Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Un recorrido por Latinoamérica durante dos años y medio le hizo un clic a la abadiñarra Ainhoa Gangoitia (31 años). Se lanzó a la aventura empresarial y decidió crear su propia marca, llamada Amalur, en 2017. El pueblo de la comarca ha decidido apostar por ... la artesanía y los productos locales y el segundo domingo de cada mes organiza una feria para reivindicar este sector y la joven desea participar en las próximas citas.
«Aprendí a hacer el macramé, es una técnica que a base de nudos, puedes hacer tapices pequeños y otras cosas como joyería, pendientes, pulseras o cortinas y elementos más grandes. Estuve vendiendo por Latinoamérica el macramé y cuando volví al País Vasco quise seguir con el proyecto y gracias también a una amiga que haciendo manualidades tiene bastante facilidad, nos lanzamos a la aventura», explica.
Hace casi cuatro años decidió comenzar a coser, a meter las telas y se ha convertido en lo que hoy en día es la marca Amalur. «Elaboro la ropa a mano y le ha quitado un poco el sitio al macramé; no obstante, lo sigo llevando a los mercados artesanales, ya que desde la nostalgia no lo quiero dejar a un lado porque con eso comenzó el proyecto. Pero hoy en día se ha convertido en una marca de ropa más que de complementos», detalla esta profesional con estudios en patronaje y moda y un grado superior de asesoría, imagen personal y corporativa.
Apertura de su propio taller
Además de las redes sociales, siempre es importante contar con un taller físico que decidió abrirlo hace un año y medio en el corazón de su localidad natal, en la calle Solokoa 2 bajo. En ese local, ha recibido visitas de clientes de la comarca, Bizkaia y Gipuzkoa. «La gente puede venir para ver las telas que tengo disponibles. No traigo muchos metros de tela porque me gusta ir cambiando constantemente de tejidos, entonces cada tres meses tengo diferentes. Los clientes vienen a verla, eligen la prenda que les gustaría y yo les cojo las medidas. Luego el tiempo estimado es según la carga de trabajo que tenga en ese momento, pero entre enero y marzo la época es más tranquila porque en navidades es bastante movido y en una o dos semanas puedo tener la prenda hecha», detalla.
«Al final, también es una cuestión ética, la gente que es consciente del tipo de consumo que practica, sí que nos apoya más o dice que prefiere comprar una prenda pero sabiendo dónde está hecha, quién lo ha hecho y en qué condiciones», desgrana esta emprendedora que comenzó haciendo camisas bastante anchas. «También elaboro camisas con escote v manga corta y mayormente y lo característico de mi marca son los tejidos, que son estampados de flores con colores muy vivos. Ahora también he metido el vichy, que son los cuadritos que se están llevando esta temporada», confiesa. A su vez, analiza el mercado de la moda y va trayendo diferentes tipos de tejidos. Según la temporada, también petos con diferentes tejidos, vestidos y «con los retales hago bolsos, coleteros y jerséis».
Esta emprendedora considera que moverse por otras ferias es muy importante para la visibilidad y dar a conocer su proyecto. El pasado mes de diciembre, estuvo presente en la edición número 27 de la Euskal Denda, en Durango, organizada por la asociación Arbaso, en los días de celebración de la Azoka. «Ahora apuesto por mercados que son más conocidos. En los comienzos, tuve que transitar las calles que también tiene lo suyo porque es el contacto directo con la persona y ésta puede ver el producto. Yo cuando no tenía un espacio físico, casi todo lo vendía por redes sociales y no es lo mismo comprar una cosa por Internet porque lo compras a ciegas y te fias de la foto, que hacerlo físicamente ya tocando el tejido, viendo los colores y probándotelo. La gente agradece esos mercados y que haya espacios para que las pequeñas artesanas podamos visibilizar nuestro trabajo», analiza.
«Al final, también es una cuestión ética, la gente que es consciente del tipo de consumo que está consumiendo, sí que nos apoya más o dice que prefiere comprar una prenda pero sabiendo dónde está hecha, quién lo ha hecho y en qué condiciones que comprarlo de cualquier forma, no sabiendo de dónde viene el producto», asegura.
Analizando este recorrido de estos seis años, realiza un balance positivo. «No me esperaba crear mi propia marca y estar trabajando de esto. Cuando me pongo a pensar en todo lo que he hecho, todavía no me lo creo, estoy un poco en shock. El hecho de ser autónoma no es nada fácil tampoco y no tienes nada asegurado. Personalmente, hablando de mi experiencia, el balance es bueno porque la gente creo que agradece mi trabajo y lo valora y es consciente del tipo de consumo. Hay gente que repite y eso es una señal positiva porque la gente está contenta con lo que hago y el producto que realizo», confiesa Gangoitia, que también ha trabajado como monitora de tiempo libre con jóvenes y en comedores escolares.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.