La Diputación ampliará el vivero de empresas de la Torre Bizkaia ante la alta demanda

El BAT es una de las grandes apuestas del Ejecutivo foral dentro de su estrategia por diversificar el tejido industrial e intentar convertir Bizkaia en una meca de las tecnológicas. El «Silicon Valley europeo», sueñan los más optimistas. El plan arrancó en 2018 con una batería de ajustes fiscales para intentar atraer al territorio talento y negocios en proceso de crecimiento, y dio un salto adelante con la creación del centro de emprendimiento.

El Gobierno foral alquiló posteriormente -paga 235.000 euros al mes- el antiguo rascacielos del BBVA, símbolo del poderío financiero de antaño, para convertirlo en el emblema del I+D+i. Lo 'vació', solo quedan las históricas vidrieras, y tras años de obras lo volvió a inaugurar transformado en un punto de encuentro para empresas, emprendedores con nuevas ideas, universidades, mecenas e instituciones. El objetivo foral es ambicioso: en 15 años quiere contribuir a la creación de 1.500 empleos y un impacto económico de 200 millones.

De las 21 plantas de la Torre Bizkaia las cinco primeras están ocupadas por la multinacional Primark. El BAT se extiende a lo largo de las cuatro siguientes -de la 6 a la 9-. Echó a andar en septiembre con una ocupación del 80% y para noviembre ya era del 95%. El proceso de ampliación se activó de inmediato, la ingeniería Idom se puso a dar forma a las nuevas instalaciones, y el concurso público para adjudicar las obras acaba de lanzarse.

El proyecto tendrá un coste de 7,6 millones y habilitará cinco plantas más del rascacielos, de la 10 a la 14. El BAT ganará casi 3.500 metros cuadrados de oficinas y otros servicios a añadir a los 4.000 que ya están en funcionamiento. La llamada 'Fase II' del centro internacional de emprendimiento estaba prevista desde el principio, pero en ningún caso que existiera la necesidad de ponerla en marcha tan rápido.

Pero es que la Diputación no se ha quedado ahí. Vista la alta demanda, el Ejecutivo territorial ya da por hecho que en el futuro necesitará más espacio así que también va a dejar encauzada la 'Fase III'. Aunque no empiecen a funcionar hasta que las oficinas inferiores se llenen, los pisos 15 y 16 también quedarán listos para cuando corresponda. Ahí estará el tope. Salvo giro de guion, la idea es que el BAT no 'suba' más arriba.

Las obras tienen un plazo de ejecución de 25 semanas, por lo que, si se adjudican al primer intento, la reforma estará culminada durante los primeros meses del año que viene. Va a ser un proceso relativamente rápido ya que dentro del absoluto lavado de cara al que se sometió al rascacielos cuando quedó en manos forales años atrás ya se dejaron medio preparadas todas las plantas para ir adaptándolas a las necesidades. ¿Qué quiere decir esto? Que las plantas sobre las que se ve a trabajar ahora tienen listas vigas y forjados, así que no hay que empezar de cero.

A los 400 trabajadores actuales del BAT, que abonan entre 200 y 300 euros mensuales por ocupar un puesto de trabajo en el rascacielos, se sumarán otros 95 por planta salvo en la 14. Este será un piso especial ya que, según los pliegos del proceso de ampliación, aparte de las zonas de encuentro y oficinas para 80 profesionales acogerá un txoko con cocina y mesas con capacidad para 22 comensales. Un excepcional comedor colectivo con vistas a Artxanda al que solo podrán acceder los trabajadores del BAT y para el que se prohíben usos comerciales. Dice el proyecto que solo podrán utilizar los fogones los empleados.

Las obras también van a aprovecharse para retocar las plantas que ya están en funcionamiento. Parece que hay estancias cuya distribución no satisface del todo las necesidades que se han ido detectando. Es el caso de la zona contigua al salón de actos de la planta 6, el gran punto de reunión de la torre.

Se echa de menos un espacio libre donde los asistentes puedan reunirse al salir del gran evento así que van a eliminarse tres salas de reuniones. A cambio se creará otra en otro punto del piso. En la 7, por contra, lo que va a crecer es la zona de coworking. Se utilizará para ello el espacio de la cafetería, en la que la barra de la cocina será «retrasada».