Medio millar de vecinos se implican para llevar los pasos de Semana Santa en Durango

«Este año contaremos con la novedad de la ayuda de personas de dicho país africano, que son católicos y nos van a acompañar a llevar los pasos. También tenemos un grupo de una decena de chicas, que repiten por segundo año consecutivo. Estamos muy contentos», explica Victoriano Pérez, vicepresidente de la Cofradía de la Vera Cruz fundada en el año 1435.

Desde esta asociación, confían en sacar los siete pasos principales por Durango. «Comenzamos el domingo de Ramos, en el que desfilaremos en el barrio de San Fausto a las once de la mañana. Damos una vuelta alrededor del jardín de la citada zona y lo dejamos ahí hasta que acabe la eucaristía. El próximo año, tras recibir la bendición, nos gustaría acercarlo a Santa María», explica este vecino de la villa.

Todos los pasos los guardan en el convento de Las Carmelitas, en la iglesia San Francisco de la villa. El próximo viernes, día 29, será el turno del Vía Crucis, en el que desfilarán desde Santa Ana hasta la ermita de Tabira a las ocho de la mañana. Por la noche, será el turno de las procesiones a las 22.00 horas desde la iglesia de San Francisco, recorriendo diferentes partes de la localidad, culminando en el pórtico de Santa María.

«Lo organizamos entre ocho y diez personas y lo preparamos con un mes de antelación. Lo difícil es escoger a las personas para que porten los pasos porque algunos se van de vacaciones, otros lo dejan… No hay ese fervor religioso que permanecía antes. No obstante, estamos contentos porque entre 400 y 500 personas participan en los pasos», confiesa Pérez.

El sentimiento latino mantiene viva la procesión del Silencio en Durango. La asociación Virgen del Cisne, creada por ecuatorianos afincados desde hace cerca de dos décadas en la villa, se ha convertido en una pieza clave para que desfilen con los pasos que organiza la cofradía de la Vera Cruz. Desde hace varios años se encargan de sacar a hombros el de 'La Dolorosa', que será el próximo viernes.

Devoción y unión en familia. Son los ejes de las decenas de personas procedentes del país sudamericano en Durango y entre todas ellas, destacan los Torres. Uno de sus miembros, José, recalca su pasión por la religión y más en la festividad de Semana Santa. «Empezamos en el año 2002. Hicimos un grupo bastante numeroso y comenzamos a llevar a La Dolorosa. Poco después, las mujeres también empezaron a participar llevando los demás santos», subraya. Su pareja, Esperanza, y su hija Janet también llevan otros santos.

Las mujeres también llevan distintos pasos, con edades comprendidas entre los 18 y los 59 años. «Siempre que haga falta gente, ayudamos. Lo más bonito es tener fe a los santos y al paso en sí», reconoce. Su hija Janet va más allá e incide en que cuando llegan a Santa María se produce «el momento más emocionante».

Este espectáculo congrega a vecinos de Abadiño, Elorrio e incluso de Ondarroa. «Hubo unos años que se prohibieron las procesiones, por un problema con la Iglesia. Luego volvieron gracias al difunto padre Vicente Zabala, el alma máter de todas las procesiones. Se puso en contacto con los centros culturales que había en el municipio: centro Palentino, centro cultural andaluz y extremeño y a cada uno de ellos, les acopló un paso. El primero se quedó con el paso del Cristo que suele estar en Santa María, el segundo cogió a la Dolorosa y el tercero cogió a otro paso: la Verónica», confiesa Pérez, que lleva más de tres décadas en la organización, junto a compañeros como Rafa Canete, Juanjo Gastañazatorre o Ángela. «Hubo una época en la que sacamos hasta once pasos. Pesa, son grandes y antes se llevaban todos a hombros, ahora se llevan solo tres», se lamenta.