Más de 1.300 euros de diferencia por un enterramiento entre un pueblo y Durango

Los pueblos más rurales de Durangaldea siguen apostando por el entierro. A la costumbre, más enraizada en esas zonas, se suman unas tasas municipales que rondan los 75 euros, muy lejos de los 1.418 que se pagan en Durango por el alquiler de un nicho por diez años, depositar al difunto en él y sacar sus restos una vez expire el plazo. Estas tasas están disparando la diferencia de hábitos que ya separaba a ciudades y pueblos.

De media, en la comarca, salvo que el finado disponga de un seguro de decesos para cubrir gastos, el precio de un funeral ronda en torno a los 2.800 euros de media. Cifra que incluye el ataúd, velatorio, misa, flores, certificados, cremación y tasas municipales. Mil euros menos que la media en Bilbao. Según los datos facilitados por empresas funerarias de Durangaldea, en cementerios como los de Izurtza, Mañaria, Atxondo o Iurreta todo se simplifica a una tarifa única de entre 72,18 y 78,10 euros por cualquiera de los servicios que se ofertan como el enterramiento en panteón, en nicho o depositar las cenizas.

A estos gastos, no obstante, habría que sumar los 435 euros que cuesta la incineración. Un coste que se equipara en las localidades con mayor población de la comarca como son Durango, Abadiño y Elorrio, por el incremento de las tasas de enterramiento. En el caso de Abadiño, se han duplicado en los últimos años. Es el municipio en el que más cuesta enterrar a un familiar en un panteón, superando a Durango, que ha liderado la lista de municipios más caros en lo que a sepelios se refiere durante décadas.

La tasa municipal por un sepelio con enterramiento en panteón va de los 425 euros en Abadiño -80 euros más que Durango- a los 72,12 en Izurtza y Mañaria. Elorrio se sitúa a medio camino entre los dos extremos. Si por el contrario, nos vemos obligados a alquilar un nicho, los gastos aumentan de manera considerable. Aquí, Durango se sitúa a la cabeza. Alquilar por una década un nicho cuesta 725,59 euros, a esto habría que sumar 270,86 euros por meter al difunto. Total, 1.000 euros, que seguirán aumentando si decidimos sacar los restos, por lo que tendríamos que abonar al Ayuntamiento otros 418 euros, y pagar 200 euros de la incineración. En el caso de Iurreta, si estás o no empadronado es fundamental. De pagar 78,10 euros -tasa única para cualquier tipo de sepelio-, si eres de fuera alquilar por una década un nicho subiría a 666,75 euros, ocho veces más.

Estas cifras ratifican la tendencia actual en las poblaciones más habitadas, donde dos de cada tres sepelios son incineraciones. Una línea que lleva años en crecimiento a razón de un cambio de costumbres y de evitarse exhumar los restos al cabo de un tiempo, con el papeleo y coste que supone.

Según las empresas funerarias de la zona, «la gente joven prefiere la incineración, mientras que los mayores siguen decantándose por el entierro en el cementerio de su localidad», afirman. En cuanto al rito, el último adiós sigue siendo religioso, a pesar de que en los últimos años han aumentado los espacios municipales para las ceremonias civiles en Elorrio y Durango.

Si bien dejar las cenizas en un panteón privado no tiene costes en Abadiño -la única localidad que no cobra por ello en toda la comarca-, emplazarlos en un columbario por tres lustros asciende a 246 euros, superando a Durango, y tres veces más que en Iurreta y Atxondo. La mayor parte de las familias opta por «llevarse las cenizas y enterrarlas en su jardín, en el exterior de su caserío o lanzarlas en lugares significativos para el difunto», eludiendo el pago de tasas a los ayuntamientos. Hoy en día, las urnas se construyen de elementos ecológicos y biodegradables que permiten echarlas al mar o al monte sin que se dañe el ecosistema, aunque no está permitido.