El bilbaíno y «muy del Athletic» que ya es el nuevo obispo de Helsinki

Los 17.000 católicos de la diócesis de Helsinki, Finlandia, tienen desde hoy nuevo obispo. Que es bilbaíno. Y del Athletic. De hecho él mismo, Ramón Goyarrola (Bilbao, 1969), suele detallar este punto futbolero, que es «muy del Athletic», a la menor oportunidad que se le presta. Esta mañana se ha celebrado la ceremonia de ordenación en la iglesia luterana de San Juan, templo prestado por los luteranos para la ocasión, dadas las reducidas dimensiones de la catedral católica, en un acto de ecumenismo que, según contaba el propio Goyarrola cuando se dio a conocer su nombramiento, es algo de lo más habitual en aquel país. De hecho, representantes de todas las confesiones religiosas presentes en Finlandia han asistido a la ceremonia, en la que también han estado familiares del nuevo obispo, hermanos, tíos y sobrinos, venidos desde Bilbao y Bakio.

La misa se ha celebrado en finlandés, latín y en inglés, pero también ha habido palabras en euskera, dirigidas por el nuevo obispo a sus familiares y paisanos. La celebración de esta mañana ha sido excepcional en todos los sentidos. Y no solo porque han estado presentes todos los prelados escandinavos y el único cardenal sueco, Lars Anders Arborelius, que ha presidido la ordenación; el arzobispo de Burgos, pasado obispo de Bilbao, Mario Iceta; y el obispo de Bilbao, Joseba Segura. También porque más de 1.500 personas han llenado el templo, en lo que ha sido la ceremonia católica más numerosa desde que esta Iglesia está presente en Finlandia, desde principios del siglo XX.

Sacerdote del Opus Dei y licenciado en Medicina por la Universidad de Navarra, Ramón Goyarrola lleva en Finlandia 17 años. En 2006, el entonces obispo de Helsinki pidió a la citada prelatura que le mandase algún cura para allí, y el elegido fue él. En este tiempo no ha perdido un ápice de bilbainismo (es un hombre echado para adelante que lo mismo bromea con el sumo pontífice que entona 'Lau teilatu' para el programa 'Vascos por el mundo'), pero a la vez le han vuelto inesperadamente finlandés, tanto como para cambiarse el nombre: todos sus vecinos le conocen como Raimo. «Ahora soy ya un finlandés más: de pasaporte, de corazón y de cabeza», resumía en una reciente entrevista en El Correo.

Goyarrola se pone al frente de una diócesis singular, muy grande y muy pequeña a la vez. «Abarca todo el país, 350.000 kilómetros cuadrados con cinco millones y medio de habitantes, de los que somos católicos unos 17.000, según los registros. Yo creo que en realidad seremos el doble, porque están llegando cantidad de inmigrantes y refugiados y muchos son católicos». En una nación donde la religión dominante es el luteranismo y donde abundan los no creyentes, la Iglesia Católica solo tiene ocho parroquias, entre ellas la catedral que construyeron los rusos hace 170 años para sus soldados católicos de Lituania o Polonia. Pero Finlandia es excepcional en un detalle: «Damos misa dominical en veinticinco templos no católicos: en ciudades donde no tenemos iglesia, nos las dejan los luteranos y los ortodoxos. La relación es fraterna, nos tenemos un cariño inmenso, rezamos juntos... Cuando salió la noticia de mi nombramiento, me escribieron todos los obispos luteranos y ortodoxos para felicitarme y ver qué necesitaba, ¡es una pasada!». Una fraternidad que se ha hecho notar esta mañana.

«Yo creo que somos la diócesis más pobre de Europa. Eso tiene sus ventajas: cuando no hay dinero, quizás te fías más de Dios y rezas más. Pero andamos muy justitos. Imagínate, ¡con los miles y miles de euros que pagamos de calefacción!», detallaba en sus declaraciones a El Correo. Cuentan con la ayuda de los curas suecos y noruegos, que les ceden parte de sus sueldos. «Alemania nos ayuda también en las reformas de las parroquias: con el hielo, se nos rompen tuberías cada dos por tres. Somos una iglesia pobrísima, de misión, en el fin del mundo: Fin-Landia».

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