Las discotecas, como el Moma, en Bilbao, han abierto el pasado fin de semana sin restricciones de aforo ni de horarios y han estado hasta la bandera. borja agudo

Discotecas a tope, menos botellones

La apertura de las pistas de baile sin restricciones reduce los altercados, pero no acaba con las aglomeraciones para beber en la calle

Martes, 12 de octubre 2021, 01:50

El ocio nocturno ha regresado este puente por todo lo alto. Por primera vez desde la irrupción del virus, las discotecas pudieron albergar a todos los clientes que permite su licencia hasta altas horas de la madrugada. Como antes de la pandemia, aunque la mascarilla ... sigue siendo obligatoria excepto en el momento de la ingesta. El pleno funcionamiento de las salas de fiestas del centro de Bilbao y de municipios cercanos trajo consigo, además, un efecto positivo: se redujeron los altercados de orden público y bajó la intensidad de los macrobotellones que han tomado el territorio durante todo el verano.

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También de los que 'martirizan' a vecinos y hosteleros de las calles Licenciado Poza y Doctor Areilza, por ejemplo, que en las últimas semanas han sido escenario de 'macroquedadas' de miles de jóvenes. Se siguen produciendo, aunque a menor escala y sin «incidentes reseñables», según fuentes del Consistorio.

Las aglomeraciones fueron menores que el anterior fin de semana, según constató el área de Seguridad. Ertzaintza y Policía Municipal practicaron la noche del primer sábado de octubre un total de 11 detenciones en esta zona por delitos contra el orden público y atentado contra la autoridad -incluido cruzar contenedores y lanzar botellas y vasos contra los agentes- y denunciaron a 123 personas por beber y orinar en la calle.

La madrugada de este último sábado, en cambio, el número de sanciones cayó casi un 40% -se tramitaron 77 denuncias- y no hubo arrestos. La Policía autonómica solo practicó una detención por altercados durante las 'no fiestas' de Basauri, donde la Brigada Móvil fue recibida a botellazos.

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Mientras tanto, las discotecas vizcaínas estuvieron a tope. Diego Maestre, uno de los socios de Sonora, en Erandio, pudo reabrir su negocio hasta las seis de la madrugada para cerca de 1.600 personas. «Fue una locura, con un nivel de consumo similar al de Nochevieja. Se notó que la gente tenía ganas de salir, como si no hubiese un mañana. Tras 18 meses de pandemia, tienen claro que la vida son dos días y es mejor pasarlos bailando», apuntó.

«El nivel de consumo fue como el de una Nochevieja. Se notaba que la gente tenía ganas de salir»

Diego Maestre

Socio de la sala Sonora

Maestre asume que las salas solo son capaces de reunir a una parte de las miles de personas que antes se juntaban a beber en la calle y que dada la dificultad de erradicar el botellón, lo más «eficiente» desde el punto de vista del descanso vecinal sería que se genere en las afueras, en zonas alejadas de las viviendas. «Pero siempre se ha castigado a las grandes salas, a las que podían albergar mucha gente. De aquellos polvos, estos lodos», criticó.

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La Non de Lemoa, que reabrió en cuanto se permitió el ocio nocturno, funcionó el sábado hasta las seis de la mañana y logró vender unas 600 entradas entre los aficionados al techno y a la música urbana. Esta discoteca realiza labores de limpieza en algunas zonas del municipio. «Hemos notado que el botellón ha subido muchísimo durante la pandemia, el tiempo que hemos estado cerrados. Llegamos a un acuerdo con el Ayuntamiento porque entendemos que la gente que bebe en algunas zonas lo hace antes de venir a nuestra discoteca, pero lo que hemos visto es que se junta a beber también mucha gente que no llega ni a entrar», apuntó ayer Mikel Pérez, director de sala.

«La reapertura de nuestros locales quita público al botellón. Los que están bailando dentro no van a estar bebiendo en la calle»

Javier Obispo

Discoteca Budha

«La reapertura ha ido muy bien. Tenemos vendido para los siguientes fines de semana casi todo por anticipado. Después de tanto tiempo sin poder trabajar estamos contentos con esta respuesta», expuso Luis Ángel Rodríguez, dueño de la sala Moma de Bilbao, que ha podido mantenerse a flote este tiempo a base del «colchón» que había generado, ayudas y préstamos ICO. «Lo hemos pasado mal, pero este fin de semana hemos estado llenos y parece que esta racha de consumo alto se va a prolongar al menos hasta enero con las celebraciones navideñas», explicó Javier Obispo, de la discoteca Budha. «Lógicamente, la reapertura de nuestros locales quita público al botellón», argumentaron ambos. «Todas las personas que están bailando dentro no van a estar bebiendo en la calle», apuntaron.

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Aun así, vecinos y hosteleros de Doctor Areilza y Pozas, donde persiste un operativo especial conjunto entre la Policía Municipal y la Ertzaintza, destacan que el regreso del ocio nocturno no ha terminado del todo con el problema y reclaman mano dura. «Este fin de semana hubo menos gente, pero sigue habiendo botellón. Hay aglomeraciones y se colapsan carreteras y aceras, provocando problemas de accesibilidad y de ruido. Una ambulancia ha tenido que venir escoltada para que la dejaran pasar para buscar a una niña. Aquí tres noches por semana no se duerme y nos sentimos atrapados porque es imposible pasar por la calle a partir de cierta hora», clamó un residente.

«La reapertura ha ido muy bien. Después de tanto tiempo sin poder trabajar estamos contentos con esta respuesta»

Luis Ángel Rodríguez

Sala Moma

«Ruina para los negocios»

Los hosteleros de la zona se suman a esas críticas. «He tenido que cerrar a las doce de la noche porque esto es insoportable. Los clientes de siempre no vienen. Ya no se puede estar porque todo está masificado. Esto es una ruina para los negocios. Cuando dejas que tiren botellazos a la Ertzaintza ya has comenzado a perder la batalla», se quejó Ricardo, del Abeliñe. «La Policía llega, pero ellos apartan las bolsas y después siguen bebiendo», aseguró Esteban, el propietario del Poza 42.

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Varios establecimientos han tenido que contratar a personal extra para controlar la entrada, para que no deje acceder a la gente con vasos ni sacar alcohol a la calle. «El supermercado es quien más vende de toda la calle. El problema es perpetuo, aunque ahora se haya desmadrado todo más con la pandemia», apuntó este empresario.

En las aglomeraciones que se están produciendo en esta zona también son frecuentes los enfrentamientos entre las propias cuadrillas y los hurtos, lo que incrementa la sensación de inseguridad del vecindario. Los sindicatos ErNE y Euspel iniciarán este jueves una ronda de contactos con los grupos parlamentarios. Abordarán su «discriminación laboral» respecto al resto de funcionarios, además de los problemas organizativos que existen en el cuerpo, por ejemplo la falta de una unidad especializada en bandas juveniles, y la falta de «defensa institucional» ante los ataques que han sufrido este verano.

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El dato

77multas por botellón puso la Policía de Bilbao la madrugada del sábado y del domingo.

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