Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El pueblo de Durango está de luto, tras el fallecimiento de su vecino Javier Sagastizabal Miota a sus 81 años. Fundador y actual presidente de la asociación cultural del sacerdote Vicente Zavala, desde hace años impulsó un concurso de cuentos para jóvenes de los centros ... escolares de la localidad.
La sombra de Javier es muy alargada, ya que fue presidente del Orfeón de Durango durante años, además de regentar una asesoría en la localidad. Su última aparición pública fue el pasado 10 de noviembre en el homenaje que le brindó la propia asociación a la figura y amigo Leopoldo Zugaza, el que fuera fundador de la asociación cultural Gerediaga y alma máter de la Azoka de Durango. En el homenaje celebrado en un abarrotado Salón Arrupe del colegio San José Jesuitak Ikastetxea que congregó a centenares de vecinos de la villa y amantes de la cultura, se mostró emocionado en la presentación del acto.
Concedió a EL CORREO un reportaje en 2017 con motivo del cien aniversario del primer centro del Duranguesado, San Antonio-Santa Rita al que su familia estuvo muy unida. Cuatro generaciones desfilaron por las aulas del centro durangués, que durante ocho años dirigió Ana Sagastizabal (hija de Javier), desde que su amama Luisa Miota se escolarizase en 1918.
Por aquel entonces sólo había régimen de internado en el primer colegio del Duranguesado. «Entraban en septiembre y salían en junio», recordó su hijo Javier. «Mi madre nos contaba que ella y la tía Ascen no salían ni en Navidad. Sólo salieron para acudir al funeral de mi abuela, pero insistía en que como las navidades de allí no las pasó en la vida».
En los años en que a Javier le tocaba iniciar su etapa escolar, allá por 1947, no se admitían niños en San Francisco, nombre como se le conocía entonces al veterano colegio. Al igual que sus tres hermanos se matriculó en Santa Rita, que años después se fusionaría con San Antonio. Al echar la vista atrás rememoró que las clases se impartían en el vestíbulo, «por eso a los párvulos les llamábamos vestípulos. Los bancos estaban contra la pared y la monja se ponía en el centro. Recuerdo también que la hermana Aranzazu sacaba con un hilo más dientes que cualquier odontólogo de Durango».
Economista de profesión, su otra gran pasión era la Cultural de Durango, del que era socio y fiel seguidor a los partidos de Tabira. Del mismo modo, en su faceta literaria, coordinó el libro 'La cocina monacal', sobre recetas de las Clarisas. «Conseguimos recaudar 25 millones de las antiguas pesetas -150.000 euros-, que los destinamos a la lucha contra el hambre a través de Unicef, obras pontificias y la obra de Teresa de Calcuta», detalló Javier, que era txupinero de honor de su querida villa.
En 1995 coordinó un libro en el que se recogen recetas de 71 de los 125 conventos de clarisas que existen en España y escritas por las mismas religiosas. En él aparecen numerosas fórmulas aportadas por monasterios vascos como los de Bermeo, Derio, Gernika, Durango, Orduña o Portugalete en Bizkaia, Zarautz, Oñati y Azkoitia desde Gipuzkoa y varios platos sacados directamente de los fogones de las monjas alavesas de Salvatierra-Agurain o Vitoria.
Del mismo modo, contribuyó a recuperar la historia de las raquetistas, auténticas pioneras del deporte femenino en el Museo de Arte e Historia de Durango con una exposición en el año 2009. Eran mujeres que rompieron moldes en su tiempo al viajar por toda la geografía española, incluso por Cuba y México, de frontón en frontón, y acabar convirtiéndose en «las primeras profesionales del deporte reconocidas como tales».
«En todas las comidas y encuentros del txupinero coincidíamos. El afecto humano que nos teníamos mutuamente. Nos apreciábamos mucho, el respeto del uno hacia el otro era bestial. Nos conocemos de hace 30 o 40 años, compartíamos vivencias con él y con Juanjo Moreno y me decía: 'Hilario qué buena persona eres, qué humanidad tienes'. Era muy cercano y de conversación extensa con un café con leche. Gran lector y amante de anécdotas, era un hombre muy informado. Muy durangués» recordó el presidente del Tabirako Baqué, Hilario Pérez.
«Le gustaba cantar, recordar los juegos infantiles que se hacían en la calle. Me regaló libros, es un hombre que siempre ha estado muy vinculado a la literatura, a la historia y Durango. Nos teníamos un aprecio mutuo. Fue también un miembro muy activo de la JAED y no ha habido asociación de la villa en la que no haya intervenido. Era un voluntario. Era un hombre de acción en el barro«, concluyó Pérez.
La misa funeral se celebrará este lunes a las 19.00 horas en la Basílica Santa María Uribarri de Durango.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.