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Europa vive desde hace algo más de un año la mayor epidemia de gripe aviar registrada hasta la fecha. El temor a que esta influenza de alta patogenicidad (IAAP) mute y alcance a los humanos ha llevado a las administraciones de todo el continente a ... reforzar los controles, tanto en los animales de granja como en los silvestres, los que en las migraciones pueden llevar el virus a lugares separados por miles de kilómetros. En Euskadi se han incrementado las analíticas de las aves acuáticas desde que en octubre de 2021 se pusiera el foco en este patógeno a nivel internacional y el Gobierno vasco acaba de detectar dos nuevos casos positivos en Bizkaia. Se trata del primer cormorán hallado muerto en el País Vasco por este virus, en Zierbena, y de una gaviota reidora encontrada enferma en Getxo que pereció al día siguiente.
37 países europeos afectados
Desde finales de 2021, el continente ha registrado más de 6.000 focos.
Son dos de los miles de animales que aparecieron fallecidos u agonizantes en las costas vascas en enero y febrero protagonizando un «inusual» episodio de mortalidad. Este aluvión de cadáveres, en cualquier caso, no está tanto relacionado con la gripe aviar como con los temporales del Atlántico Norte, que impiden a las aves acceder a alimento (algunos tenían un 30% menos de masa corporal de la que deberían). De hecho, el centro de recuperación de fauna silvestre de Bizkaia recogió más de una veintena de frailecillos, a los que se les realizó una necropsia y un análisis buscando restos de virus, y arrojaron un resultado negativo.
Ha sido el Laboratorio de Sanidad Animal de Neiker el que ha detectado estos positivos y ha remitido las muestras al Laboratorio Nacional de Referencia de Algete para su confirmación. Según una nota publicada por el Gobierno vasco este miércoles, la «prioridad» es «proteger a las aves de corral», para lo que ha reforzado la vigilancia y así poder «detectar el virus de manera temprana y contener la enfermedad en caso de aparición de focos». Eso supone también incrementar los análisis en las aves silvestres, con la vista puesta en evitar que lleven el H5N1 a las granjas, lo que podría «acarrear grandes pérdidas económicas para el sector avícola vasco».
El sacrificio de millones de aves en Europa ya ha derivado en una subida en el precio del pollo, el pavo y los huevos, aunque detrás de este fenómeno subyace también cierta inquietud entre los científicos por sus consecuencias a largo plazo y por la cada vez mayor presencia de esta IAAP en mamíferos. El contagio masivo en octubre de visones en una granja peletera de Galicia fue una de las últimas señales de alarma. Tenían una mutación denominada T271A, similar a la de la gripe porcina que afectó a humanos en 2009. Y en Perú aparecieron en enero centenares de lobos marinos muertos por la influenza, animales que, según las primeras hipótesis, no se contagiaron entre ellos, sino de las cientos de las miles de aves que llegaron enfermas a las costas.
Desde el Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco insisten en que, en Euskadi, están emergiendo en los últimos meses positivos porque «estamos haciendo un seguimiento muy de cerca; se ha activado muchísimo el rastreo», y no porque la presencia del virus sea «preocupante». De momento, precisan, no ha aparecido «en ninguna explotación», en las que disponen de protocolos y guías de actuación . Todos los casos se han dado en aves silvestres.
Aunque también es cierto que, desde 2006, no se había registrado ningún caso, y desde mayo del año pasado ya superan la treintena. Los primeros fueron dos buitres leonados en Matxinbenta y en Peñas de Aia, en Gipuzkoa, donde se han dado más positivos. El 2022 cerró en Euskadi con 22 focos que afectaron a alcatraces, buitres, cigüeñas, gansos y ocas. A finales de enero, se detectaron otros dos casos en tres gaviotas encontradas muertas en las inmediaciones de la ría Oria, en Orio.
Desde 2003, según la Organización Mundial de la Salud, se han infectado solo 870 personas a nivel mundial. Si bien lo que preocupa es su altísima tasa de mortalidad, del 50% (el SARS-CoV-2 está entre el 1 el 2%). «La gripe aviar se transmite con dificultad entre pájaros y humanos, pero la situación puede empeorar si existe un huésped intermedio», advertía hace unos días a este periódico Raúl Rivas, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca.
La consejería que dirige Arantxa Tapia, recuerda que, si bien este virus «tiene muy bajo potencial de infección a las personas», para evitar su circulación no deben manipularse las aves silvestres que puedan encontrarse muertas o moribundas. Lo que se debe hacer es «notificar inmediatamente» los hallazgos al 112 para que los servicios forales procedan a su retirada.
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