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El diputado de Acción Social , Sergio Murillo, reconoció ayer que no existe un sólo régimen de visitas para las residencias vizcaínas y pidió «compatibilizar el derecho» a esos contactos con familiares «con las medidas vigentes, como son la distancia de dos metros o la mascarilla». ... El propio Murillo admitió que «eso no es fácil en algunos centros», de forma muy especial en los espacios cerrados. Es lo que había denunciado la víspera la asociación de familiares Babestu. Que, pese a que el Gobierno vasco decretó el 5 de octubre el fin de las limitaciones, ese cambio no ha llegado aún a algunos centros. «Hay una gran disparidad y muchas diferencias» en el régimen que habilita cada dirección. «En algunas no se puede acceder a salones comunes, en otras no se puede ir a la habitación o se limita el tiempo de los contactos», explicó Iraide Urriz, presidenta de Babestu. «No parece normal que todo dependa de qué residencia te toque», lamentó.
El responsable foral confirmó que este mes su departamento ha informado a los centros de la eliminación de los límites que se establecían en el régimen de visitas, recordando que el Departamento vasco de Salud exigía todavía que se usen mascarillas y el cumplimiento de una distancia de dos metros en el interior. Hay que compatibilizar «el derecho a preservar la salud de los residentes y el derecho a que se garantice el bienestar emocional de los residentes».
La juntera de EH Bildu Arantza Urkaregi invitó a Murillo «a cumplir con su responsabilidad pública de garantizar las visitas en todas las residencias por igual». Urkaregi consideró que la situación actual dibuja un escenario de «discriminación», ya que algunas empresas «siguen poniendo límites» a esos contactos. Para el diputado, en cambio, las medidas adoptadas sirven para «evitar aglomeraciones». Y reveló que se han recibido «dos quejas».
La asociación de familiares Babestu denunció la existencia de una «gran disparidad y muchas diferencias» en el régimen que habilita cada dirección. Hasta septiembre, las residencias ofrecían tres visitas semanales y dos paseos terapéuticos. Sin embargo, antes había cónyuges y allegados que acudían a diario varias horas y eso todavía no es posible pese a que ya no debería haber restricciones. Las direcciones de los centros reconocen que «la comunicación de la Diputación deja bastante margen de interpretación» y hay quien la ve «algo ambigua porque habla al mismo tiempo de vuelta a la normalidad y de sectorizar los centros».
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