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Los pequeños comercios tradicionales de toda la vida están pasando por una situación complicada en Berriz. Muchos de ellos coinciden en que es un municipio con pocos habitantes y que es difícil sobrevivir en el día a día.
El fotógrafo Eneko Uribe Mata regenta la tienda de fotografía Julen. «El trabajo en general ha bajado mucho, ha habido fotógrafos que han tenido que cerrar. Entonces, estamos en la cuerda floja. Berriz es un pueblo pequeñito, no vas a coger la cantidad de gente que hay en Durango, donde hay más movimiento» confesaba.
En localidades de la comarca como Elorrio, Zaldibar o Abadiño no hay tiendas de fotografía y en Durango apenas subsisten dos o tres establecimientos. «Hay bastantes trabajos que nos llegan de gente de Durango, los clientes echan un vistazo a la tienda y te piden presupuesto. e intentas abrirte y darte a conocer. Con el día a día de la gente no te da para vivir, hay que moverse para realizar trabajos de bodas, fotos tanto en el exterior como de eventos deportivos, empresas industriales… y la situación no está como antes. Antes, el trabajo te llegaba más fácil, ahora tienes que salir tú a buscar», explicaba.
El Ayuntamiento de Berriz está elaborando un Plan Especial de Revitalización Comercial (PERCO), realizando un estudio para poder hacer un diagnóstico de la situación del sector comercial y de servicios de la localidad y en base a eso se establecerá un plan de acciones. Es algo en lo que se lleva trabajando cerca de un año y se aprobó en el último pleno celebrado el pasado jueves con los votos a favor de PNV y Elkarrekin Podemos y la abstención de EH Bildu (el PSE no pudo asistir al pleno).
«Lo que más hacemos a diario son fotos de carnet, trabajos de la gente con un marco y una foto con montajes. Tanto en bodas como comuniones y bautizos ha bajado un poco la cosa. También tenemos un pequeño escaparate en Durango para darnos a conocer y seguir activos», recalcaba resignado el fotógrafo.
Uribe reconocía que el consistorio les destina pequeñas ayudas económicas en forma de bonos de comercio. «Hacen lo que pueden y es algo que se agradece. De vez en cuando, se ponen en contacto con nosotros y en Berriz es la única tienda de fotografía que hay y si se cierra, es un negocio menos para el municipio», subrayaba el joven fotógrafo.
«Antes, te entraban clientes y hacías fotografías y te decían: 'quiero hacer álbum con x fotografías'. Ahora, ya no te entran tan directamente y te preguntan: ¿cuánto me saldría si incluyo 10 o 20 fotos más? Ahora se mira mucho más el dinero», manifestaba.
Muy cerca de allí se sitúa una tienda de golosinas. «La situación es un poco triste. Ha caído todo porque los precios han bajado muchísimo y entonces, hay mucha competencia con todas las tiendas» subrayaba la comerciante que regenta este establecimiento desde hace dos décadas.
«El Ayuntamiento no nos concede ayudas económicas al no estar empadronados en el municipio. Tenemos derecho a pagar los impuestos pero a recibir las ayudas no. Queremos que nos cobren menos impuestos y que nos ayuden un poco, como al ciudadano empadronado. Yo creo que sería justo que si pagamos esas tasas y tenemos un negocio en el pueblo, que nos ayudaran como a los que están viviendo aquí. Hemos tenido que empezar a vender pan para poder sobrevivir», exclamaba.
La carnicería Jon se ha convertido en un habitual de los vecinos de Berriz. «Veo una situación bastante mala. Tú a la gente joven no le puedes obligar a que entre en el local del pueblo. La clientela más fiel que tienes es la gente de mediana edad que cocina en casa. La gente joven, en cambio, vive de otra manera y la situación ha cambiado todavía más tras la pandemia. La gente vive en la calle» analizaba.
El propietario del establecimiento, Jon Armas, recalcaba que está muy de moda el concepto de 'kilómetro cero' pero que a la hora de comprar en los comercios de toda la vida la cosa cambia, aún vendiendo productos con ganado de aquí. «La situación tiene muy mal arreglo por mucho que incentives a la gente en forma de bonos o arreglos para que consuma en el pueblo, pero no les puedes obligar con una pistola a que te entre a comprar», vaticinaba.
En palabras del propietario de 'Jon Harakina', las ayudas del consistorio municipal no son muchas y resaltaba el gran trabajo que realiza la asociación de comerciantes de Berriz, cuya tesorera es Amaia Mekata, propietaria de Kimu Loradenda. «Se está moviendo mucho la asociación, realizando una gran cantidad de cosas. Formamos parte de la asociación muchos bares y tiendas y compartimos las mismas solicitudes, está parado el pueblo entre semana. Pero esto no es un mal solo de este municipio, sino que es de todos. La gente ahorra dinero para irse de viaje en un puente, no para comprar carne. La gran mayoría de la gente joven no entra», concluía.
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