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Miles de personas se han acercado este jueves a Urkiola para celebrar San Antonio. El sol, por fin en el cielo de Bizkaia, colaboró en que mucha gente se acercara a este enclave vizcaíno. «Hemos venido este año porque hace muy bueno. Tenemos mucha fe y devoción en San Antonio y vamos a asistir a misa», subrayaron Amaia Gutiérrez y Rosa Solaun, naturales de Llodio. Otra pareja, procedente de Vitoria, venía de pasear por el monte y se encontraron con los actos festivos. «Queríamos acercarnos al Anboto y sabía que era a mediados de este mes, pero no justo este día. Mi madre era de Otxandio y hemos visto el ganado», subrayaron Nieves Gómez y Alfredo Marín.
El ambiente festivo ya se dejaba ver en la subida, con los coches aparcados en las cunetas. Además, autobuses gratuitos desde Durango y Abadiño llegaban a los pies del santuario, así como de muchos otros lugares del País Vasco. Con un sol radiante, muchos vecinos disfrutaban del tradicional talo con chorizo.
Los stands de los productos agrícolas eran muy codiciados. «Venimos de Urretxu todos los años y hemos traído queso de oveja y vaca. Lo mejor es el ambiente y la fiesta que hay, con buena gente y armonía. La gente cada vez consume más queso y vamos hacia arriba», subrayó Jose Ramón Etxabe, con el mismo nombre de la quesería.
La artesanía llegó de la mano de la cestería Clara, procedentes de Reinosa (Cantabria). «Tengo elementos de Euskadi y a esta feria venían mis padres desde hace más de 40 años. Y después de jubilarse, acudimos nosotros con la cestería de castaño, lo nuestro de toda la vida. Trabajamos el olivo y nos cortan y secan en Navarra. También tenemos palos y cachabas, todo lo relacionado con la feria. Haciendo bueno, siempre se vende bastante. Estas ferias nunca fallan. Ahora vendemos también los eguzkilores de madera», subrayó Óscar Gutiérrez.
En cuanto a la ganadería, el abadiñarra Jacinto Iturriagaetxebarria acudía como los últimos 40 años con las seis vacas charolesas. «Tienen 1.100 kilos y están de exposición. El sector ha atravesado peores momentos que ahora, pero para ganar un jornal con el ganado es difícil. Un día como hoy, andamos bien; no obstante, es difícil sacar la vida. No hay terrenos para tener muchas vacas, para sacar vida hay que tener más de cien», confesaba a sus 80 años.
La compra y el paseo por la feria, eso sí, llega tras la misa y las vueltas al enorme pedrusco que abandera el templo y que, según la tradición, ayuda a encontrar pareja o a mantenerla a quien da siete vueltas en el sentido de las agujas del reloj. Una pareja procedente de Llodio, que también celebra San Antonio, seguía con esa tradición. «Solemos venir a Urkiola a hacer diferentes rutas, vemos que es una feria mucho más grande. La de Llodio antes era más popular pero ha caído bastante», subrayaban Jose Ramón Veiga y María Jesus Odiaga.
Junto al santuario, también se encontraban haciendo un receso los vecinos abadiñarras Miguel Ángel Jaio, Joseba Alonso, Margari Bereziartua y Esther Badiola. «Lo más bonito es el ambiente que hay y estar en kuadrilla y picar un poco de talo y chorizo», confesaban.
Los ganaderos se mostraban críticos ante las exigencias de la Diputación. «Nos exigen unos análisis de sangre a los animales constantemente antes de la feria y eso no es viable. Por ejemplo, un ganado que está en el monte y pastando a 50 metros, ¿por qué hay que hacerle análisis antes de traer a una feria? Si además el ganado está suelto, todas las vacas juntas. Los ganaderos han optado por no traer los animales. Se van a perder todas las ferias, esto es un cachondeo.», subrayó Iñaki Uriarte, dueño de unas yeguas. «El ganado pasa una vez al año la inspección sanitaria, así que no tiene por qué pasar ocho veces en una feria de monte. El ganado no es un mueble y se va a estropear todo: esto en cuatro años se acaba», exclamaba el abadiñarra.
El pastor de Mendiola, Aitor Urien, seguía en esta línea. «Esto siempre ha sido una feria del ganado de monte y tanto nosotros como otros ganaderos, hemos traído vacas y yeguas. Este año los veterinarios de la Diputación nos dijeron que había que hacer pruebas y sangrarlas para traer a la feria que se hace en el monte. Nosotros nos plantamos y dijimos que no, que creemos que no es justo y no han traído los ganaderos las vacas de monte. Es una forma de mostrar nuestra queja», reconocía antes de exclamar que es un día especial y muy bonito para todos los residentes. «Siempre veníamos pronto con las vacas, luego hacíamos el almuerzo y pasar el tiempo con los amigos antes de volver a bajar andando con el ganado», añadía.
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