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Toda precaución es poca a la hora de afrontar un proyecto de una complejidad «tan tremenda» como la que encierra el subfluvial de Lamiako. Por ... eso la Diputación ha sacado a licitación un proyecto constructivo que no deja nada a la improvisación. De hecho, incorpora diez áreas en las que la ingeniería que resulte adjudicataria del plan deberá echar el resto para dejarlo todo más que atado.
Para empezar, y con el fin de evitar posibles sobresaltos con el doble túnel bajo la ría, los responsables forales han decidido incluir de manera obligatoria las nuevas tecnologías en el plan, según se recoge en el pliego de condiciones que ayer salió a licitación. BIM son las siglas de Building Information Modeling, una metodología de trabajo colaborativa para la creación y gestión de un proyecto de construcción. El modelado BIM consiste en administrar información detallada de una infraestructura, incluyendo aspectos referentes tanto a su diseño como a su mantenimiento, con la finalidad de evitar la pérdida de recursos y administrar de forma más exacta el tiempo en la construcción, o eludir costes innecesarios en futuras remodelaciones.
En otras palabras, se trata de simular de manera digital la construcción del túnel, de modo que permita anticipar los problemas que podrían surgir tanto en el diseño como durante la construcción real.
No será la primera vez que la Diputación recurra a esta metodología. La primera gran obra lineal en la que se aplicó el sistema BIM para la gestión del proyecto desde la fase de construcción fue la correspondiente a la segunda fase de ampliación de la Supersur, concretamente en el túnel de Arnotegi, según recordó ayer el diputado de Infraestructuras y Desarrollo Territorial.
Pero la Diputación ha ensayado ya en torno al proyecto del subfluvial otras técnicas inéditas en el territorio, como Nakamura, un método japonés de ingeniería sísmica para medir el ruido y la vibración de fondo que se produce por la acción del hombre o de forma natural. Por las mareas, el viento, los coches...
Para ver la frecuencia de vibración del terreno, el factor de amplificación en superficie y el espesor de la capa de suelo blando que presenta la zona en la que se ha dibujado el trazado del primer subfluvial vizcaíno, la institución foral recurrió a un pequeño aparato que, posado en suelo, permitió medir el movimiento en un punto concreto y su desplazamiento en cuestión de microsegundos.
La Diputación repitió la operación en una treintena de puntos de la dársena de Lamiako, la zona en la que se han localizado los materiales más inestables de todo el recorrido. El proceso, del que no se tenía constancia en Euskadi y existen pocos ejemplos en España, se utiliza con relativa frecuencia en el resto del mundo.
«Es la obra más compleja de la historia de la Diputación, una de las grandes obras de Bizkaia de todos los tiempos», afirmó ayer Unai Rementeria en la presentación de los resultados del estudio de viabilidad del subfluvial que ha supuesto más de dieciséis meses de trabajo para los técnicos de Sener. Y eso que la construcción de la Supersur, que en su primera fase encadenó pasos elevados y profundos túneles a lo largo de un recorrido de trece kilómetros, tampoco resultó fácil.
«Es un reto de ingeniería y constructivo», añadió el diputado general. «Un proyecto de una complejidad tremenda», añadió Imanol Pradales. Así, los expertos que dentro de cuatro meses se encarguen de realizar el proyecto constructivo tendrán casi tres años por delante para «afinar» y acabar de definir algunas cuestiones vitales para que el subfluvial llegue a buen puerto. Ello supondrá realizar nuevos sondeos geotécnicos y geológicos, dibujar los enlaces definitivos, «mojarse» en la elección del método constructivo, determinar el coste... Un montón de cuestiones que elevan a 10,5 millones el presupuesto para redactar el proyecto.
Pradales llamó ayer la atención sobre otro aspecto importante: la elaboración de un plan especial viario, para lo que la Diputación deberá trabajar con los ayuntamientos de Leioa y Getxo, en la Margen Derecha, y de Portugalete y Sestao, en la Izquierda. «Además, hay que hacer nuevos estudios sobre el efecto que tendrá el túnel en los hábitos de movilidad y en los tráficos que va a generar».
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