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La Unión Europea impulsó los fondos Next Generation en julio de 2020 para reactivar la economía tras los estragos del Covid-19, la mayor pandemia ... en un siglo. Uno de sus destinos era beneficiar al sector de la construcción, agonizante tras la crisis del ladrillo y tras el virus, al favorecer la rehabilitación de edificios con fines de sostenibilidad. Se pretende así proteger a las viviendas de las olas de frío y de calor que se avecinan con el cambio climático y reducir la huella de carbono de las ciudades.
El Gobierno vasco canalizó los fondos a través de las sociedades urbanísticas municipales. Y en Bilbao, donde la edad media del parque de viviendas supera los 55 años, el maná cayó como agua de mayo. La entidad municipal Surbisa ha gestionado 22,9 millones para la rehabilitación energética de edificios y pisos particulares, lo que ha beneficiado a 2.677 familias. Las subvenciones incentivaron obras de sostenibilidad en 82 edificios y en 675 hogares. «Se apoyó la instalación de envolventes o cambios de calderas comunitarias, pero también la sustitución de ventanas en pisos particulares», relata el edil responsable de Surbisa, Jon Bilbao.
1,134 millones
ha recibido la comunidad de la Plaza del Funicular 2 para sufragar unas obras de eficiencia energética en las que han invertido 1,6 millones
Y dos de las comunidades han accedido a una subvención mayor de un millón de euros. La situada en la calle Santa Clara 5, un rascacielos del barrio de Santutxu, recibirá 1,135 millones y una cantidad similar le corresponde al número 2 de la Plaza del Funicular. Los vecinos acordaron en ambos casos realizar una intervención «muy potente» que quiso «descarbonizar» el edificio, y que fue gratificada con una ayuda del 80%, explica Bilbao. En el último caso, los propietarios invirtieron más de 1,6 millones en realizar una nueva envolvente y en cambiar la caldera comunitaria de gas, permitiendo que el consumo de energía primaria no renovable pasase de 192 a 21,2 kWh/m2 al año. Eso supone un ahorro de más del 88%, lo que les abrió la puerta a obtener 1.133.855 euros. Los vecinos recibieron hace justo unas dos semanas la ayuda en la cuenta de la comunidad.
El inmueble, de 1973, tiene garajes, bajo y entreplanta con unos 5 negocios y 49 viviendas en ocho plantas, además de patios interiores. La actuación fue una de las primeras que se presentó a la convocatoria. «En 2021, empezamos a tener problemas por desprendimientos y pusimos a la comunidad en danza para poder realizar la obra», cuentan los residentes. Al final, se plantearon colocar fachada ventilada, envolvente para los patios interiores y sistema de agua caliente y calefacción de biomasa, lo que les permitió optar a la mayor subvención posible. Así, idearon sustituir la caldera comunitaria de gasoil por una combinación de tres sistemas, dos de biomasa (pellets) y una de gas.
«Se contrató el proyecto, pero se condicionó ejecutar las obras a obtener la subvención. Cuando recibimos el 'ok' de Surbisa, se accedió. Había vecinos mayores con pensiones muy pequeñas reticentes pero al final apoyaron la obra. También empezamos a poner derramas mucho antes para que llegado el momento de ejecutar la obra el esfuerzo fuera más asumible y solicitamos financiación», relata Alberto Martínez, de la comisión de obras de la comunidad y que lleva unos 15 años residiendo en el bloque. Al final, tuvieron que poner 30.000 euros por vecino, como media. El coste de la caldera rondó los 300.000 euros, pero había que cambiarla porque tienen los días contados por la legislación ambiental europea. «Ya no usamos combustibles fósiles, y el ahorro económico es de un 50% en consumo», agrega.
«Los fondos Next han sido una oportunidad jugosa, pero al final, la gente se anima a realizar obras cuando no hay más remedio», afirman desde el estudio que realizó el proyecto, Maab Arquitectura. La arquitecta Belén Rodríguez añade que la fachada de estos vecinos «era una plaqueta de ladrillo caravista con problemas importantes: Se fue lajando, empezó a caerse, convirtiéndose en un peligro». Lo más singular, relata, es que la obra ha sido muy completa. Se ha actuado en los patios, también se han remodelado los balcones y se instaló esta fachada ventilada de cerámica extrusionada, fabricada en Alemania. Las hay de varios tipos y, en su opinión, son la mejor solución para las envolventes.
Los fondos Next propiciaron un «boom» de reformas en edificios. Gorka Aburto, CEO de la constructora Codenor, que ha realizado la obra del inmueble de la Plaza del Funicular, especializada en rehabilitación verde y con 52 intervenciones en marcha en Bizkaia, explica que estas mejoras están en auge porque el parque de Euskadi es muy antiguo. «Durante años habrá que seguir rehabilitando para amoldarnos a la normativa actual, realizando obras cada vez más exigentes», apunta. Según explica, ello implica varios beneficios. Primero, la mejora de la seguridad en las vías públicas. También impulsa «un ahorro energético en invierno, pero también en verano. Es un motor económico gigantesco que permite, además, revalorizar la vivienda», añade.
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