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Un mes después de la apertura del centro de menores de Sopuerta, y tras varios incidentes protagonizados por sus moradores, la Diputación ha valorado de forma «positiva» su funcionamiento. Preguntada tras el consejo de Gobierno, la portavoz foral Leixuri Arrizabalaga calificó como «fluida» la comunicación ... con «un equipo excelente que trabaja para ofrecerles el mejor contexto posible». Así, definió este recurso como «un lugar de preparación para la emancipación con presencia permanente de personal educativo».
Pese a los sucesos de estos días, en los que los menores del centro han atacado a cuatro jóvenes y se han enfrentado a un agente de la Ertzaintza, la Diputación no valora solicitar medidas extraordinarias de seguridad. Por el momento, la Ertzaintza patrulla a diario los alrededores del Palacio de Quintana, donde están alojados estos jóvenes. Un dispositivo que desde la Administración foral no ven necesario reforzar.
La Diputación está siendo especialmente cuidadosa desde hace semanas con la información relativa a este centro. Ante las protestas de los vecinos que reclamaban su cierre, la Administración foral prefirió no pronunciarse, ya que quiere evitar cualquier estigma que pueda recaer en la veintena de chicos acogidos, extranjeros sin referentes familiares. Arrizabalaga se expresó en el mismo sentido al reclamar «dejar fuera del foco público cualquier información relativa a la convencia en este espacio».
La portavoz foral se mostró contrariada por las informaciones difundidas durante los últimos días al considerar que existe una intención de «crear alarma», aunque no llegó a desmentir ninguna noticia en concreto. Arrizabalaga mostró así su preocupación por las consecuencias que puedan tener estas publicaciones para la «integración social» de los jóvenes.
Este periódico publicó el pasado domingo, contrastado con fuentes de toda solvencia, que la madrugada del sábado una veintena de menores acogidos por el centro rodearon e increparon a un grupo de cuatro chavales. A dos de ellos les agarraron por el cuello y les empujaron sin motivo aparente. A otra de las víctimas le sustrajeron el teléfono móvil que llevaba en el bolsillo durante un forcejeo.
Un detenido
El lunes volvió a registrarse un nuevo incidente en el centro. Alrededor de las doce de la medianoche, responsables del servicio de acogida pidieron ayuda a la Policía autonómica porque varios de ellos estaban rompiendo cristales de las ventanas. Uno de los menores se revolvió contra uno de los uniformados, al que empujó e intentó tirar al suelo, por lo que fue arrestado por delitos de atentado contra la autoridad y daños.
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