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La Diputación acaba de poner punto y final al despliegue de recursos que ideó hace meses para optimizar la asistencia a las víctimas de violencia sexual en Bizkaia. Después de inaugurar en diciembre el primer centro de atención en situaciones crisis -su ubicación es ... confidencial para salvaguardar la seguridad de las víctimas-, la institución foral ha puesto en marcha este viernes un segundo espacio de asistencia pública a mujeres que sufran algún tipo de agresión machista. Está ubicado en la calle Ledesma, en pleno centro de Bilbao, y ofrece dos tipos de servicios diferenciados.
El primero de ellos se centra en ofrecer información y asesoramiento a toda la ciudadanía que lo requiera, pero también se imparte formación a profesionales y atención psicológica individual a quien lo necesite. El segundo de ellos, por otro lado, está enfocado en el proceso de recuperación de las víctimas. Lo que se busca es que «las personas afectadas puedan proseguir con sus vidas después de una experiencia traumática». Al mismo podrán ser derivadas las personas que hayan sido atendidas en el centro de crisis, pero también todas las víctimas que necesiten una atención especializada. Además, la prestación cuenta con una atención móvil. Es decir, las trabajadoras podrán movilizarse hasta donde se encuentre la víctima en momentos de crisis.
El centro, presentado por la diputada de Empleo, Cohesión Social e Igualdad, Teresa Laespada, Miren Elgarresta, directora de Emakunde y Óscar Seco, director de Inclusión Social, cuenta con espacios diferenciados y salas de atención individualizadas para las víctimas. La «confidencialidad» estará asegurada en todo momento. Acompañadas por una veintena de profesionales especializados en diversas materiarias y bajo una «perspectiva feminista», serán las propias mujeres quienes «tomen las decisiones». «Pondremos a disposición de las mismas todo el elenco de profesionales que requieran, pero siempre respetando su decisión», ha asegurado Laespada. La víctima decidirá cómo y durante cuánto tiempo quiere acudir al centro, sin compromisos.
La puesta en marcha de este centro, «fruto del acuerdo institucional», complementa así a los tres tipos de atenciones que ofrece el servicio en su conjunto: el de la atención en crisis, la oficina ciudadana y la recuperación integral de las víctimas. Mientras que el primero de ellos estará abierto los siete días de la semana durante todo el día, a éste último se podrá acudir de lunes a jueves de 9 a 18 y los viernes de 8 a 1 horas. El contacto podrá realizarse de cuatro maneras: presencial, por teléfono (900 840 977), por correo electrónico (atencionviolenciasexual@bizkaia.eus) o a través de la página web del servicio.
Hasta el momento, las víctimas de la violencia sexual no contaban con un servicio de atención propio. Los servicios forales siempre han dado cobertura a las personas que acudían en busca de ayuda, pero éstas pasaban posteriormente a integrarse en los protocolos dispuestos para combatir las agresiones machistas. A partir de ahora, gracias al servicio de atención integral a víctimas de violencia sexual, éstas contarán con un itinerario independiente y serán atendidas por especialistas, muchos de ellos formados por Emakunde. Para la ejecución del dispositivo, la institución ha requerido de una inversión total de 2,5 millones de euros, 1,5 provienen de los fondos Next Generation.
El servicio supone una mejora en cuanto a la atención se refiere. Pero pese a los esfuerzos, la violencia sexual no cesa en Bizkaia. Y un claro ejemplo de ello está en los casos que ha asistido el servicio de atención en crisis durante los seis primeros meses del año. El espacio, que ofrece intervención continuada en situaciones de emergencia, información, asesoramiento e incluso alojamiento temporal en una de las cinco plazas disponibles (de ahí la importancia de que su ubicación sea secreta), ha atendido en apenas seis meses 263 consultas.
De las mismas, se han abierto 105 expediente y se ha iniciado el acompañamiento a la víctima se ha iniciado el acompañamiento. De este centenar de casos, 33 corresponden a agresiones en las que la persona agresora pertenece al entorno de la víctima (31%). Pero si a estos se le suman aquellos en los que la persona pertenece, en términos generales, al entorno de la mujer, el porcentaje alcanza el 70%. La situación es preocupante. Sobre todo si se analizan los datos por edades: un 12% de los expedientes corresponden a menores de 18 años, el 24% a jóvenes entre 19 y 30 años; de 31 a 40 años se han registrado el 27% de las agresiones, mientras que el 18% restante corresponde a aquellos mayores de 50 años.
El centro también ofrece una prestación en materia psicológica. Y en este sentido, de las 113 asistidas, 26 eran menores, una tasa «muy alta y que preocupa». Respecto a las personas adultas, 69 eran víctimas directas de una agresión sexual y 18 indirectas.
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