El CD Berriz cumple sus bodas de oro

Una de las personas más alegres en estos días es Justo Perera, que lleva ligado al club cerca de treinta años. Fue en 1973 cuando un grupo entre diez y quince vecinos decidió lanzarse a la aventura y crear un equipo senior masculino. «Los inicios fueron como de cualquier otro pueblo, con gente que era aficionada al fútbol. El objetivo era intentar conseguir que alguien te cediese un terreno de campo para poder hacer un campo de fútbol», explica.

Durante décadas los equipos disputaban sus partidos en campos de tierra y qué decir de los conjuntos de las categorías inferiores, que ni existían. «Poco a poco se fueron formando y juntando chavales. Así en la década de los noventa había un equipo infantil, otro cadete, un juvenil y dos senior: uno de ellos en categoría preferente y otro de ellos, en segunda regional», detalla.

La transformación del fútbol y del deporte en general ha sido gigantesca. «Todo ha cambiado mucho. Antes no había equipos escolares», añade, antes de puntualizar que antiguamente había personas en el club que salían de trabajar y se iban al club y echaban una mano en todo lo que pudieran. «La gente estaba muchísimo más implicada que ahora: lavaban la ropa, pasaban la tabla al campo, pintaban las líneas blancas, realizaban mucho trabajo de forma desinteresada. Eso sí ha cambiado mucho», analiza Perera.

No se entendería el club sin la implicación de Esteban Ramos, presidente del club durante muchos años y de Lázaro Milikua, que se encargaban de toda la gestión. «Si el Berriz está así, es en parte gracias a ellos» manifiestan desde el club.

Por otra parte, Perera, que anteriormente fue jugador y actualmente forma parte de la directiva como coordinador del club gestionando equipos, entrenadores, horarios y fichas, recalca que de un tiempo a esta parte ha cambiado completamente la forma de entrenar. «Está todo mucho más preparado y profesionalizado, ha habido un cambio de la noche a la mañana. En los jugadores, se observa una mayor preparación y ahora los campos son de hierba artificial; antes veías un campo de hierba una vez al año y jugabas siempre sobre arena, realizando un juego más directo. El propio jugador tiene cuerpo de jugador, ves que la mayor parte de ellos se cuida. Ahora, además necesitas título reglado para entrenar un equipo. Antiguamente, el club sólo tenía cuatro o cinco equipos y ahora alcanzamos los 12 o 13 equipos, desde edad prebenjamín hasta senior», subraya.

El equipo de fútbol de la localidad está compuesto por 200 niños, un dato muy significativo teniendo en cuenta que los habitantes totales del municipio apenas alcanzan los cuatro mil. Esta temporada han contado con dos prebenjamines, un benjamín, tres alevines, dos infantiles, el equipo cadete, juvenil y regional: en total, once equipos.

«La gestión ha cambiado: ahora hay muchas más infraestructuras, muchos más entrenadores y jugadores» añade Perera, que forma parte de un equipo directivo formado por siete personas. Otro de los aspectos positivos es el vínculo de los vecinos con el club, ya que casi el 100% de los jugadores que militan en el club son del propio municipio. «No hay ninguna entidad en el pueblo que tenga tanta cantidad de chavales» reconoce antes de mostrar su satisfacción de que la comisión de Fiestas del municipio les designara para dar el pregón, que correrá a cargo del defensa central del equipo senior Mikel Agirre que milita desde benjamines en el club. «Es un reconocimiento también hacia él y espero que los vecinos disfruten de estos días», concluye, antes de señalar que esperan formar un equipo de chicas nacidas entre el año 2007 y 2009 el próximo año.

«El futuro de la entidad lo veo con optimismo, estamos creciendo. Este fin de semana, sin ir más lejos, han ido a jugar cuatro equipos un torneo a Salou llevando el nombre de Berriz por toda España», recalca, esperando que la entidad cumpla otros cincuenta años más.