La Diputación insiste en un modelo de residencias pequeñas para frenar al virus

La Diputación avanzó en septiembre su apuesta por equipamientos más pequeños, para aquellos de nueva construcción, y zonificar los grandes ya existentes. Lo que vendrían a ser grupos burbuja de mayores. En esa idea insiste también el informe técnico que ha presentado hoy el diputado de Acción Social. Sergio Murillo ha resaltado que «el funcionamiento en grupos reducidos, con personal asignado al grupo, favorece que las personas trabajadoras tengan un mayor conocimiento de las personas mayores, de manera que es más fácil detectar también posibles cambios en dichas personas que en la actual situación de crisis sanitaria ha sido de vital importancia para poder detectar síntomas a tiempo, y poder así dar respuestas más rápidas para frenar una posible expansión del virus».

La aplicación de este nuevo modelo llevará años hasta que esté culminada. Requiere cambios organizativos, pero previsiblemente una serie de obras en algunos de los equipamientos de mayor tamaño -en Bizkaia hay varios con más de un centenar de residentes- y todo eso lleva tiempo.

El informe también apuesta por una mayor relación de las residencias con el sistema de salud, para contar con el apoyo de médicos y enfermeras de Osakidetza a la hora de manejar a algunas personas mayores con cuadros de «alta complejidad» y que viven en residencias. Así como apostar por seguir avanzando en la coordinación sociosanitaria, de manera que se «garantice así una atención integral que pueda llegar a cubrir, de manera coordinada, las crecientes necesidades asistenciales de tipo sanitario que tienen este tipo de centros residenciales».

Según ha trasladado Murillo, durante la primera ola de la pandemia 1.925 mayores de 87 centros sociosanitarios (el 58% de todos los que hay en Bizkaia) resultaron contagiados por Covid-19. De ellos 308 fallecieron, aunque hay dudas sobre si otros 44 ancianos que murieron en aquellas fechas lo hicieron por el virus. Eran semanas, sobre todo al inicio de la pandemia, en las que que había escasez de pruebas PCR. El diputado de Acción Social ha indicado que la letalidad en las residencias de Bizkaia afectó al 16% de los infectados, mientras que en mayores de 80 años en Euskadi esta tasa se situó por encima del 24%. «La incidencia en fallecimientos dentro y fuera de las residencias fue similar entre la población mayor. Si me apuran mejor en las residencias ajustando a la edad real», ha valorado esta mañana Murillo.

El informe encargado por la Diputación recoge entre las conclusiones del análisis cuantitativo que «la variabilidad en los datos» durante la primera ola no permite obtener un patrón concluyente sobre qué aspectos tuvieron una mayor incidencia en la mortalidad. Y por tanto «no se puede concluir que haya una relación directa entre las personas infectadas y fallecidas y el régimen jurídico de las residencias, su tamaño o el entorno en el que se ubican». Sí añade, en cambio, que las residencias pequeñas de hasta 25 mayores fueron las que tuvieron menor afectación. De ahí que se considere que este tamaño reducido facilita un mejor manejo de las medidas preventivas y de los cuidados a los ancianos.