La Diputación iniciará este verano los derribos para abrir paso al Guggenheim en Urdaibai

Los movimientos en Dalia confirman que, pese a que el Patronato del Guggenheim Bilbao se ha impuesto un periodo de dos años para «reflexionar» en torno a la viabilidad de su expansión a Urdaibai, el Gobierno foral, principal promotor del proyecto, sigue adelante con los trámites burocráticos y las labores ambientales previas. Dos procesos complejos que pueden alargarse al menos un lustro. Dicho de otro modo: es muy posible que, de realizarse, el nuevo museo no empiece a construirse hasta finales de la década. Algunas fuentes apuntan incluso que el objetivo de las instituciones implicadas es arrancar las obras en 2030.

Tras la fuerte tormenta política desatada el pasado febrero, cuando el lehendakari Urkullu expresó sus dudas respecto al proyecto museístico -el Gobierno vasco aún no ha garantizado su imprescindible participación, tanto económica como técnica-, la diputada general intentó atajar la polémica. Elixabete Etxanobe aseguró en una comparecencia en las Juntas Generales que su equipo «no se va a quedar quieto» y que va a seguir dando pasos «con determinación» mientras aguarda el veredicto del Patronato, que se conocerá en 2025. Lo que puede hacer en este tiempo el Gobierno foral, que cuenta con el aval del PNV, es trabajar por el consenso institucional, avanzar con la tramitación de la ingente cantidad de permisos que requiere ejecutar una obra en la Reserva de la Biosfera y preparar las parcelas.

Un proceso de descontaminación y renaturalización en el que también está implicado el Gobierno central a través del Ministerio de Transición Ecológica, que ha aportado 40 millones para labores ambientales vinculadas a la ejecución de la nueva pinacoteca en Gernika y Murueta. En los terrenos de Dalia viene trabajando el Departamento foral de Infraestructuras desde el año pasado. El museo ocupará el 50% de los 32.000 metros cuadrados de la parcela y el resto serán recuperados como zonas verdes.

Para eso primero hay que eliminar la huella de la cubertera. Un proceso que no comparten, por ejemplo, la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y Obra Pública y el grupo ecologista Zain Dezagun Urdaibai, que consideran que el edificio que está a punto de eliminarse es un vestigio histórico de la zona. Durante los últimos meses los equipos forales se han dedicado a analizar unos terrenos en los que han encontrado fuertes concentraciones de metales pesados, hidrocarburos y benzopirenos.

A partir de ahí, se trabaja en la capa superficial y también en el acuífero subterráneo inyectando bioestimulantes. El siguiente paso es el del desamiantado y la demolición de una fábrica construida en 1957 según el proyecto del arquitecto bilbaíno Luis María de Gana. En los años 70 se convirtió en una de las principales suministradoras de cubiertos del continente, pero cerró en el 87 por la crisis del sector. Dos décadas después el terreno fue adquirido por la Diputación.

El otro solar en el que se debe actuar es el de Astilleros Murueta, aunque ahí las labores van más despacio. Principalmente, porque la fábrica sigue en marcha. El Gobierno foral confirmó el pasado marzo que ha abierto negociaciones con la firma para comprar la parte del terreno que está a su nombre. La franja costera pertenece al Estado y ahí la idea es simplemente eliminar los diques existentes. Los propietarios de Astilleros Murueta ya han asumido que sus instalaciones van a ser desmanteladas así que han solicitado formalmente una compensación. En paralelo se desarrollan las conversaciones para fijar un precio.

La otra gran novedad que puede llegar durante las próximas semanas, o eso espera al menos la Diputación, es un guiño al proyecto de Imanol Pradales en sus primeros discursos como lehendakari, ya sea en la investidura del próximo jueves en el Parlamento vasco o en la toma de posesión que se celebrará dos días después en las Juntas Generales de Gernika, a apenas un kilómetro del solar en el que aún permanecerá de pie el edificio de Dalia. Haya o no alusión al proyecto de la nueva pinacoteca, en el Gobierno vizcaíno reina la calma. A diferencia de lo que ocurría con Urkullu ahora dan por hecha la adhesión del nuevo Ejecutivo. Lo contrario sería una tremenda sorpresa porque Pradales ha sido durante sus años como diputado foral uno de los principales valedores del Guggenheim de Urdaibai.