan.

Las ermitas hechas a escala del durangués Carlos García eran otro de los atractivos en las inmediaciones del Santuario de Urkiola. «Son del entorno del Duranguesado: Berriz, Abadiño, Durango… Es una afición que tengo y he realizado nueve ermitas que están en los montes o en los barrios. La iglesia de Santa Ana me ha costado dos años hacerla, lleva casi 2.000 tejas, todo hecho a mano y puestas una a una», confiesa antes de recalcar que los más curiosos podrán ver estas obras de arte el sábado y domingo. «A la gente le gusta mucho y no piensan que una persona corriente como yo pueda hacer esto. El material que utilizo es muy variado: escayola, madera, hierro, pladur, aluminio…», añade.

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Por otro lado, el portugués Juan Carlos Ramos Leite tiene 160 caballos de monte distribuidos entre Amorebieta, Gernika, Morga, Gamiz-Fika, Meñaka, Laukiz, Ermua, Elorrio o Arrazola. Residente en Elorrio, estaba acompañado por el abadiñarra Ivan que acudía a la feria con cinco yeguas del parque natural de Urkiola.

Por último, dos vecinas procedentes de Usansolo, Josefi Godoy y Maria Elena Barrientos estaban expectantes observando todos los puestos de la feria. «Además, la misa es algo muy especial y posteriormente, celebramos una comida», añaden. De Sodupe, en cambio, llegaba José Ignacio Isusi, que recaló en Urkiola por séptimo año consecutivo por petición de un amigo. «He traído ocho carneros y la gente está expectante por verlos pero en total tengo 500 ovejas», concluye.

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