Un año después del fallecimiento del que fuera fundador de la asociación cultural Gerediaga y alma máter de la Azoka de Durango, Leopoldo Zugaza, su figura sigue estando presente en la villa. La asociación cultural Vicente Zavala de la localidad, con Javier Sagastizabal al frente, ... le ha homenajeado este viernes en un abarrotado Salón Arrupe del colegio San José Jesuitak Ikastetxea que ha congregado a centenares de vecinos de la villa y amantes de la cultura.
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El propio hijo del homenajeado, Miguel Zugaza, en nombre de sus hermanos y de toda la familia ha agradecido a la asociación local por esta iniciativa. «Mi padre era como una gran catedral gótica en construcción. Todo lo que hacía tenía una aspiración de llevar el pensamiento y los ideales al cielo, hacia lo más elevado. Estaba rodeado de una exigencia muy fuerte con lo estético, con la belleza y cada cosa que hacía siempre tenía un gusto exquisito. Residía en él como una responsabilidad de ir construyendo esa bóveda que cobijara a la cultura, entendida como un lugar de encuentro donde la ciudadanía tenía acceso», explicaba.
«Nunca lo daba por terminado, era como una obra en marcha, siempre a pie de obra, dibujando cada una de las piezas de esa construcción interminable. Tenía una personalidad ambiciosa en el terreno intelectual y emprendía empresas inabarcables», confesaba el actual director del Museo de Bellas Artes de Bilbao.
En el encuentro, se ha repasado su actividad como editor, su apoyo al euskera y otras facetas de la múltiple personalidad del promotor de la cultura en Euskadi en las últimas décadas. En el homenaje han participado su hijo y actual director del Museo de Bellas Artes de Bilbao, Miguel Zugaza, el cineasta José Julián Baquedano, el historiador Mikel Onandia y el restaurador José María Urquizu.
«Leopoldo apoyaba mucho el euskera. Miembro de la asociación Euskerazaleak, organizaban cursos de euskera y publicaciones. Después, creó la Ikastola de Durango y luego la feria del libro de Durango. Todas estas actividades estaban siempre relacionadas con el euskera. Editaba proyectos que eran en bilingüe y en 1986 la Diputación de Bizkaia le concedió el premio Andrés Mañaricúa por la difusión del euskera», confiesa Baquedano.
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«Leopoldo era testimonio viviente cómo desde el erdera se podía hacer mucho el euskera. Como vicepresidente del Museo de Bellas Artes de Bilbao, se le ocurrió hacer una zinemateka y me encargó a mí su programación», recordaba el exdirector de cine, antes de añadir que Azkuna Zentroa va a homenajear a Leopoldo en enero. «Aunque era un hombre de renacimiento, la historia para él era la maestra de la vida. Siempre estaba con libros de historia y era un gran lector. Hemos estado muy unidos en muchas actividades y solamente tengo agradecimiento por su persona».
Desde su cercanía a Leopoldo, los participantes han realizado un breve recorrido de su larga trayectoria cultural, que recorre desde la fundación de la asociación cultural Gerediaga, al impulso del Museo de Arte e Historia de Durango, la creación de la Azoka, su colaboración en la puesta en marcha de la ikastola Kurutziaga y de la librería Hitz, así como en la constitución de las salas municipales de exposiciones de Ezkurdi.
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Por otra parte, Onandia ha analizado la figura del homenajeado como un «editor, activista, impulsor de distintas asociaciones culturales ligadas al mundo del arte». «Ha sido uno de los principales protagonistas de la difusión y de la programación de la cultura en el País Vasco en las últimas seis décadas. Su figura escapa a cualquier etiqueta, dada la diversidad de áreas de conocimiento abordadas», analiza.
Por último, Urquizu ha realizado un repaso de su extensa vida y ha recordado sus inicios cuando era joven. «Leopoldo ha sido la persona que más ha hecho por su patrimonio cultural no solo en Durango, sino en todo el País Vasco» antes de hacer un guiño también a su mujer Carmen Miranda y su buen amigo Jesús Astigarraga. Tras su intervención, ha regalado a su hijo Miguel un retrato del difunto.
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Además de la mesa redonda, el coloquio ha estado abierto a la participación de los asistentes que deseen intervenir para realizar sus aportaciones en torno a la trayectoria de Zugaza, que ha obtenido importantes reconocimientos a lo largo de su vida.
El presidente de la fundación Zuloaga y colaborador de El CORREO, Ignacio Suárez-Zuloaga, ha confesado al medio que en un lugar como Durango «es una especie de milagro que en un lugar como la villa se hagan eventos de esta categoría». «Con esta participación y colaboración de la gente, con esta amplia visión de las cosas y es la gran idea de Leopoldo Zugaza: que en un pueblo, tú puedes hacer cosas importantes, puedes hacer cosas con gran perspectiva, tener un museo o comprarte un Regoyos. No sé tiene por qué renunciar a hacer cosas con pocos recursos y en sitios más pequeños», explica.
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«La grandeza de los pueblos es de las personas que viven. En Durango, tenéis una categoría y un núcleo duro de gente que dinamiza. Yo conozco toda Euskadi y el ambiente cultural de los pueblos y no se ven cosas parecidas aquí. Hay que darle orgullo y Durango tiene motivos para ello», concluye.
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