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Los amantes del arte tendrán la oportunidad de disfrutar este domingo de la muestra 'A base de papel. Papera ardatz' dedicada a Agustín Ibarrola en el Museo de Arte e Historia de Durango, con una visita guiada a las doce de la mañana. El artista ... falleció el pasado noviembre a sus 93 años y podrá verse parte de su obra hasta el 28 de enero en la villa.
El eje fundamental de la exposición es mostrar la utilización de papel como soporte de la obra. Por un lado, el formato pequeño muestra óleos y frottages sobre papel, muchos de ellos sobre papel de estraza, «con el que normalmente envolvíamos en casa las obras de Ibarrola», tal y como recordó Irrintzi Ibarrola, su hijo y comisario de la exposición en la presentación de la muestra. En este grupo se pueden encontrar también sus obras más recientes, creadas en 2022, además de los trabajos que el artista realizó sobre sus propios grabados y ceras expuestas sobre papel. En la segunda categoría abundan los collages y las esculturas realizadas sobre papel de periódico.
La obra seleccionada abarca un amplio periodo de tiempo que se inicia justo después de la realización del Bosque de Oma, en el año 1992. Y se extiende durante dos décadas, en las que abundan intervenciones con la naturaleza como las Rocas pintadas en Arteaga (1993), Piedras y árboles pintados en el Ecoespacio O Rexo de Allariz, en Galicia, (1997), Cubos de la memoria de Llanes, en Asturias (2001-2006), Instalación de Totems en la colina Halde Haniel, de Bottrop, en Alemania (2002) y Rocas pintadas de Garoza, en Muñogalindo, Ávila (2005-2007).
La selección de obras expuestas muestran la actividad de Ibarrola en el estudio, en su caserío de Oma, en la cotidiana labor de investigación artística en el campo que él denomina «las leyes que rigen la relación entre los elementos básicos de la pintura moderna y contemporánea, forma, línea, color, masa y volumen». Se trata de una investigación que tiene sus inicios en la teoría de la interactividad del espacio plástico que el artista inició en el Equipo 57, creado en París por un grupo de artistas españoles exiliados del franquismo.
Las muestras que se pueden apreciar en el museo de Durango evidencian la costumbre de Ibarrola de trabajar en series. Lo que se traduce en que el propio artista «no sabe cuando está terminando un cuadro, por lo que los repite, creando diferentes versiones del mismo». «Además, estos cuadros son un claro reflejo de que Ibarrola se define a sí mismo como un muralista «desde que colaboró con Oteiza en la realización del santuario de Arantzazu», explicó Irrintzi.
Por su parte, la directora del Museo durangués, Garazi Arrizabalaga, añadió que con esta exposición se quiere poner en valor la colección de grandes artistas que empezó a gestar en los 70 y 80 Leopoldo Zugaza, alma máter de la Azoka de Durango, fallecido hace un año.
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