La decisión del equipo de Gotzone Sagardui de cerrar la cirugía cardiaca de Basurto y trasladar a estos cirujanos para integrarlos con el equipo de Cruces generó uno de los conflictos médicos más relevantes de los últimos tiempos en Bizkaia. Hasta el punto de que ... gran parte de la plantilla del centro bilbaíno lo llegó a sentir como un ataque del departamento. Afirmaban que la decisión de Salud convertiría a Basurto en un centro de segunda, mientras de forma paralela se potenciaba a otro hospital cercano.
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El conflicto se hizo público en febrero de 2022. Fue entonces cuando se conoció que Salud había dispuesto reactivar un proyecto que se comenzó a cocer en la época de Darpón al frente de la consejería, se definió durante la etapa de Murga, pero que frenó la pandemia. Gotzone Sagardui decidió retomarlo, pese al rechazo que se encontró por parte de los profesionales del principal hospital bilbaíno. Incluso se llegó a poner fecha a aquel cierre. Primero fue el 1 de julio y después el 17 de noviembre. Ninguna de las dos se llegó a cumplir.
Los cardiólogos de Basurto iniciaron durante aquellos meses una serie de movilizaciones. Recogieron más de 68.000 firmas y convocaron numerosas concentraciones y manifestaciones. A las primeras acudían básicamente profesionales del centro. Después se les unieron ciudadanos. La más numerosa atravesó Bilbao hasta el Ayuntamiento y reunió a más de 2.000 personas.
De forma paralela los jefes de servicio del centro mostraron de forma pública su rechazo. Lo hicieron con una serie de cartas dirigidas a la población, que fueron publicadas por EL CORREO, y en las que no solo se explicaban los motivos por los que se oponían a este cierre. También ponían el foco en algunos de los principales problemas que, en su opinión, afectaban a Osakidetza. En aquellas misivas denunciaron cuestiones como «la privatización encubierta» de la sanidad pública vasca; o que la falta de personal, en especial de médicos y enfermeras, frenaba la reducción de las listas de espera.
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La decisión de los anteriores dirigentes del Departamento de Salud de seguir adelante con el cierre llevó a los médicos de Basurto a dar un paso más. Jugaron su última carta para impedirlo. Una moneda al aire. Acudieron a la Justicia. Presentaron una demanda en la que trasladaban los efectos «perjudiciales» que, en base a su criterio médico, tenía esta decisión de Salud. Entre ellos advertían de la posibilidad de que un paciente que sufriese un infarto en Bilbao y fuese trasladado a Basurto tuviese «riesgo» de fallecer al haberse quedado este hospital sin cirujanos del corazón.
El juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Vitoria admitió a trámite aquella denuncia y paralizó el proyecto de cierre de este servicio y su traslado a Cruces. Lo hizo con un auto que cayó como una verdadera losa en el Departamento de Salud. La Justicia ponía en cuestión las decisiones que estaba tomando el Gobierno vasco en materia de salud. Algo que ya había ocurrido durante la pandemia.
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Ninguno de los recursos que presentó Salud a este aplazamiento fue atendido por los jueces. El proyecto quedaba así paralizado hasta que la justicia ordinaria resolviese de forma definitiva sobre el fondo del asunto. Finalmente no será necesario celebrar ese juicio. El nuevo consejero de Salud ha conseguido poner fin en apenas dos semanas a un conflicto heredado que se prolongaba desde hace más de dos años. Se sana así una herida que ha llegado a generar tensiones entre colegas de dos de los principales hospitales de Bizkaia.
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