idar la salud mental de los jóvenes, habida cuenta de que la ansiedad, la depresión, la tristeza o la insatisfacción cobran un protagonismo creciente. Durango quiere facilitar el acceso a servicios de atención psicológica y promover el bienestar emocional y mental de la juventud. Con ese objetivo, ha puesto a la venta 2.444 psicobonos dirigidos a vecinos de entre 14 y 35 años empadronadas en la localidad. Estas personas podrán acceder a un máximo de diez sesiones personalizadas en centros o gabinetes radicados en la villa. Cada una tendrá un coste de 54 euros, de los que el usuario abonará únicamente 9 euros. El resto del importe será subvencionado por el Ayuntamiento, garantizando así un acceso asequible.
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El psicólogo Jon Fernández recibe cada día en su consulta de Ezkurdi a jóvenes que muchas veces sienten «agobiados por la vida. Lo veo mucho sobre todo en personas de entre 18 y 23 años. Piensan que todo el mundo tiene claro a lo que se quiere dedicar, pero ellos no saben lo que van a estudiar. Se sienten desnortados y este tipo de perfil carece a menudo de motivación para realizar cosas», argumenta.
Perciben esa sensación de falta de sentido vital, que ese esfuerzo académico no ha servido para nada y van al éxito material y a ese estatus de cuerpo perfecto. «Es una crisis a nivel de sociedad que tiene mucho que ver con esta era de las pantallas, por cómo nos hemos alejado de esta dimensión interna y espiritual. Estamos muy metidos en lo externo, en lo digital y en comprar cosas, ropa, viajes... El aspecto interior, que es fundamental para encontrar sentido con vínculos profundos con la vida y los demás, ha perdido su lugar en el mundo», subraya este joven profesional.
El auge de TikTok
El auge de las redes sociales está en el origen de esos estados emocionales. «Hay chavales que van a clase, luego está unas horas en TikTok que sacia una parte del placer, pero no conectan con otra dimensión más profunda. Están perdidos en la vida, les da miedo todo y se cuestionan para qué hay que esforzarse tanto. Hay que conectarse con uno mismo y no huir del dolor si uno quiere crecer y encontrar sentido vital. La sociedad está estructurada y los jóvenes, que son nativos digitales, tienen muy interiorizado que cuando les duele algo, encienden la pantalla y se distraen por un tiempo. Para saber quién eres, qué te gusta y qué no, qué necesitas y no, hay que conectarse internamente contigo mismo y vivir miedos, dolor y emociones reprimidas», detalla.
¿En qué momento se produce esa pausa, el silencio para decir cómo estoy yo, qué me gusta a mí, quién soy? «Los chavales están distraídos con los dispositivos móviles hasta los 20 años y cuando empiezan a hacerse esas preguntas sobre la carrera que tienen que elegir, se les viene el mundo encima. Les produce un agobio tremendo», prosigue. Reconoce que la ansiedad va a ir en aumento por lo expuestos que están a la tecnología los niños con edades tan tempranas. «Creo que empieza a haber un poco de conciencia, pero hay un montón de menores de 2, 3 o 4 años atrapados en las pantallas y que tienen dificultades para manejar sus frustraciones», concluye.
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