Dragonas frente al cáncer de mama

Para empezar la nave en la que reman no es una al azar. Se trata de un Barco Dragón o Dragon Boat, una nao que en su proa lleva la cabeza de uno de estos seres mitológicos y cuyo origen hay que buscarlo en China hace más de 2.000 años. En el caso de las que emplean en Getxo está compuesto por una tripulación de doce personas. Diez de ellas forman cinco líneas de dos remeras cada una, otra ejerce de timonel y la última marca el ritmo con un tambor. Verlas navegar no deja indiferente a nadie.

La forma de palear es beneficiosa para recuperar la zona afectada por el cáncer de pecho. «Este ejercicio mejora la fuerza, la resistencia cardio-vascular y la función pulmonar. Ayuda además a disminuir la fatiga y la masa muscular asociada al tratamiento oncológico. A la gente que hemos tenido cáncer de mama nos suele quitar los ganglios del brazo más cercano al pecho afectado. Eso da problemas de movilidad y de acumulación de líquido linfático. Con este deporte mejoramos el movimiento y flexibilidad de la zona», detalla Libia de la Fuente. Ella es una de las integrantes del equipo de Breast Cancer Survivors (BCS), las supervivientes al cáncer de mama. Hay una categoría específica en la que solo participan mujeres que se han enfrentado a esta enfermedad. Varias aún lo hacen. Algunas compañeras sufren metástasis.

Pero si a nivel físico remar en un Barco Dragón es beneficioso para estas mujeres, a nivel mental no lo es menos. «Aumenta la autoestima, la sensación de equipo y de formar parte de algo. Es algo que te hace mejorar tu confianza personal y sentirte útil», resalta De la Fuente.

Connie Boulandier es otra de las mujeres que rema en estas embarcaciones. A sus 63 años se presenta como «psicóloga y dragona». Desde su visión profesional valora muy positivamente lo que aporta esta actividad. «Cuando tienes un cáncer como el de pecho la sanidad funciona muy bien. Pero cuando te dan el alta te asaltan un montón de preguntas. Piensas que no eres la misma y en cómo haces para retomar tu vida tras la enfermedad», plantea. Por eso valora tanto lo que aporta esta actividad. «El Barco Dragón llega a lugares a los que no lo hace el sistema sanitario. Te aporta ese apoyo moral y de sanación. Es un entorno seguro y terapéutico en el que estás acompañada por personas que han pasado por lo mismo. A esto se añade además que haces ejercicio en el agua, un elemento que siempre se ha considerado sanador», sostiene Boulandier, quien confiesa que nunca había practicado deporte hasta que se enroló en esta tripulación. «Es algo que a mí me ha ayudado a reconstruir mi imagen personal y social. He dejado de sentirme una paciente», resalta.

El artífice de la llegada de estas embarcaciones a Getxo fue Alfonso Juez, entrenador del Getxo Kayaka. Hace unos años las vio en una competición. En ellas remaban mujeres que se habían enfrentado a un tumor de pecho. Tras mucho trabajo, consiguió traer uno de estos barcos al club. Ahora mismo cuentan con dos y son más de 80 personas las que se turnan para remar en ellos. No todas tienen cáncer de mama. Algunas sufren otras patologías o discapacidades o directamente quieren palear en ellos. «Somos muy inclusivos. Nuestro lema es que aquí cabemos todos o no cabe nadie», subraya De la Fuente. El fin de semana del 8 y 9 de junio llegarán remando por la ría hasta Bilbao. Han sido invitadas por la comunidad china para participar en el evento que se va a celebrar en el entorno de Museo Marítimo para dar a conocer la cultura del gigante asiático. Allí estarán con su barco las dragonas que hacen frente al cáncer de mama.