Alumnos de Rumanía, Chipre, Italia y Grecia viajan a Durango para revivir cuentos clásicos en el teatro

La obra, enmarcada en el programa de Erasmus en el que los durangueses han ejercido de anfitriones, gira entorno a un juicio. Bajo la narración de Sherezade (Las mil y una noches), los personajes deberán adivinar quién ha sido el malvado que ha envenenado la manzana de Blancanieves. Cada país ha elaborado una figura típica de su cultura. Los griegos, por ejemplo, han elegido a la diosa Eris, que es la personificación de la discordia y el conflicto y que en esta pieza tiene, además, antecedentes penales. «Es una obra muy chula, graciosa y entretenida que creemos que gustará mucho al público infantil que se aproximará este jueves», puntualiza Gorroño.

Con la sostenibilidad como bandera, el alumnado de tercer y cuarto curso de la ESO, así como de primero de bachillerato del centro durangués, también han ejercido de diseñadores para crear, con ropa usada, el vestuario que lucirá el elenco. Y se puede decir que no les falta talento. Han sido capaces de crear la clásica peluca de los jueces a base de corchos pintados de blanco, también han utilizado platos de plástico para diseñar un traje de lo más original, han cortado camisetas para dar un toque más moderno y actual a los personajes, y hasta han confeccionado faldas a base de atar fulares a un minúsculo trozo que quedaba de un pantalón vaquero.

«Es como hacer prácticas en horas de clase», ha explicado Leire Segura, alumna de artes escénicas en el centro. Ella es la responsable de sonido de la obra, donde además de adaptar los sonidos que cada grupo ha elegido para representar a su país, será una de los cuatro músicos que actuarán en directo. «Hemos estado muy a gusto trabajando en la obra y haciendo los ensayos. Tanto es así, que hemos venido hasta los domingos por la mañana al instituto», ha agregado, entre risas, la joven.

Los alumnos de Rumanía, Chipre, Italia y Grecia, que han viajado junto a una veintena de profesores, permanecerán en Durango una semana, donde se alojan en casa de algunos estudiantes locales. «Es muy emocionante hablar y conocer a gente de otros países que ha estado haciendo lo mismo que tú, trabajando en la misma obra, pero en la otra punta», ha añadido Segura.