Imagen de una empresa de Zorroza. E. C.

Las dos polémicas empresas de Zorroza pasan una decena de inspecciones en 4 años

En junio se produjo una «nube blanca» al derramarse ácido clorhídrico en Sader, admite el Gobierno vasco en un informe

Miércoles, 17 de julio 2024, 00:30

El Gobierno vasco ha realizado en los últimos cuatro años una decena de inspecciones no programadas a Sader y Profersa, las únicas industrias potencialmente contaminantes que continúan asentadas en Bilbao y objeto de denuncias vecinales por los malos olores y los escapes. De hecho, todas ... las visitas menos la primera, de 2021, se produjeron el pasado año y en lo que va de 2024 precisamente a raíz de las quejas de los residentes en Zorroza y San Ignacio, según recoge la información remitida al Parlamento vasco por el nuevo consejero de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad, Mikel Jauregi.

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El responsable de esta área, a petición del PP, enumera las inspecciones e incidentes registrados en el último año y medio, aunque los populares habían solicitado conocer todos los avisos desde el año 2014. En prácticamente la totalidad de las inspecciones, los técnicos acudieron por denuncias vecinales de malos olores, escapes o por la presencia de residuos fuera de los lugares correspondientes, situaciones que, en el momento de la visita, ya no se daban.

El último de los percances, desconocido hasta ahora, se produjo el 20 de junio en Sader, dedicada al tratamiento de residuos (peligrosos y no peligrosos) y que desde este año recibe «todos» los lixiviados (líquidos y lodos que se filtran) de la central de basuras guipuzcoana de Zubieta. Según el documento firmado por el consejero, ese día la compañía comunicó que, «en una descarga de HCI», ácido clorhídrico, a un depósito «se ha derramado al suelo parte del líquido que quedaba dentro de la manguera del camión». Eso provocó, continúa el documento, que se generara «una nuble blanca durante aproximadamente diez minutos», incidente sobre el que no se registraron «quejas al respecto».

Portavoces de la compañía aseguran que el percance fue responsabilidad de «la empresa logística» que se encarga de la «entrega y gestión de la descarga del material». Según puntualizan, «el operario» realizó una «operación» de manera «incorrecta» tras descargar el HCI «durante la recogida y limpieza de la manguera», por lo que «cayeron unas gotas de líquido en el suelo». Sader, continúan, «ha apercibido» a la empresa, que «ha admitido su error». Insisten, en cualquier caso, en que fueron ellos mismo quienes comunicaron el incidente al Gobierno vasco y que «no hubo ningún tipo de actuación de los servicios de emergencia».

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El suceso en Sader se produjo en un momento en el que Profersa, dedicada a la fabricación de fertilizantes y propiedad también del Grupo Agaleus, se encontraba clausurada por el Ejecutivo autonómico tras haberse registrado en apenas quince días dos aparatosos escapes que obligaron a los vecinos a mantener las ventanas cerradas. Jauregi hace referencia a las visitas que el personal de asistencia técnica cursó el 26 de abril y el 11 de mayo -cuando se procedió al cierre- tras recibir sendos avisos de SOS Deiak. Los inspectores se desplazaron otras dos veces ese mes y el siguiente a la planta para confirmar el cumplimiento de las «medidas correctoras», como la prohibición del uso de nitrosufatos y la vigilancia continua y control de la temperatura de las cenizas. La última visita se produjo el lunes de la semana pasada, para estar presentes «en el arranque» de la instalación, que volvió ese día a funcionar.

La consejería también ha enviado al Legislativo vasco un informe que recoge una relación de las estaciones de medición de la calidad del aire ubicadas en un radio de 5 kilómetros de estas industrias, doce. Remiten a un informe de valoración de resultados de 2022, ejercicio en el que «se han cumplido los valores límite establecidos por la normativa de aplicación». Álvaro Gotxi, el parlamentario del PP que solicitó la información, lamenta que no se haga referencia a los medidores que «prometieron instalar» en Elorrieta y Zorroza, operativos desde junio. Y sostiene, además, que «no tiene ningún sentido mantener una actividad potencialmente peligrosa en el centro de Bilbao».

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