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Cuidar la artesanía local, poniendo al alza los productos hechos a mano por los propios comerciantes. Con ese objetivo, 54 artesanos ponen en valor el recorrido de unos profesionales pioneros dentro de la edición número 27 de la Euskal Denda, organizada por Asociación para el ... Fomento de la Artesanía Tradicional de Euskal Herria Arbaso.
«Es el cuarto año que venimos aquí, es una feria muy marcada en el calendario. Nuestro proyecto se llama Artal (artesanía de lana) y trabajamos en un proyecto circular. Recogemos la lana de los pastores, llevamos a lavar y confeccionamos en nuestro taller todo el filtro. Queremos darle vida a la lana, que ahora mismo es un residuo con el objetivo de realizar productos del uso cotidiano y que vuelva la lana a la vida de nosotros», explica Alain Flores, antes de confesar que en el norte del País Vasco se valora mucho la artesanía, un sector que tiene fuerza.
Desde Bilbao, llegaba a la villa Jorge García con su marca Zur Berri con un taller de madera en Bolueta, el torneado y un taller-escuela. «Vendo todo tipo de artículos. He traído piezas torneadas porque prácticamente no hay torneros en Bizkaia. Entonces, hay una oportunidad de negocio que quiero aprovechar porque afortunadamente tengo trabajo. La artesanía atraviesa una época complicada, ya que siempre hemos tenido problemas para definir nuestro trabajo. Siempre ha sido un lodo que ha servido para muchos sectores, incluidas las instituciones, como un cajón de sastre que ha entrado de todo. Las nuevas tecnologías están haciendo que cada vez sea más complicado poner el límite entre lo que es un objeto artesano y lo que no lo es. La artesanía debería ser exclusividad y no productividad. Yo tengo, por ejemplo, un surtido de cuencos y objetos que no hay dos iguales. Tiene que ser un valor que los artesanos tenemos que potenciar y hacer valer» analizaba.
Ainhoa Gangoitia, con la firma Amalur, se mostraba ilusionada y esperanzada ante su primera vez en este mercado, procedente de Abadiño. «Puedes encontrar ropa hecha a mano. Normalmente, hago a medida y suelo traer unos modelos para que la gente vea un poco lo que hago con los tejidos que trabajo y la gente me puede pedir todas las prendas que quiera. También, tengo macramé que es con lo que empecé el proyecto y hago bisutería con dicha técnica», explica.
«También tengo cosas para bebés como muselinas y camisetas. Llevo seis años de recorrido pero con la ropa llevo dos años. Se mueve mucha gente y ayer tuvimos un día muy exitoso, con gente de todo el País Vasco. Me va bastante bien el negocio y ahora tengo un taller en Abadiño para que la gente pueda venir a ver las cosas que tengo», analiza antes de reconocer que no son las mejores épocas para emprender, debido al auge de las multinacionales de ropa. Otra de las comerciantes de la comarca, RestaurArte, dedicado a los muebles de madera, recibía la visita de varios clientes.
Un año más, la plaza del mercado de Durango volverá a ser el macro-escaparate del sector y un referente sin igual para el sector artesano. Hasta el domingo, este evento complementará las actividades de la ciudad cultural en la que se convierte la villa vizcaína, en estas fechas, y volverá a concitar a los amantes del producto artesano, único y original.
Los asistentes llegados de Guipúzcoa, Álava y Navarra y de otras partes de Bizkaia disfrutaba con el chocolate de la tienda Garrarte, ubicada en San Sebastián. «El obrador lo tenemos en Tafalla y venimos con la almendra garrapiñada, que es nuestro producto más famoso. Piruleta navideña y los turrones son otros de los alimentos más demandados», puntualiza Cristina Biurrun una asidua a esta feria.
La cerámica es un valor al alza. En el taller llamado Loitz Cerámica y ubicado en el barrio bilbaíno de Deusto, tienen objetos de alfarería. «Realizamos todo de forma tradicional, esmaltada en blanco, decorada en azul, hacemos jarras de txakoli, reproducciones de Kaiku, saleros y artículos de cocina o recipientes para los estropajos, ensaladas y queseras», declara Alex González, con más de cuatro décadas de trayectoria profesional. «Vamos sobreviviendo porque tenemos mucha dedicación al proyecto», confiesa antes de apuntar que los graduados en Bellas Artes están empezando a abrir talleres relacionados con este arte.
Los aficionados a la pelota vasca también tenían una cita en este mercado gracias a la cooperativa Otero pilotagilea. «Llevamos dos décadas realizando pelotas en Anoeta y hemos asistido a todas las ediciones. Hacemos pelotas 'goxua' para los más pequeños (hasta ocho años) que empiezan a jugar, para gente más mayor pelotas blandas y otros que se dedican a jugar. Hay pelotas blandas, medias y un poco más duras» analizaba antes de detallar el proceso de fabricación de la misma. «Es un vuelo de plástico, se le pone encima el látex, luego la lana, el hilo y el cuero. Para que boten bien, es mejor que no pesen, que sean más ligeras y se les mete un vuelo de goma y tardamos algo más de una hora en el diseño», concluye Oscar Collazo.
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